El 9 de julio y dos caras de la misma iglesia Pintura : José Clemente Orozco Por Carlos del Frade (APe).- En estos días que se recuerdan los doscientos años de la declaración de la ...

El 9 de julio y dos caras de la misma iglesia

Iglesia - Dos caras

Pintura: José Clemente Orozco

Carlos Del Frade

Por Carlos del Frade

(APe).- En estos días que se recuerdan los doscientos años de la declaración de la independencia, el Papa Francisco, Jorge Bergoglio, ha pedido que la Patria no se venda, al mismo tiempo que los suplementos de los diarios repiten que fueron varios los sacerdotes que participaron de aquel hecho político hecho a imagen y semejanza de los intereses de Buenos Aires.

En estos días, entonces, donde surgen palabras de una forma de entender el compromiso cristiano, también hay espacios para evaluar las sombras, pesadas y asqueantes que suele encubrir la institución.

La información de los medios de comunicación de la provincia de Santa Fe dicen que “el cura de Reconquista acusado de abuso sexual Néstor Monzón quedó nuevamente detenido con prisión preventiva, a partir de una segunda denuncia en su contra por igual delito. El sacerdote, que está imputado por "abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por la condición de ser un ministro de un culto religioso", llegó a los tribunales de esa ciudad como un hombre en libertad y poco más de dos horas después salió detenido y esposado rumbo a una comisaría de la ciudad de Avellaneda. El juez de Investigación Penal Preparatoria (IPP) Gonzalo Basualdo determinó que los próximos 60 días Monzón los pase privado de su libertad, mientras avanza la causa en la que está acusado por un ataque sexual a un nene de cuatro años. Este caso se está tramitando por separado de otra denuncia por abuso que pesa sobre el cura, en la cual la víctima es una nena de tres años, prima de este pequeño. Para agilizar el proceso, la Fiscalía va a pedir que ambas causas se tramiten juntas”, marcan las noticias que hablan de ese abusador protegido por los hábitos religiosos en ese punto del extremo norte santafesino.

En estos días, por lo tanto, hace bien pensar en otros sacerdotes que allí mismo, en la saqueada geografía del techo de la provincia de Santa Fe, desafiaron a los heraldos negros de la noche carnívora de la dictadura, como fue el ex obispo de Reconquista, monseñor Juan José Iriarte, la necesaria contracara de este perverso delincuente llamado Monzón, supuesto vocero de Cristo.

Recién en el año 2006 comenzaron a hacerse públicos los papeles del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto que revelan el seguimiento al que fueron sometidos algunos obispos de la provincia de Santa Fe; entre ellos, Vicente Faustino Zazpe y Juan José Iriarte, de la ciudad capital y Reconquista, respectivamente. Los papeles corresponden a la entonces denominada Dirección Nacional de Culto e informan sobre las “actividades del sacerdote Rafael Yacuzzi en Roma con sectores políticos italianos de extrema izquierda” y “la no asistencia de sacerdotes a los actos celebratorios de la fecha patria realizados en la localidad de Villa Ocampo por haber sido llamados por monseñor Iriarte a una reunión en Reconquista”. El responsable de los informes era el entonces teniente coronel José Luis Picciuolo que ostentaba el cargo de “director general de culto”.

El vicealmirante retirado, Jorge Desimoni, a la sazón gobernador de Santa Fe, recibió una carta del ingeniero Guillermo Vilaseca, por entonces subsecretario de industria de la provincia. El hombre estaba indignado. El 25 de mayo de 1977 debió hacerse el acto oficial en la norteña ciudad de Villa Ocampo. Pero no hubo ni un solo sacerdote.

“En la iglesia, con concurrencia de escuelas con sus abanderados bordeando el altar, y totalmente colmada, un laico dirigió la entonación del himnos religiosos pues no existía sacerdote para oficiar misa, ya que según se me informó, todos los sacerdotes de las localidades del norte habían sido llamados por monseñor Iriarte a una reunión en Reconquista”, explicó el ofendido funcionario.

Vilaseca quería explicaciones sobre la huelga de curas.

No se sabe qué contestó Desimoni. Pero a fojas siguientes se encuentra un papel con el sello “reservado” en donde se puede leer que aquel 25 de mayo el único sacerdote que estaba a disposición de las fuerzas “vivas” era el capellán castrense de la Base Aérea Militar de Reconquista.

Iriarte aprovechó el feriado para reunirse con sus sacerdotes en el colegio “Nuestra Señora de Lourdes”, ubicado en la ciudad de Avellaneda, y desarrollar una “pastoral de conjunto”.

Desde el Ministerio de Gobierno de Santa Fe, sin embargo, siguieron buscando razones para la huelga. El 15 de junio remitieron una carta al general Albano Harguindeguy, ministro del interior de la dictadura.

“La actitud asumida por el obispo de la diócesis de Reconquista resulta clara y definida, pues la convocatoria a una reunión con la asistencia de la totalidad de los sacerdotes de su jurisdicción en un día en que la Iglesia debe prestar su adhesión y con conocimiento previo de la realización de actos religiosos incluidos en la programación de los festejos, fue sin lugar a dudas, retacear su presencia y por ende, su participación en las efemérides patrias”, se apuntaba.

Agregaban que “es dable destacar la influencia que ejerce sobre el obispo, el cura párroco, enrolado en el Movimiento del Tercer Mundo, Armando Yacuzzi, primo del subversivo Rafael Yacuzzi (detenido en la localidad de Villa Ana el año pasado) quien se desempeña como secretario del obispado y cuya conducción en la marcha de la diócesis es relevante”, delataba el desconocido escriba de la cartera política santafesina. El papel tiene un sello que dice “estrictamente secreto y confidencial”.

A continuación seguía un informe elaborado por el servicio de inteligencia de la Unidad Regional IX de la policía de la provincia, del 3 de junio de aquel año 1977.

“Que el señor obispo, Juan José Iriarte, ha iniciado lo que puede llamarse “guerra fía” hacia las Fuerzas Armadas o para ser más concreto hacia la Base Aérea Militar Reconquista” y “se denota una clara ruptura de las relaciones militares - religiosas, sin entrar al choque violento en lo que respecta la jurisdicción”.

Apuntan que “el señor obispo con la actitud asumida fija su posición (sin lugar a dudas, contraria al gobierno actual), se basa lo expuesto en que no lo hizo en otro anterior, pese a que hace quince años que se radica en ésta, demostrando claramente que se ha inclinado a la oposición”.

Y a la hora de pensar la “probable evolución” del conflicto, el jefe de operaciones especiales de la división inteligencia de la UR IX sostiene en una acabada demostración de sagacidad que “las relaciones militares - religiosas continuarán enfriándose” y que “resta esperar si todos los sacerdotes seguirán al obispo en su actitud (completamente fuera de lugar en los momentos actuales)”, afirmaba el oficial de La Santafesina SA.

La dignidad casi desconocida de monseñor Iriarte es la contracara de la perversión del cura Monzón. Necesaria memoria para estos días del bicentenario de la independencia.

Fuentes: Diarios “La Capital”, Rosario, y “El Litoral”, Santa Fe, del viernes 8 de julio de 2016; “Titiriteros y dignidad”, del autor de esta nota.

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