Cuba se deshace de inútiles fardos. Cuba se deshace de inútiles fardos Por Lorenzo Gonzalo * Foto: Gentileza Virgilio Ponce Con alguna prensa ocurre como con los niños: si hac...

Cuba se deshace de inútiles fardos.



Cuba se deshace de inútiles fardos
















Por Lorenzo Gonzalo *

Foto: Gentileza Virgilio Ponce



Con alguna prensa ocurre como con los niños: si hacen ruido corremos para ver qué sucede y si no lo hacen nos preocupamos igual.

El gobierno cubano ha puesto en la calle a uno de los últimos presos, llamados de conciencia. Ha sido un proceso donde al parecer la Iglesia Católica jugó un rol importante en términos de conversar con las autoridades gubernamentales, lo cual indica a su vez la desaparición de las tensiones entre ambas instituciones.

El origen de las tensiones data de la época donde dicha Iglesia, asumió actividades políticas de tono contestatario y ocasionalmente apoyó la práctica insurrecta de ciertos grupos. Cuando dichas posiciones fueron abandonadas, comenzó un proceso de distensión que ha tenido un enorme beneficio para los creyentes y para la estabilidad social cubana.

A raíz de la detención de unas decenas de personas, que fueron detenidas por mantener relaciones y recibir ayuda de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, con el fin de desestabilizar al Estado cubano, los familiares de muchos de ellos recurrieron a la Iglesia, con el fin de llamar la atención internacional. Ciertas prácticas utilizadas por estos en ese entonces, obligaron a los prelados eclesiásticos a limitar sus actividades y a trazar una línea que impidiese identificar el reclamo de libertad que éstos hacían para sus familiares, con la posición política de la Iglesia.

Eventualmente la institución decidió acceder al reclamo de este grupo de su feligresía, quienes al parecer habían cumplido ordenadamente con las exigencias de no involucrar sus actividades espirituales con las políticas.

Como en tantas oportunidades, en todos los países donde tiene presencia la Iglesia Católica, por razones humanitarias, intercedió ante las autoridades del gobierno. Es una práctica común y conocida, empleada por todas las iglesias, de todas las denominaciones, en el mundo entero.


El resultado ha sido que todos los presos, con excepción de dos en estos momentos, han sido puestos en libertad y la mayoría optó por viajar a España. No es la primera vez que se llegan acuerdos de esta naturaleza entre los dos países. En época de Felipe González un grupo de la organización vasca ETA, que guardaban prisión por actividades insurrectas y empleo de violencia contra el Estado español, fueron enviado a Cuba, a petición de aquel Estado. En los acuerdos de liberación de los cubanos que habían operado con la Oficina de Intereses de Estados Unidos para llevar a cabo sus planes contra el Estado cubano, se usaron también los buenos oficios de España, y ha recibido a los presos que deseen abandonar el país. En el caso de España con los vascos, estos fueron obligados a abandonar la Península Ibérica como condición previa de la liberación. En el caso de Cuba parece que han existido presiones para que los presos liberados viajen al exterior, pero quienes han deseado permanecer, han podido hacerlo. Incluso han sido liberados y enviados a España, personas que no solamente conspiraron, como es el caso de quienes recibían ayuda de los estadounidenses, sino otros que habían cometido actos violentos de secuestros de naves y atentados dirigidos a esos fines.

En este contexto y durante el tiempo que duró el cumplimiento de las condenas de los detenidos, la prensa internacional ha reflejado reiteradamente las noticias que salen por el Nuevo Herald de la ciudad Miami.

Estados Unidos ha concentrado sus empeños de desestabilizar al gobierno de La Habana a través de una feroz campaña de prensa. En otros tiempos fueron el apoyo y financiación de actos de violencia, terror y sabotaje, instrumentados desde épocas de Kennedy, quien comisionó a su hermano Robert, fiscal general durante su gobierno, para fiscalizar la Operación Mangosta, un plan paramilitar dirigido a entorpecer al Estado cubano, a través de acciones clandestinas de tipo bélicas.

Las funciones de los últimos años de la prensa ha sido presentar la existencia de “presos políticos” cubanos, como una horrible mancha de humanidad. Nunca o pocas veces, hacen mención de la enorme cantidad de presos políticos, revueltas, protestas sociales y actos por el estilo que son diario denominador en la mayoría de los países que defienden como modelos de democracia. Pero no actúan de esa manera. El asunto es magnificar pequeños y aisladas ocurrencias de esta naturaleza que han sucedido en Cuba y que en gran medida, resultan estimuladas por la propaganda desinformativa de esos mismos órganos.

Hace unas horas, Cuba puso en libertad a uno de los últimos presos, por quienes muchos apostaban y en el fondo de sus corazones quizás deseaban, que no fuese liberado.

El Nuevo Herald publicó la noticia en primera plana pero no fue priorizada como en ocasiones anteriores. Esta vez estimaron que el desastroso tsunami ocurrido esta madrugada en Japón era más importante. Cabría preguntarse si la prioridad otorgada al desastre natural, por encima de una ocurrencia que resulta cotidiana en cualquier país, especialmente en los pobres y en desarrollo, fue por respeto a la objetividad periodística.

En esta oportunidad los periódicos de Europa, especialmente los principales rotativos de España, no hicieron mención alguna de la noticia. Los periódicos el País y El Mundo han sido reiterativos en presentar la cuestión de los “presos políticos cubanos” y las supuestas “violaciones de derechos humanos” en Cuba, casi todas las semana y casi todos los días, durante largas jornadas. Esta vez, el Nuevo Herald se quedó solo pero además ni siquiera éste le otorgó la importancia de otras veces.

Definitivamente para cualquier observador del asunto cubano, los acontecimientos de los últimos años, demuestran que ese país está enfrascado en una labor seria por reajustar todas sus estructuras, incluyendo con seguridad y por fuerza de los cambios que ya se están operando, las políticas.

La puesta en libertad de esos pocos presos que, por razones políticas, pero prestando servicio y sirviéndole a los intereses del gobierno estadounidense, actuaron en contra del Estado, es una prueba más de que el gobierno cubano está consciente que no existe otro interés en la ciudadanía, que aquel de buscar por vías legales, una solución a las ineficiencias. De lo que hay que hablar, cada vez más, es que las dificultades impuestas por el bloqueo de Estados Unidos, seguirán siendo un impedimento a un despegue sostenido.

La prensa tendrá que buscar nuevos chivos expiatorios. Me refiero a esa prensa que tiene muy poca honra por la ética periodística.

El silencio frente a los últimos presos liberados, cuya encarcelación presentaron con mucha fanfarria y durante mucho tiempo, como una tremenda conmoción política que ocurría en Cuba, nos hace pensar que las tácticas van a cambiar pero los propósitos van a continuar.

La supuesta actitud objetiva ante un hecho que ya perdió su importancia, no es un cambio, es un proceso para reponerse ante la partida que acaban de perder.

Ya se acabaron los presos políticos, ahora analizarán cómo relanzar al huelguista de hambre profesional que durante semanas llenó las primeras páginas de periódicos, al tiempo que otros huelguistas, por causas más merecedoras, agonizaban en otras partes del mundo sin que los lectores de esa prensa se enteraran.

Esperan además la reacción del último que hace unas horas pusieron en libertad. Si el hombre no ha rectificado ante la realidad y no ha sido capaz de comprender que existen mecanismos para mejorar las políticas y procedimientos seguidos hasta hoy en Cuba, pudiera ser un buen elemento para convertirlo en el héroe del momento.

Recordemos que esta prensa, como hemos dicho tantas veces, tiene la capacidad de convertir elefantes en mariposas. Todo depende que aparezca un ángulo donde las orejas del paquidermo puedan ser transformadas por una fantasía penosa y poco honrada.

Por lo pronto los acontecimientos indican que Cuba se deshace de inútiles fardos y continúa concentrando sus esfuerzos en sus obligaciones colectivas.

Hace falta que esa prensa, aunque sea de vez en vez, hable de estas cosas.

* Periodista cubano residente en los EEUU y subdirector de Radio Miami (www.radio-miami.com).

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