Por Marco León Calarcá
Arriba los pobres del mundo
de pie los esclavos sin pan
y gritemos todos unidos
viva la internacional
agrupémonos todos
en la lucha final
y se alcen los pueblos
por la internacional
Fragmento de La Internacional, Himno del proletariado mundial
La afirmación, “La única razón por la que las Farc están sentadas en La Habana es porque las Fuerzas Militares y de Policía los llevaron a tal punto que vieron que la única salida era la negociación política” de Jorge Enrique Bedoya, viceministro de Defensa para las Políticas y Asuntos Internacionales, corresponde a una de las fantasías repetida por el establecimiento y sus medios, tantas veces y hace tanto tiempo, hasta darla por cierta y tratar de imponerla.
Para quienes, como el señor Bedoya, tienen un ángulo cerrado en la calificación y visión de las conversaciones, aquellos que desde la comodidad de sus escritorios no vacilan en atizar la confrontación y colocar palos en la rueda de los eventuales Acuerdos, todo depende de la guerrilla, los ritmos de La Mesa,el tiempo y los avances son su responsabilidad, las negativas calificaciones en las encuestas está en sus manos.
Gran error y tamaña equivocación, a través de la cual se explica la visión de la Mesa de Conversaciones como un proceso de capitulación y sometimiento, y no escenario de diálogo constructor de Paz.
Desconocer la voluntad política de las FARC - EP en torno al tema de la necesaria paz con justicia social conlleva a exigencias irreales que atascan el proceso y lo ponen en peligro.
Una guerrilla propositiva sobre la base de los aportes de las mayorías nacionales, cuyas propuestas mínimas no encuentran respuestas, y son mínimas porque la insurgencia hace la clara diferencia entre su programa revolucionario y lo lograble con el propósito de parar la guerra, no está derrotada señor Bedoya, no está en la Mesa obligada por la presión militar, está construyendo caminos de paz por convicción.
Ese pensar con el deseo de los señoritos de la guerra,ese buscar el ahogado aguas arriba, que se intenta sembrar en el imaginario a través de los grandes medios de comunicación,solo produce daño, pues las soluciones planteadas desde esa óptica obtusa nunca permitirán construir la patria que nos merecemos todos y todas.
Lo sensato es aplicarse en el avance de Acuerdos tal como lo manifiesta la guerrilla.
Son las partes, en igualdad de condiciones, las responsables del devenir exitoso o no de la Mesa de Conversaciones en La Habana, el eventual Acuerdo Final debe ser una construcción conjunta donde se incluye al pueblo y sus organizaciones y la Asamblea Nacional Constituyente el mecanismo de refrendarlo, porque así, por fin, se abre paso a la participación del soberano, que en este momento se moviliza para exigir definiciones contundentes en torno a la salida no violenta a la guerra.
No es posible separar de la búsqueda de la paz, las condiciones miserables de vida de las pobrerías, producto de la falta de oportunidades asociada a los problemas de trabajo, educación, salud y alimentación, tampoco los problemas ambientales, ni los culturales, menos la corrupción y la impunidad reinantes. Ese futuro es el que debemos fundar a partir de un verdadero tratado de paz.
Nota: La mentira nunca es argumento válido y habla mal de quienes la utilizan, cuando lo hacen conscientemente calumnian y es negligencia cuando lo hacen por desinformación.
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