Por el Prof. Juan Carlos Sánchez, Director Editorial de Gacetillas Argentinas
El bombardeo incesante sobre la Franja de Gaza, como respuesta a un supuesto asesinato de tres jóvenes israelíes, constituye lisa y llanamente en la ejecución de un genocidio. En su gran mayoría, las víctimas son civiles y las fotos que se han publicado en las redes sociales dan cuenta de aquello que el Estado de Israel calificará de "daños colaterales" al igual que durante la invasión a Irak por parte del Imperio.
No es novedad la sociedad estratégica de los EE. UU. con Israel. Desde 1948, el Imperio necesitaba un enclave que le permitiera el control sobre Medio Oriente con un socio confiable. Las sucesivas guerras han ido reduciendo el territorio palestino, con el consiguiente saldo de heridos, personas con discapacidad y muertos. A pesar de las múltiples resoluciones de la ONU, el poder de veto y la impunidad garantizada permitieron que continuara la danza de la muerte en dichas tierras que hoy están otra vez azotadas por las bombas.
Si antes nada pudo hacerse mediante el multilateralismo, ahora se advierte claramente cual es su verdadera intención: proteger los intereses imperiales a toda costa. Y lo ha hecho muy bien, teniendo en cuenta la innumerable cantidad de conflictos bélicos durante el siglo XX y el presente. Solamente se ha podido detener alguno en forma parcial cuando las potencias dominantes en el Consejo de Seguridad intervinieron directamente para salvar las formalidades y evitar un desprestigio que ahora se torna evidente.
Palestina pudo ingresar como miembro a las Naciones Unidas, luego de una larga pulseada con el Imperio y el mismo Estado de Israel, por voluntad de los Estados miembros. Pero sus autoridades y su pueblo saben que ello es, apenas, un mísero reconocimiento a la luz de su derecho soberano al territorio que hoy está en manos de un verdadero ejército de ocupación.
En esta nueva andanada de bombas, a pesar de las declaraciones de Ban Ki Moon, Secretario General de la ONU, volvemos a advertir la pasividad del multilateralismo pese a las condenas expresadas a través de diferentes declaraciones de la hermana República de Cuba, Bolivia, Venezuela y otros Estados latinoamericanos, al igual que la República Islámica de Irán, Siria y China.
Desde 2011 se viene discutiendo la necesidad de reformular los organismos multilaterales en consonancia con los cambios geopolíticos que se vienen dando desde 1945. Desde lo económico a lo político, se advierte el creciente descrédito del FMI, del Banco Mundial, del CIADI y hasta de la misma OEA, sumándose la ONU que no tiene el peso necesario para solucionar los conflictos del pasado y del presente.
Lo que hoy ocurre en Gaza y Cisjordania debiera hacer reflexionar acerca de esta crucial cuestión. Multilateralismo para el imperialismo o multilateralismo para el socialismo. Esa era la cuestión que planteaba el Comandante Hugo Chávez Frías que, aún hoy, sigue vigente.
Y en nuestro país, lo más grave es que todavía no se condenó el genocidio llevado a cabo por las fuerzas de ocupación. Pero no extraña. El viraje hacia la derecha del kirchnerismo lo lleva a ser cómplice del imperialismo y hacer buenas migas con el sionismo a pesar de criticar al "anarco-capitalismo".
Sin embargo, esta visión es compartida por esa oposición sin ideas, la misma que protege a los fondos buitre y va a celebrar el 4 de julio en la Embajada norteamericana. La que también acompaña a la DAIA y a la AMIA, protegiendo sus contratos de asesoramiento en diversos organismos estatales.
Es hora de pensar en un multilateralismo que proteja los intereses de los pueblos, en lugar de aquel que permite la impunidad imperial. Pero es tarea de todas y todos, exigirlo a nuestros gobernantes para que ello se transforme en realidad.
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