Por Mario Mazzitelli *
Nuevamente mi punto de vista choca con una mayoría aplastante que solo ve aspectos negativos en el fallo del juez Griesa. Lo descalifica el gobierno de Cristina, su miembro en la Corte Eugenio Zaffaroni, y una lista interminable de personas y sectores a nivel local y mundial. Nada más cómodo que subirse al aspecto siniestro del hombre, su edad, sus pocas luces -que se apagan como una vela-, su ideología de derecha, su defensa irrestricta e irresponsable de la propiedad privada, sus vínculos con el partido republicano y su actitud sumisa a los despreciables fondos buitre.
Sin embargo creo que hay un punto interesante; que hace días estoy esperando desarrollen economistas, políticos o juristas destacados; que consiste en que el fallo se sostiene en dos premisas positivas:
1.- Los Estados Nación no quiebran y 2.- Deben pagar el 100% de su deuda.
Si esto resulta aceptado el riesgo de las deudas soberanas desaparece por completo. Riesgo 0. Cualquier tasa (tanto %) por 0 (cero) da 0 (cero). Por tanto la tasa de interés queda reducida a la de aquellos países cuyo riesgo se desestima por parte de los acreedores y cuyas variables son manejados con criterio político-económico por parte de las autoridades de dichos países.
Ejemplo: De manera soberana la Reserva Federal de los EE. UU. maneja la suba o la baja de las tasas de interés conforme debe alentar la economía o enfriarla si considera que esta se acelera. Así después de la crisis desatada en 2008 inyectó ingentes cantidades de dinero, al mismo tiempo que bajo las tasas de interés para estimular el consumo y la inversión. Ellos toman en cuenta la utilización de la capacidad productiva instalada, el nivel de empleo, la ganancia de las empresas productivas, la garantía que en cualquier circunstancia los bancos siempre ganen, etc.; buscando la optimización de sus recursos. Racionalidad en el mayor nivel posible. En los últimos años las tasas de interés se mantuvieron cercanas a 0 (cero) y de todas maneras siguieron absorbiendo depósitos por la tranquilidad de saber que EE. UU. no quiebra y paga el 100% de su deuda. No existe sobretasa por riesgo país.
Insisto ¿Por qué nuestros países pagan esa sobre-tasa? Porque no somos confiables y se armaron unas empresas llamadas “calificadoras de riesgo” que, vaya a saber con qué criterio, le adjudican a los distintos países un “riesgo” -medido en puntos- que indica: cuanto más cara que la tasa de interés de los EE. UU. debe ser considerada por un inversor, a la hora de prestarle a un país “poco confiable”, para que se justifique el “riesgo” de no cobrar o cobrar tarde y mal. Uf !
Quiero agregar que el fallo del juez Griesa induce a pensar que el único elemento que puede resultar diferenciador en una reestructuración de deuda soberana es el factor tiempo. De manera que una reestructuración debiera contemplar el 100% del capital, más la tasa de interés sin riesgo y lo que resulte del tiempo razonable en que el país deudor considere puede afrontar con solvencia su compromiso.
Las calificadoras con sus sobre-tasas deben quedar para las empresas (y en todo caso los gobiernos -si se quiere-), pero nunca para los países. Esto surge lógicamente del fallo.
Se dice por ahí:
En una nota publicada en el día de hoy (04/08/14) en el diario La Nación con la firma de Jorge Oviedo, se sostiene: “El Gobierno y muchas voces del exterior, incluida Anne Krueger, del FMI, dicen que casos como el argentino y el fallo en favor de los que no aceptaron el canje ponen en riesgo reestructuraciones futuras de deuda soberana. Que hasta la plaza de Nueva York corre el riesgo de perderse el negocio de que se emitan bajo su jurisdicción bonos originales o los que surjan de una reestructuración. Lo han dicho periodistas de The New York Times y hasta el propio premio Nobel Joseph Stiglitz, muy cercano al Gobierno y miembro del consejo del Observatorio Argentino, una iniciativa de la New School of Economy.”
Este párrafo con distintas formas o protagonistas lo hemos leído en reiteradas oportunidades, en distintos artículos, los últimos días. Lo paradójico es que coincida el gobierno argentino, con Anne Kruegger del FMI, con The New York Times, etc. etc. Alguien debe estar equivocado, porque a priori los intereses y los principios que se defienden son distintos.
Ocurre que mientras unos ven el corto plazo, otros están poniendo el ojo en el mediano y largo plazo. Y la estrechez de miras de un juez de Nueva York se circunscribe a un hecho puntual de corto plazo. Con ventaja para los buitres y en detrimento de la Nación Argentina, es cierto; pero al mismo tiempo desestabiliza uno de los pilares sobre los que se construye la arquitectura financiera internacional. Esto lo están viendo con claridad para el mediano plazo los observadores más agudos, que, entre otros perjuicios observan como la mismísima “plaza de Nueva York corre el riesgo de perderse el negocio”. Y para el largo plazo el principio de ausencia de riesgo para los créditos concedidos a los Estados Soberanos.
Es probable que si sabemos utilizar el fallo con inteligencia, no resulte tan desafortunado como se lo observa en estos días.
Finalmente una aclaración para algún mal pensado. Esta observación va en línea y se complementa con las notas anteriores. No significa ningún cambio de opinión sobre el fondo de la cuestión (el fraude de la deuda) y solo busca aportar otro grano de arena en esta ardua lucha de defender los intereses de nuestro país inserto como apéndice dependiente y periférico en un orden cuyos centros gravitatorios se encuentran a varios miles de kilómetros de nuestra Capital Federal.
* Secretario General del Partido Socialista Auténtico
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