A 12 años de una discapacidad evitable. Por el Prof. Juan Carlos Sánchez, Director Editorial de Visiones Argentinas En el 2001, una bala policial atravesaba la espalda de la comp...

A 12 años de una discapacidad evitable.

Prof. Juan Carlos Sánchez

Por el Prof. Juan Carlos Sánchez, Director Editorial de Visiones Argentinas


Carla Lacorte 5En el 2001, una bala policial atravesaba la espalda de la compañera Carla Lacorte, estudiante de Veterinaria de la UBA, cercenando sus sueños e ilusiones, gracias al afán de un actual ex policía bonaerense como José Salmo en un supuesto cumplimiento del deber, eufemismo habitual en los juicios contra los represores en los casos de gatillo fácil.

Como hubiese dicho Adriana Calvo, esa compañera que tanto extrañamos hoy, "el Estado es responsable" porque dicho efectivo representaba al Estado, el mismo que hoy mata a 28 jóvenes por día según nos informa CORREPI.

Después de complejas intervenciones médicas, la compañera pudo salvar su vida pero adquirió una discapacidad motriz que la acompañará durante toda su vida, la cual deviene de esa acción policial imprudente al disparar en plena calle nutrida de personas que circulaban por ella.

Si bien el gatillo fácil es una de las causas que menos inciden en la cantidad de discapacidades adquiridas, no podemos dejarla de lado, al igual que la omisión del cumplimiento de sus funciones por parte del personal policial tal como ocurrió con Elsa Rodríguez en ocasión del accionar de la patota de Pedraza en la cual mataron al compañero Mariano Ferreyra.

Bien vale distinguir entre la discapacidad genética y adquirida. La primera, suele ocurrir cuando se hereda genéticamente algún tipo de discapacidad. Si bien hay excepciones, nacen hijos sordos de padres que tienen sordera, mientras que la segunda, en general, es debida a las consecuencias de alguna enfermedad o bien, por acontecimientos tales como accidentes laborales o viales. Ahora, se suman las consecuencias de la megaminería y de las fumigaciones, además del hambre. En este último caso, basta ver lo que ocurre con el Pueblo Qom, donde la ausencia de asistencia médica y las precarias condiciones de vida pueden llevar a sus integrantes, inclusive, hasta la muerte.

El Estado y la sociedad vienen soslayando al colectivo de las personas con discapacidad, desde hace tiempo, impidiendo que tengan un proyecto de vida y una inclusión que les permita formar parte de la vida política, económica y social. En el caso Lacorte, de alguna manera, el conocido paradigma de la irrelevancia también tuvo su participación activa durante el proceso judicial a Salmo.

La Justicia demoró demasiado tiempo, como ocurre siempre con las personas con discapacidad y los casos de gatillo fácil. No es casualidad que se haya tratado de impugnar la acusación al ex policía, y lo ha mencionado la compañera en varias oportunidades, por su condición de "militante de izquierda". Solamente la lucha consecuente de ella, sus familiares y sus compañeros, junto al conjunto de organismos de Derechos Humanos y organizaciones políticas y sociales, pudo demostrar la responsabilidad de Salmo en una acción cuyas consecuencias las sufrirá durante el resto de su vida.

Y esta demora en la efectivización de la condena, más allá de la cobertura legal que otorgan las Leyes Nº 22.431 y 24.901 en materia de discapacidad, está impidiendo la debida reparación en materia civil por cuanto existe un severo daño a su potencial desempeño en materia laboral y a su calidad de vida, sin olvidar la ofensa proferida desde el Estado a su derecho a la vida y a la dignidad humana.

Este cronista, al igual que muchas y muchos integrantes del colectivo, conoce bien los laberintos jurídicos cuando se trata de iniciar acciones judiciales con respecto a las prestaciones socio - sanitarias que deben prestar los organismos estatales y para estatales. "La ley es tela de araña", cantaba Alfredo Zitarrosa, es la que suele enredar la defensa efectiva de los derechos a través de términos técnicos incomprensibles para quienes no conocen lo establecido por el derecho burgués que, bien vale recordarlo, está establecido para beneficio de los poderosos y no, precisamente, para las grandes mayorías.

Parafraseando a la campaña oficial de seguridad vial, si se puede evitar, no hay discapacidad. Carla no tenía que dejar de soñar con ser veterinaria. Pero una bala policial pudo más que sus sueños. Y ahora, solo cabe una jaula para Salmo y la debida reparación por el daño causado. Si ello ocurre, sin dudas, será justicia...

No hay comentarios. :

Publicar un comentario