Por José Manzaneda *
Se acuerdan cuando toda la prensa de Honduras, y buena parte de la del mundo, acusaba al presidente Manuel Zelaya de querer “perpetuarse en el poder”? Le acusaban de querer abolir la prohibición de reelección presidencial, recogida en el artículo 239 de la Constitución de aquel país (1). Pues bien: ahora, a iniciativa de diputados del actual partido de gobierno, la Corte Suprema de Justicia hondureña ha aprobado derogar dicho artículo de la Constitución (2). ¿Asistiremos ahora a una campaña mediática internacional como la que legitimó el golpe de estado que sacó del gobierno a Zelaya en junio de 2009? (3) Seguro que no.
Publica el diario español “El Mundo” que “militares estadounidenses violaron a 53 menores colombianas entre 2003 y 2007”, a la vez que “filmaron y vendieron las cintas como material pornográfico" (4). En otra noticia, leemos que, durante 10 años, agentes de la DEA (la agencia antidrogas de EEUU), organizaron -también en Colombia- fiestas sexuales financiadas por quienes supuestamente debían perseguir: los capos del narcotráfico (5). En ninguno de los dos casos los culpables han sido ni despedidos ni juzgados. ¿Se imaginan que algo de esto hubiera sido cometido por un solo funcionario, asesor o cooperante de Cuba en algún país del mundo? ¿A qué tipo de campaña mediática se enfrentaría hoy el Gobierno cubano?
En el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil, no pocos medios nos dijeron que, en el mundo, cerca de 9 millones de niñas y niños viven en situación de semiesclavitud o explotación sexual (6). Solo en México, un rico país petrolero, hay tres millones 600 mil menores que trabajan, casi la mitad sin recibir ingresos (7). Dichos medios daban voz a ONG's que enfatizan que la solución al problema radica en "la educación" (8). Curiosamente, estos mismos medios son los que satanizan a un Gobierno como el de Cuba, que ha desterrado el trabajo infantil y que, además, según la UNESCO (9), es el único de su región que ha cumplido todas y cada una de las llamadas Metas de la Educación para Todos (10).
En BBC en Español, leemos que “producto de impactos de bala”, en “Guatemala matan al tercer periodista en menos de una semana” (11). Otro medio, “El Diario Las Américas” nos dice que, en Paraguay, en el último año y medio, han sido asesinados cinco comunicadores (12). ¿Qué diría la prensa internacional si uno solo de ellos hubiera sido asesinado... en Cuba?
Por Televisión Española sabemos que en Baltimore (EE. UU.) ha sido “Declarado el estado de emergencia”, y que “el gobernador de Maryland ha ordenado el despliegue de la Guardia Nacional, (...) una fuerza militar de reserva” (13). Ha sido “tras el funeral de Freddie Gray, un joven negro que murió (...) bajo custodia policial”. ¿Por qué estas situaciones no son -para este y otros medios- prueba del “deterioro social” o la “inestabilidad política” en EE. UU., tal como sí lo fueron las violentas protestas de estudiantes de barrios acomodados de Venezuela, hace un año (14)? Porque, según el jefe de policía de Baltimore, allí “los disturbios fueron organizados –también- por estudiantes de institutos locales”, con los que pedía ser implacable: “Verán gases lacrimógenos. Verán gas pimienta. Usaremos los métodos apropiados para asegurarnos de la seguridad de esa comunidad”, decía a las cámaras. ¿Por qué ahora los medios de comunicación no utilizan las palabras “represión” o “brutalidad policial”, como sí hicieron, una y otra vez, en relación a la actuación de la policía venezolana? (15)
Estas son algunas pinceladas recientes que ilustran el doble rasero informativo de los grandes medios internacionales.
* coordinador de Cubainformación.
NOTAS:
(2) http://internacional.elpais.com/internacional/2015/04/24/actualidad/1429839601_867027.html
(4) http://www.elmundo.es/internacional/2015/03/26/5513d46a22601d013a8b4579.html
(5) http://www.elmundo.es/internacional/2015/04/15/552e288622601d21088b4576.html
(7) http://www.jornada.unam.mx/2015/04/10/sociedad/036n2soc
(15) http://internacional.elpais.com/internacional/2015/02/25/actualidad/1424896229_453165.html
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