Por Luis Ernesto Ruiz Martínez
El pasado domingo (03/08) la agencia de noticias AP volvía a destapar la “caja de Pandora” en que se han convertido las acciones de la USAID en toda la región y en particular en Cuba. Sospechas aparte, pone sobre el tapete todo un programa desarrollado en Washington para subvertir el orden establecido en la isla. Las nuevas revelaciones sobre el empleo de jóvenes latinoamericanos para “fabricar” líderes demuestran que están buscando nuevas variantes, pero el objetivo principal sigue siendo destruir la Revolución Cubana.
De lo que he leído sobre esta nueva estrategia de los halcones del norte destaca la evidente desconfianza que despiertan los “líderes” y grupos de la contrarrevolución interna. Es imposible ya confiarles misiones de este tipo, lo que no solo lo decimos nosotros y lo reiteran ahora sus “jefes”, sino que ha sido documentalmente demostrado hasta por los cables revelados por Wikileaks. Es un secreto a voces el compromiso con la SINA y con otras dependencias diplomáticas en Cuba.
Aunque algunos pretenden ahora demostrar la “inocencia” de los jóvenes involucrados en los hechos denunciados, es evidente su vinculación con servicios de inteligencia norteamericanos. Basta leer las propias notas de la AP para comprobar el uso de vías de comunicación secretas, encriptación de los datos, búsqueda de información de inteligencia sobre la sociedad cubana o el empleo de códigos en las comunicaciones.
En más de una ocasión he alertado de los peligros que representa la ingenuidad en materia de información. La realidad vuelve a darnos la razón en cuanto a la manera en que están operando los vecinos del norte dentro de Cuba. No podemos desconocer que existe un macro-plan muy bien pensado que por momentos deja ver algunos de sus tentáculos.
La agenda mediática intenta mostrar hoy a la USAID como la benefactora y Alan Gross como el viejecito honesto que llegó a Cuba para ayudarnos a resolver nuestros problemas de conexión. El contratista Gross, cuya implicación en los hechos fue debidamente probada, violó las leyes de una nación soberana aunque los medios pretenden mostrar otra realidad.
Las nuevas denuncias confirman que toda oportunidad es aprovechada para el desarrollo de la subversión, no importa cuán sensibles sean los temas o problemáticas que las motiven. En esta ocasión la influencia se dirigió a jóvenes vinculados a talleres para la prevención del VIH, un tema al que el gobierno cubano le dedica enormes recursos y en el que los resultados obtenidos son muestra de una voluntad política para el respeto del principal derecho humano: la vida.
Otra vez el velo del fracaso cae sobre los planes desestabilizadores contra Cuba, pero no podemos creer que terminen con estas revelaciones. No creo que muchos sigan creyendo el cuento de que la USAID sea una agencia para la ayuda al desarrollo en nuestras naciones, hay demasiadas evidencias de que sus propósitos tienen un marcado carácter injerencista y violatorio de las leyes cubanas e internacionales.
Ante el avance de los procesos integracionistas en la región, los “chicos de Washington” intentar generar conflictos entre nuestros pueblos. Ahora los protagonistas de sus “gestos humanitarios” son jóvenes latinoamericanos cuyas conductas contrastan con la de los miles que se han formado en universidades cubanas y que hoy sustentan muchos de los programas de beneficio social que se implementan en el continente. Esos son los que hacen posible el verdadero cambio que necesitamos.
Como veo las cosas no dudaría que siguieran saliendo a la luz pública nuevas revelaciones. Todo indica que lo mejor está por llegar.
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