Día Internacional de los Trabajadores / 1º de Mayo (Latitud Periódico) Por Juan Carlos Cena * Recordar los aniversarios de lucha del Movimiento obrero y los momentos más duros por los que pasaron, sufrie...

Día Internacional de los Trabajadores / 1º de Mayo (Latitud Periódico)

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Juan Carlos Cena

Por Juan Carlos Cena *

Recordar los aniversarios de lucha del Movimiento obrero

y

los momentos más duros por los que pasaron, sufrieron y lucharon

A 125 Años de los Mártires de Chicago

A 39 de la última dictadura cívica militar

Se cumplen 125 años de esa primera revista de fuerzas del proletariado en el ámbito internacional, repetida empecinadamente año a año, a veces en condiciones muy difíciles, enfrentando feroces represiones de las clases dominantes, el proletariado en la mayoría de los países del mundo, así como en la Argentina, lograron imponer ese día como su Día Internacional, es la jornada dolorosa que recuerda y rememora a los Mártires de Chicago.

El llamamiento a la huelga general por tiempo indeterminado que comenzó el 1º de mayo de 1886 en varias ciudades de Estados Unidos, decía:

“Un día de protesta contra la opresión y la tiranía, contra la ignorancia y la guerra de todo tipo. Un día en que comenzar a disfrutar ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso, ocho horas para lo que nos de la gana”.

Esta lucha por la jornada de trabajo venía siendo impulsada desde de 1860 por la Asociación Internacional de Trabajadores a propuesta de Carlos Marx, fundador del socialismo científico junto a Federico Engels.

Por ello, el 1° de Mayo se conmemora el Día Internacional de los Trabajadores, como fue instituido en 1889 por el Congreso obrero de París (Francia), en recordación de los mártires de Chicago, los obreros asesinados por la burguesía yanqui, uniendo en una sola fecha en todo el mundo el reclamo por la aplicación legal de la jornada de 8 horas. En ese Congreso internacional estuvo un argentino, Alejo Peyret. Al año siguiente, en 1890, los trabajadores en nuestro país conmemoraron ese día junto a los trabajadores de la mayoría de los países de Europa y América, con actos en Buenos Aires, Rosario, Chivilcoy y Bahía Blanca.

Pero las clases dominantes y sus delatores en el movimiento obrero, le cambiaron el nombre llamándolo Día del Trabajo, en su intento por suplantar la verdadera naturaleza reivindicativa de los trabajadores por el de un contenido de “fiesta”, de un feriado más en el almanaque.

En este sentido es sustancial hablar de la Comuna de París, en 1871, el primer gobierno obrero de la historia. Pese a su derrota, las semillas de la Comuna germinaron en el movimiento obrero estadounidense que se unificó en la reivindicación de las 8 horas. Simientes que brotaron en América Latina y en tierras Argentinas, injertándose con otras corrientes políticas e ideológicas. Amalgama que amasó la clase obrera argentina protagonizando a través de los tiempos grandes luchas obreras y populares.

El día 13 de mayo comenzada la huelga de 1886 en una parte de Estados Unidos, de inmediato se inicia la sangrienta represión de las clases dominantes yanquis, alcanzando su mayor barbarie en la ciudad de Chicago. La policía cargó sobre los manifestantes, estos respondieron con los elementos que tenían para defenderse en este tipo de movilizaciones, desatándose una batalla, hubo muchos muertos por ambas partes. El gobierno declaró el estado de sitio, allanando domicilios y deteniendo a centenares de trabajadores, sometiéndolos a juicios fraguados. Cuatro de esos trabajadores fueron condenados a muerte, fueron ahorcados el 11 de noviembre de 1887:

Adolfo Fischer, George Engels, Albert Parsons y Augusto Spies. Estos cuatro compañeros fueron los mártires de Chicago. Murieron proclamando su convicción en la victoria definitiva de la clase obrera.

“Si creéis que ahorcándonos podéis acabar con el movimiento obrero. El movimiento del cual los millones de oprimidos, los millones que trabajan en la miseria y la necesidad esperan su salvación, si ésta es vuestra opinión, ¡Entonces ahórquenos! Aquí pisoteáis una chispa, pero allá, detrás de vosotros, frente a vosotros, y por todas partes, las llamas surgirán. Es un fuego subterráneo. No lo podéis apagar”.

Albert Spies (ejecutado en Chicago el 11 de noviembre de 1887)

UNA JORNADA EN TODO EL MUNDO Y EN NUESTRO PAÍS FUE EMOTIVA: LOS ORADORES HABLARON EN CINCO IDIOMAS

En 1888, el Congreso de la Federación Americana del Trabajo decidió organizar una manifestación en todo el país para el 1º de mayo de 1890.

En 1889, a propuesta de Federico Engels, el Congreso Internacional de París adoptó esa fecha para manifestar en todos los países y ciudades a la vez. La lucha por la jornada legal de 8 horas, fue una lucha política porque enfrentaba al poder de las clases dominantes, unió a los trabajadores de América y Europa. Por ese fenómeno Federico Engels escribió que el 1º de mayo de 1890: “hoy el proletariado de Europa y América pasa revista a sus fuerzas, movilizadas por primera vez en un solo ejército, bajo una sola bandera y para un solo objetivo inmediato: la fijación legal de la jornada legal de ocho horas, proclamada ya en 1866 por el Congreso de la Internacional celebrado en Ginebra y de nuevo, en 1889, por el Congreso obrero de París.

Así, desde 1890 el 1º de Mayo, es el Día Internacional de los Trabajadores, una jornada de unidad y de lucha. El día en que la clase obrera de todos los países del mundo pasa revista a sus fuerzas y renueva su compromiso de disputa por la emancipación, hasta poner fin a la explotación del hombre por el hombre.

En este 1º de mayo debemos apelar a la Memoria para derrotar al olvido, porque el olvido es una herramienta de la clase dominante. Nos quieren imponer el olvido para que vivamos un presente perpetuo, sin pasado ni futuro, sin esperanzas ni sueños ni utopías y, así, explotarnos de la cuna a la tumba.

Apelar a la memoria en este 1º de mayo es recordar a nuestros luchadores desde Espartaco hasta nuestros días. Es decir, a todos nuestros mártires, desaparecidos, inmolados que lucharon por los derechos humanos, lidia que tiene que ver con la resistencia a la explotación de hombres, mujeres y niños en forma descarnada, por el derecho a la salud, a un salario justo y digno, al descanso, al estudio, a la recreación y así… a ser hombres y mujeres libres. Recordarlos, pero a la vez rendirles cuenta a todos los luchadores muertos, sacrificados, asesinados y desaparecidos, que fue lo que hicimos desde sus abnegaciones, y si realmente merecemos pertenecer a la estirpe de la clase obrera.

El capitalismo se nutrió, desarrolló y expandió a expensas de la explotación descarnada de los trabajadores. El movimiento obrero se fue formando y organizando como espacio reivindicativo en la medida que la explotación alcanzaba límites intolerables.

Las luchas de los trabajadores ingleses, los cartistas, el papel de los luddistas, en plena revolución industrial, fueron dando forma a la identidad de la clase obrera. Las huelgas por la jornada laboral en los países manufactureros se acentuaron en la primera mitad del siglo XIX.

En 1884 federaciones de trabajadores estadounidenses y canadienses se reunieron para definir un plan de lucha por la jornada laboral de ocho horas. A tal efecto decidieron que, el 1º de mayo de 1886, se declarara un paro general y se impulsaron movilizaciones en los distintos enclaves industriales y ciudades.

Esta acción adquirió tal magnitud que muchos patrones se avinieron a conceder esta conquista. La respuesta del poder económico no se hizo esperar. Pocos días después, el 4 de mayo, durante un acto anarquista en la plaza Haymarket de Chicago, estalló una bomba y murió un policía. Los dirigentes obreros fueron enjuiciados y cinco condenados a muerte. Fueron asesinados en 1887.

El Segundo Congreso Internacional Obrero convocado en París, en 1889, resolvió, como tributo a los mártires de Chicago, conmemorar esa gesta declarando el 1º de mayo "día internacional del trabajo" y definirla como día de paro general en el marco de la lucha por la jornada laboral de ocho horas.

A partir de 1890 se desplegaron las banderas proletarias y las consignas por la dignidad de los trabajadores. Fueron los trabajadores organizados quienes comprendieron que el menoscabo del ser humano en la explotación implicaba un avasallamiento. En ese sentido procuraron y obtuvieron sustanciales mejoras en las condiciones generales de trabajo.

EN LA ARGENTINA: EN EL PRADO ESPAÑOL Y EN OTROS LUGARES

En nuestro país se conmemora el 1º de mayo en 1890 en el Prado Español. Entre 2.000 y 3.000 personas asisten, allí se escuchan discursos en castellano, italiano, francés y alemán y más de 7.000 personas firman un petitorio en demanda de la jornada de 8 horas. Actos similares se realizaron en Rosario, Bahía Blanca y Chivilcoy.

Hasta 1890 la oligarquía argentina se mostró indiferente con el movimiento obrero. Pero cuando manifestó su adultez, La Nación, El Nacional y La Prensa, mostraron su preocupación y reclamaron el disciplinamiento de los sindicalistas… Desde esos tiempos, hasta la fecha, un vector represivo atraviesa al movimiento obrero sin pausa, en forma metódica y permanente.

En todos los gobiernos, de una manera u otra, la clase obrera y el pueblo fueron reprimidos en nuestro país. La represión más feroz fue durante la dictadura cívico militar de 1976.
Han transcurrido 39 años del golpe genocida. 39 años donde los trabajadores fueron la presa más valiosa a reprimir y aniquilar por esa jauría de militares y de civiles que propiciaron y financiaron, en representación de los factores de poder económico, el escarmiento feroz a la clase trabajadora antes del golpe militar.

Desde ese momento comienza, una vez más, la resistencia obrera que resiste y enfrenta a tanta brutalidad desatada y que afecta a todo el pueblo. Fueron tiempos oprobiosos, tiempos de negaciones y afirmaciones como resistencia. Espacio temporal donde el terror se enseñoreaba por toda nuestra geografía para doblegar al otro. Los trabajadores resistieron y enfrentaron en miles de modalidades diferentes a la dictadura cívico-militar.

Después de 8 años los militares se refugian en sus cuarteles. Sí, se refugian. Pero han dejado el terreno abonado de terror y mediocridad, la sociedad está blanda, al decir de John W. Cooke, para que la explotación continúe. Podemos inferir que la lucha continuó en el marco de estas democracias "relativas", en otras formas y modalidades.

En el contexto de estos "gobiernos débiles", y en nombre de la democracia y la república se proclama que para no desestabilizar este nonato proceso democrático, la clase obrera y el pueblo deben dejarse expoliar. Los políticos cipayos fueron cómplices y aportantes con sus discursos, a este tramposo reclamo. Por otro lado, un conjunto de intelectuales anidados en las fundaciones, en las universidades donde anidó el huevo de la serpiente, junto a profesionales, políticos genuflexos y cobardes, más los dirigentes gremiales con una prosapia histórica de traidores y entregadores fueron cómplices necesarios para esta fiesta cobarde de la entrega de la soberanía nacional.

Este 1º de mayo será escenario de jornadas de conmemoración y luchas en todo el mundo. En varios puntos del planeta, los trabajadores vienen dando peleas que han pasado a la primera plana de las noticias.

La represión al movimiento obrero argentino es un segmento que lo traspasa en toda su historia. Ha dejado un tendal de muertes por toda la geografía “Sus muertes anticiparon todo el dolor y el espanto, la injusticia y la miseria que se nos vino encima. La destrucción sistemática del país del pleno empleo y el estado como garante de los derechos universales de todos sus ciudadanos, para instalar un modelo económico social y político que ustedes no pueden imaginar: un país 100 veces peor que aquel que queríamos cambiar. Fue un proceso largo que se inició con el golpe gorila del 55, se perfeccionó a sangre y fuego con la dictadura del 76 y culminó y se consolidó con la democracia“. Susana Ure.

Compañeros: recordemos como resistimos juntos la dictadura, con fiereza levantando las banderas de la emancipación obrera y popular, luego, durante las democracias relativas continuamos enarbolándolas hasta que vino la contra reorganización nacional de Menem, que puso en marcha un viejo objetivo del imperio. Con ese empujón nos hicieron retroceder detrás de la Revolución Francesa, tiempos en que se luchaba por la igualdad, la fraternidad y la libertad, en nuestro territorio estas premisas desaparecían.

En Argentina, el Día Internacional de los Trabajadores, tendrá como escenario las múltiples reivindicaciones obreras. En todo el país, los gremios en lucha y las organizaciones sociales saldrán a las calles.

La vida de los trabajadores en nuestro país no es sencilla. Más allá de los discursos de progresistas, conversos, cooptados, hay una realidad inapelable.

Casi un tercio de quienes se ven obligados a vender su fuerza de trabajo para sobrevivir, viven en la indigencia, tienen contratos en negro, sin cargas sociales y sin reconocimiento de antigüedad y otras conquistas que perciben los que están blanqueados.

Se conmemorará en el marco de un proceso electoral donde la mediocridad campea en un radio de 360 grados. Donde la clase obrera es la principal ausente junto con el campesinado y las comunidades originarias. Donde la soberanía nacional es violada y saqueada, por mar, cielo y tierra. Nadie habla de las cuestiones nacionales ni de recuperar la soberanía nacional. Todo es un bastardeo infame. Sin que ninguno gesticule un ademán y lo que hacen es a través de un consignismo barato y mediocre. Todos, en definitiva defienden los mismos intereses.

Mientras tanto, 10 mil millones de dólares de la deuda externa fueron pagados al FMI, hace casi 4 años y el Fondo nunca se fue, sencillamente, porque Argentina nunca dejó de pertenecer al organismo internacional.

El gobierno priorizó cumplir con esos compromisos antes que con la deuda interna, por ello, hoy reservas que debieran mitigar el hambre de millones de seres humanos en nuestro país, pero sirven para pagar bonos a los fondos buitres.

A eso le debemos agregar la continuación de las políticas que, se iniciaron en los tiempos de Alfonsín y se concretaron en la década de los ´90: la venta vil de nuestros bienes soberanos como las comunicaciones, la energía y el transporte. Se concreta, del mismo modo, con la anuencia y la conformidad de una parte de la ciudadanía que aplaudió el despojo y el saqueo de estos bienes nacionales.

La devastación de nuestros bosques para plantar soja, el saqueo de nuestros minerales, el cerramiento de nuestros ferrocarriles, que, como consecuencia social de ello en la actualidad hay 1.200 pueblos fantasmas; el succionar en forma permanente y sin pausa de nuestro petróleo, donde sólo priva la ganancia.

No nos podemos quedar, en este 1º de mayo, solamente con una reclamación economicista y vulgar. Tiene que ser un reclamo político integral, que abarque todo. Teniendo en cuenta que estos objetivos se lograrán si los trabajadores y el pueblo están unidos. Tampoco debemos permitir que nadie bastardee este día porque estamos en una campaña electoral nunca vista ni oída, por lo mediocre y falsaria.

La tarea fundamental de la clase obrera y el pueblo debe ser la unidad. La unidad es, cuando la arena se vuelve roca. Si eso no ocurre, la arena es roca degradada. No se pueden cometer los mismos errores sectarios que permitieron que fuéramos roca degrada. Nada se logrará si el factor unidad no prevalece. Debemos dejar de ser un archipiélago y a través de la unidad transformarnos en un poderoso continente. La unidad es una joya preciosa de los trabajadores y el pueblo. No la debemos degradar, nuevamente, este 1º de mayo.

Nos comprometemos a terminar con el pensamiento único y la intolerancia en forma integral en todo el espectro político e ideológico “que florezcan cien flores y compitan cien escuelas ideológicas.” Mao

Debemos insistir, para derrotar al olvido tenemos que ser militantes de la memoria. Militar la memoria significa sublevarla reivindicando los derechos humanos en nuestro país, en este día y todos los días y a cada momento. Derechos Humanos para que no haya más niños pobres, desamparados, desnutridos, que desaparezca la desocupación, la mortandad infantil y el genocidio silencioso de nuestros viejos y las comunidades originarias, que florezca el pleno empleo con salarios dignos, que seamos habitantes de un país que merezca ser vivido, con dignidad y plena libertad, que se acabe el gatillo fácil y la judicialización de la protesta y empiece el respeto y el derecho a la vida, a ser seres dignos, a la libertad plena.

* Historiador del Movimiento obrero y de los Ferrocarriles Argentinos, autor de "El Cordobazo: Una rebelión popular" y "Ferroviarios Sinfonía de Acero y Lucha", y Secretario general del Personal de Dirección de los Ferrocarriles Argentinos - Organismo Central APDFA (1984 -1989).

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