Pájaros de la duda.     Pájaros de la duda Por Adriana Vega Escenarios, Avenida Nueve de Julio y Plaza de Mayo. En un sitio, Plácido Domingo y en el otro, la Ma...

Pájaros de la duda.

 


 


Pájaros de la duda




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Por Adriana Vega



Escenarios, Avenida Nueve de Julio y Plaza de Mayo.

En un sitio, Plácido Domingo y en el otro, la Marcha de Madres, eventos importantísimos que crearon dicotomía entre arte y política para algunas  personas. ¿A dónde ir?

El jueves 24 de Marzo de 2011 se cumplían treinta y cinco años del terrorífico golpazo militar de Videla y Cía, de los más tenebrosos golpes que sufrió la Patria provocado por fuerzas armadas que diciéndose “sanmartinianas”, tiñeron  de sangre una generación que dió su vida por la verdadera independencia.

Los preparativos eran marchar con Madres y Abuelas a Plaza de Mayo cuando apareció, embriagando, un evento artístico que había solucionado temporalmente el problema sindical del primer coliseo, un Teatro Colón enlodado por las manos de Macri.  

Resultó muy digna la medida lograda por el famoso cantante y su acuerdo con músicos en justa huelga.

Las ausencias pueden acosar como llagas y la solución fue conseguir los ingresos para dar oídos al tenor y trasladarse desde la Plaza para acompañar el concierto.  

Las primeras filas fueron reservadas para invitados funcionales a la derecha vernácula, las gratuitas puestas a disposición por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para el público en general, sponsor del acto que, al mencionárselo como tal, recibió una de las más grandes rechiflas que deben haberse escuchado en la vida musical.


Detrás del vallado, presenciando el espectáculo y de pié, asistían millares de personas.

Tranquilizó la conciencia observar que no se era el único que resignaba a hora prudente la Plaza por el concierto, donde el músico y tenor español brindaría su acuerdo emotivo sin lluvia, durante la misma jornada en que se conmemoraba el Día de la Memoria.

A pesar del conflicto del Gobierno de la Ciudad con los trabajadores del Teatro Colón, el intérprete español tuvo su gran noche en Buenos Aires.

"Estamos emocionados viendo la respuesta que ha habido. No se ve dónde termina el público", dijo el estremecido cantante en el escenario montado al aire libre sobre la céntrica avenida 9 de Julio, olvidándose en ese momento de una mención al Día de la Memoria.

El concierto duró más de tres horas con Plácido dirigiendo e interpretando ópera, zarzuela, boleros y tango, acompañado por su exquisita partenaire, la intérprete femenina.

Como dijo Estela Carlotto, una abuelaza que repetidamente acierta en acciones y palabras, se obtuvo una fiesta de pueblo, aunque algunos desearan, como se escuchó de boca de una señorita hermosamente preparada por un periodista, que ese día se “festejaban” 35 años del Golpe de Estado.

Dice la prensa hoy : “Debido a que la función coincidió con el Día de la Memoria, Domingo se mostró también, en ese plano, preciso y entonado: aplaudió al público cuando vitoreó una mención a la jornada y estuvo acompañado, en primera fila, por un grupo de Madres de Plaza de Mayo.

Quienes estaban lejos y con algo de culpa por haber permanecido poco en la marcha patriótica, no llegaron a distinguir sus pañuelos blancos pero escucharon emocionados a quienes exigían  señalar la importante fecha.

Y así como la alusión al patrocinio del Gobierno de la Ciudad obtuvo chiflidos tan abundantes como aplausos recibidos por la orquesta, la gran ovación del público, de pié, fue para la referencia por parte del locutor sobre que el concierto se estaba realizando en el mismo día que se conmemoraba el de la Memoria, solicitada antes del anteúltimo bis por un artista que no descuidó notas en falso.  

Cuarenta años de carrera para el cantante y treinta y cinco del comienzo de la peor dictadura militar argentina. "El día que me quieras" cerró el acto con poca correspondencia entre  bandoneones y orquesta, remató Plácido con su Granada dejando al público huérfano del brindis de la Traviata, espacio que colmó con dos hermosos nietos sobre el escenario, metáfora que, disimulando lágrimas, se percibió como el símbolo de los nietos recuperados.

Para el gran músico español que cantó junto a la excelente soprano argentina Virginia Tola, la grandeza de la Orquesta Estable y la Filarmónica del Teatro Colón, hubo un doble mérito: logró realizar el concierto y entrar en la historia argentina.

Las palabras pueden crear dudas, pero no llevan antifaz.

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