Por Norberto Ganci, Director de "El Club de la Pluma"
En varias oportunidades hemos hecho referencia a la vertiginosidad que toman las noticias, la información, vinculada a la multiplicidad de situaciones que le imprimen a la cuestión comunicativa un ritmo más que acelerado.
Cuesta, en la mayoría de los casos, poder sostener un tema a lo largo de un tiempo determinado como para concientizar, analizar y conocer el desarrollo del mismo.
Además de la cuestión tiempo no debemos olvidar que las conveniencias del momento, la oportunidad para explotar tal o cual tema, mover al grueso de la población en una dirección determinada, también cuentan en esto de lo vertiginoso. Pareciera que lo acelerado y tumultuoso logra distraer la atención sobre otras cuestiones, tal vez, más importantes o de mayores consecuencias para el diario vivir.
Pese a los esfuerzos de los monopolios que durante mucho tiempo ocultaron los avances, persecuciones, hostigamientos, asesinatos provocados al pueblo palestino por parte del genocida gobierno nazi-sionista israelí, el genocidio iniciado a principio de julio del 2014 en la Franja de Gaza fue imposible de invisibilizar.
Y más allá de los intentos por posicionarse en puntos medios en relación a la información y las acciones diplomáticas, no han podido ocultar la atrocidad padecida por este pueblo, al que han condenado al exterminio con la complicidad del silencio y la inacción de muchos.
Al respecto, en las redes sociales, el Dr. Javier Garín se pregunta: “… ¿cuándo empiezan los juicios por delitos de guerra y contra la humanidad a las autoridades israelíes y norteamericanas? Ah, no, cierto que el tribunal penal internacional se creó para juzgar solamente a los criminales de guerra de los países pobres. Si son ruandeses, nigerianos o croatas, van a juicio. Si son yanquis o israelíes, reciben condecoraciones…”
Lo mismo ha ocurrido y ocurre respecto del Sahara Occidental; al respecto y para expresarlo de manera concreta, podemos rescatar algunas frases del abogado Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro: “…en los medios periodísticos de todo el mundo trascendió el pedido de disculpas de la ONU por su fracasada gestión en Siria. Rápidamente vino a mi memoria el drama del pueblo saharaui, un ejemplo claro donde la comunidad internacional mantiene un silencio cómplice ante las pruebas evidentes sobre las violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos. No solo en el pasado, donde se cometieron crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra, sino en la actualidad (…) intereses inconfesables están detrás del silencio informativo, que impide que el mundo conozca la dura realidad de los saharauis en los territorios ocupados y el terrible pasado de torturas, desaparición forzada de personas, represión indiscriminada y ataques armados a la población civil…” (1)
El ser reiterativos en estos dos temas enunciados en los párrafos anteriores, no es caprichoso, es plasmar de alguna manera parte de nuestras convicciones en esto de romper los cercos de la desinformación y el ocultamiento.
Y parte del ocultamiento que se practica, también tiene que ver con hechos acaecidos hace tiempo que han marcado a fuego algo de la memoria colectiva.
“…6 de agosto de 1945, hora de Japón, una bomba atómica de uranio de casi 9,000 libras de peso con el poder destructivo de unas 16,000 toneladas de TNT, hizo explosión, a 618 metros de altura, sobre el centro de Hiroshima, creando una fuente de calor superior a los 3,000 grados centígrados que mató a unos 100,000 seres humanos, y creó una nube radiactiva que provocó la muerte posterior de unas 50,000 personas más…” (2)
Pocos, contados medios han rescatado del olvido semejante crimen que tiene responsables, los cuales jamás han sido acusados, enjuiciados y condenados. Silencios cómplices se desparraman entre páginas y pantallas.
Las atrocidades ocurridas durante la última dictadura cívico - religioso - militar en Argentina y otras naciones de Nuestra Patria Grande, fueron durante un tiempo ignoradas por los medios hegemónicos, es más, en Argentina fueron cómplices de esa genocida dictadura.
Entre tantos crímenes cometidos, la apropiación de hijos e hijas de detenidos / desaparecidos fue casi una constante.
La Madres que se convirtieron en símbolo de resistencia y lucha dieron sus primeros pasos en la búsqueda de memoria, verdad y justicia. También lo hicieron la Abuelas que padecieron el desmembramiento de sus familias.
La prensa, tildándolas de locas, invisibilizaron su constancia en la lucha, su persistencia en la búsqueda.
La recuperación de la identidad del nieto de la Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, además de configurar la coronación de una de las tantas búsquedas, emite un claro mensaje a los criminales que se amparan en la impunidad: el tiempo es el último juez que condena y libera ante la soberbia humana…
Bien podríamos hacer un paréntesis aquí para referirnos muy brevemente respecto de la recuperación de la identidad del nieto Nº 114 que resultó ser el de la Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estella Carlotto.
No obstante haberse expresado muchos en relación al significado de este hecho trascendental para la lucha por la recuperación de la memoria y la identidad, podríamos considerarlo como un clarísimo mensaje para aquellos que han apostado al olvido. No hay olvido posible mientras la lucha persistente por la verdad se mantenga viva.
Se asumía, en pasadas décadas, que no era necesario escarbar tanto, que de nada valía el esfuerzo, que el genocidio perpetrado se había tragado la historia de miles. Pero no fue así, la tenacidad con la que tanto Madres como Abuelas emplearon para exigir la restitución de las existencias robadas, nos han dado una enorme lección a todos en todos los rincones del planeta; han plantado el ejemplo de la no claudicación a pesar del tiempo transcurrido, los desprecios, las hipocresías.
Al respecto, fueron muchos y continúan sumándose, los que expresan el compartir la felicidad por semejante acontecimiento. Muchos de ellos con cabida mediática fundamentalmente en medios afines a estas reivindicaciones; no obstante hubo una expresión al respecto que ha sido ignorada, la del representante del Frente Polisario y de la República Árabe Saharaui Democrática en la República Argentina, Salem Bachir.
Por supuesto, cómo habrían de “registrar” y “difundir” tal expresión si, por ejemplo el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina “recomienda no hablar o hacer referencias al Sahara si se visita Marruecos…
Esa recuperación identitaria pudo, en parte, ocupar la atención de mucha gente, la misma que días anteriores no dejaban de observar el vuelo y la carroña de buitres y otras alimañas depredadoras; y la vertiginosidad de los hechos, según lo plasman los titulares, tomó rumbo hacia una renovada controversia: la revisión de un fallo condenatorio a un grupo musical, Callejeros, por el incidente conocido como “La Tragedia de Cromañón” que cobrara la vida de ciento noventa y seis personas, jóvenes en su mayoría.
Buitres, Callejeros y Nietos desfilaron con opuestas expresiones en la mayoría de los medios. Las atrocidades contra los pueblos palestino y saharaui dejaron de ser “noticia”, como tampoco lo son las víctimas por el ébola en África, México y EE. UU. donde: “…La propagación del ébola en EE. UU. es "inevitable" debido al elevado número de vuelos comerciales que hay en la actualidad, afirmó un alto funcionario de salud estadounidense. Sin embargo, agregó, es improbable que el brote se convierta en epidemia...” (3) aunque: “…Mientras aumentan las víctimas de Ébola, se agudiza la paranoia desde las corporaciones mediáticas (que también ha permitido distraer la atención internacional sobre verdaderas masacres como la que ejecuta el gobierno de Israel contra Palestina), suben las acciones de las farmacéuticas en la bolsa…” (4) A alguien le sirve esta distracción…
Como de seguro, y ya sabemos a quién le beneficia ignorar esta noticia, “…un juez concedió un amparo a indígenas y campesinos de Yucatán por medio del cual se suspendía la siembra de soya transgénica en la región por parte de la empresa Monsanto…” (5)
La manipulación mediática mezclada con la avalancha informativa, condicionada, tergiversada, no hacen más que desviar la atención de aquello que verdaderamente nos está perjudicando. La pérdida de noción de cómo somos instrumentos de un macabro plan de dominación y exterminio, les facilita y agiliza la consecución de sus propósitos.
Desmantelar los aparatos y mecanismos de desinformación, logrando poner a consideración y conocimiento de la mayor cantidad poblacional todo aquello que creemos necesario transmitir, es una tarea que desde medios alternativos venimos intentando con variados resultados.
En estos tiempos, gracias al trabajo consuetudinario y los pronunciados avances en materia tecnológica comunicacional, los desafíos son aún mayores y nos obligan a redoblar los esfuerzos para ganar la batalla informativa.
Y en la vorágine comunicacional, como así en la editorialización de ideas, posiciones, contenidos, suele ocurrir la necesidad de darnos con algo que despierte, algo que llame la atención, un “hallazgo”. Por ello, hay innumerables exposiciones que pretenden lograr en aquellos que leen o escuchan, una impresión, un comentario aprobatorio o contrario.
En ese afán de lograr instalar el “hallazgo” se suele perder la acción o tarea de informar; casi como cuando no se continúa un tema determinado.
Ello nos demuestra de que “no hay hallazgos”, no hay novedad discursiva, lo que existe es una continua repetición de estrategias distractivas para des-focalizar aquello que en realidad pueda contribuir a concepciones colectivas sobre determinadas realidades.
Se hace un ejercicio cotidiano tendiente a lograr la “espectacularidad” en lo que se dice o se muestra, sin importar en realidad ni aquello que debe transmitirse, como tampoco sus destinatarios. Y más aún, se impide la posibilidad de lograr un efecto comunicacional recíproco, es decir con la respuesta o devolución del supuesto destinatario para alimentar o fortalecer los mensajes.
Si bien la recuperación de un nieto, sea de quien sea, es importante a nivel personal de los individuos involucrados, como así también para el conjunto de nuestra sociedad por eso de la identidad, la historia... Si bien ello es importante, tanto también es importante la recuperación de la identidad y la historia robada a los pueblos originarios que, según se desprende de los tratamientos de la información, no cuentan, no contaron y esperemos alguna vez cuenten...
Por ello, debemos asumirnos constructores de una alternativa comunicacional fuerte, creíble, convincente, instalando señales y titulares surgidos desde la propia sociedad que es la que genera “la noticia”, rompiendo con la falaz acepción de la conveniencia del momento.
El momento oportuno es el ahora, aquí, en cada rincón, en cada espacio y los hacedores de la información somos “nosotros” junto al “otro”.
Como siempre, de nosotros depende.
Que así sea.
Notas, referencias y material consultado
(3) http://actualidad.rt.com/actualidad/view/136390-propagacion-ebola-eeuu-inevitable
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