Por Oswaldo Quispe Caso, desde la cárcel de Ezeiza
(APL) Llevo más de 8 meses en la cárcel de Ezeiza, Buenos Aires, Argentina. Los días y las noches pasan tras las rejas, pero los hombres, los seres humanos, tenemos pensamiento y convicción. Y estas rejas lacerantes templan nuestra fuerza moral, no las quiebran, las refuerzan. Todo luchador social y revolucionario ha sufrido persecución, muerte o prisión, pese a ello no nos intimida, sino que nos reafirma.
Es la historia de los hombres que luchan por causas justas, de aquellos que sufren todo el embate y el odio de una cobarde clase social que usa sus huestes, su sistema político y jurídico para amordazar nuestra rebeldía. Este sistema capitalista genocida y represor, es el mismo que llevó a la horca a los obreros de Chicago para impedir que se logren las justas 8 horas de trabajo. Los asesinaron buscando justificaciones y armándoles causas. Ese el estilo del sistema, ese es su método.
Hoy, el gobierno peruano y su política de estado represor pretenden extraditarme, soy director de la revista Perspectiva Internacional, se nos acusa ser un medio periodístico que “apoya al terrorismo”, se me arma una causa acusándome de hechos montados y amañados. Pero lo concreto es que el sistema jurídico peruano tiene una lista de 9 mil requisitoreados con el delito de “terrorismo”, y usan esto para perseguir a toda oposición popular y, en mi caso, por lo que represento, el objetivo es desaparecerme.
Según ellos y para sentar precedentes en amordazar toda prensa popular y queden llanos sus impunes crímenes. En especial este gobierno de Ollanta Humala (ex Capitán Carlos), que realizó en 1992 (dentro de la dictadura de Fujimori) un Informe de Eficiencia del Oficial (IEO), detallando en su anexo explicatorio” de “operaciones sobresalientes”, donde él participó en las “OPNS” Operaciones Especiales, en marzo de ese año, en el marco de la denominada Operación Cuchara”. La misma fue descripta por la maltrecha Comisión de la Verdad -en su Informe Final-, como “acción violatoria de los derechos humanos”. ¿Qué se hace para juzgar ese hecho, qué hace la justicia peruana? Nada.
Ollanta Humala tendría que judicializarse por sus crímenes pero hoy es representante de los intereses del imperio norteamericano y la reacción peruana, por eso su interés de estructurar una ola macartista para tapar con un manto de impunidad los crímenes del Estado peruano.
¿Qué garantías hay de un juicio justo en el Perú? Ninguna. Todo acusado por terrorismo está destinado a morir en las cárceles. Así lo han establecido.
Queda al juez en Argentina una sentencia política que definirá si avala al Estado peruano, aquel Estado violador de los derechos humanos y del pueblo. Las decisiones de un juez tienen una responsabilidad ante la sociedad y la humanidad. Por caso, un pueblo como el argentino -que sabe las diferencias entre justicia y ley-, está hoy acosado por el poder de los fondos buitres y el juez Griesa, que con su sentencia pretende llevar a un pueblo a la sumisión política y económica ante un puñado de bestias capitalistas.
Demostrado está que el papel de los jueces es político, sus sentencias emanan ello, no están exentas de ello. Está en sus manos, doctor Sebastián Casanello, no solo mi vida, sino la vida de un pueblo que sufre el marcartismo a diestra y siniestra. En sus manos entonces, está la historia de un hombre y un pueblo.
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