Estrago democrático con dolo eventual (APE). Por Alfredo Grande “La cultura represora es tan cruel y miserable, que para matar dos pájaros solo quiere usar un tiro” (aforismo implicad...

Estrago democrático con dolo eventual (APE).

AlfredoGrande

Por Alfredo Grande

“La cultura represora es tan cruel y miserable, que para matar dos pájaros solo quiere usar un tiro” (aforismo implicado)

“Rossi: “La Corte privilegió la legalidad corporativa antes que la legitimidad popular”

En declaraciones al noticiero nacional del Foro Argentino de Radios Comunitarias, el ministro de Defensa y ex jefe del bloque de diputados del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, expresó que “es un precedente hasta casi peligroso un fallo de la Corte que no reconoce como fuente legítima de poder a la voluntad popular”

“El Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), Delegación Misiones, expresó “su absoluto repudio y preocupación por los dichos vertidos por el titular de la Asociación de Plantadores de Tabaco de Misiones (APTM), Ari Klusener, quien había dicho en un almuerzo entre empresarios y dirigentes políticos en Panambí, que “si por ahí hay algún chancho comunista suelto, hay que agarrarlo, hay que meterlo en cana y hay que secuestrarlo y liquidarlo, porque no podemos tener chanchos comunistas sueltos, al chancho comunista hay que meterlo a la parrilla”.

(APe).- Hace algunos años, participé en una mesa debate en apoyo de Luis D' Elia. Estaban Carlos Aznarez, Vicente Zito Lema y Luis. El tema central era una demanda judicial por haber dicho que odiaba a la burguesía, aunque no me acuerdo bien a qué odiaba. Mi apoyo tuvo que ver con sostener que el odio es una herramienta teórica, política y afectiva que permite discriminar al amigo del enemigo y nos da energía para enfrentarlo. De ahí surge un aforismo implicado: “para amar al socialismo primero hay que odiar al capitalismo”.

Años después, pareciera que Luis odia a algunos trabajadores y militantes sociales. Minutos después del último choque en la línea Sarmiento, Luis desde su programa de radio advertía: “estén atentos con el Pollo Sobrero y Pino Solanas”. Parece que sin ningún peritaje, ya sabía quiénes eran los culpables, cómplices, copartícipes o instigadores. O todo eso junto. Como el diablo sabe por diablo, pero más sabe por kirchnerista, no había pasado media hora y ya el mapa de la caza de brujas y brujos estaba armado. Yo odio el macartismo, de la intensidad que sea.

El anti comunismo visceral de cierto peronismo fue responsable del martirio de Ingalinella. La alianza anticomunista argentina (conocida por su sigla triple A) fue el engendro que el fascismo lopezreguista inventó para arrasar con los sueños de la patria socialista, e inaugurar las pesadillas del terrorismo de Estado, cuyo debut en sociedad fue la masacre de Ezeiza. De la cual hoy se cumplen 40 años.

Otra masacre, la del Puente Pueyrredón, se llevó las vidas de Darío y Maxi pero además permitió que Duhalde adelantara el cronograma electoral para sepultar formas populares y revolucionarias de continuación de la pueblada del 2001 y las consignas del “que se vayan todos”. Cuando la casa volvió a estar en orden, entonces el Kirchenerismo tomó las banderas de la luchas populares, les dio materialidad  histórica, pero con una pequeña modificación.

Ahora todo era producto de su inspiración, y también se bajaba el cuadro del juicio a las juntas militares y a la Conadep. Néstor Kirchner es el mejor ejemplo de lo que llamo “auto engendramiento”. De la nada, aparece todo. Me refiero a la nada militante por los derechos humanos. Antes de ser presidente: nada. Luego de ser presidente: todo. Nada por allá, todo por acá. Magia republicana.

Y el todo sigue hasta la actualidad, donde desde la ley de medios audiovisuales hasta la asignación universal, todo lo bueno es K, todo lo malo es Corpo. Es simple, es klaro. O sea: que la estrategia gatopardista es sostener la soberanía popular, mientras sea una soberanía rigurosamente vigilada. ¿Y quien vigila la soberanía popular? Los partidos políticos mayoritarios. Por eso hay una ley de partidos políticos proscriptiva, que necesitó un milagro para Altamira para sortear las internas abiertas.

Los frentes, contrafrentes, alianzas, contubernios, mescolanzas, etc, también tienen su razón y sin razón de ser en esa ley, que ha dejado de ser centro de debate. Lo que no deja de ser una curiosidad de la oposición de izquierda haber anestesiado ese debate. Por eso la insistencia en la soberanía popular expresada en votos a listas sábana de dos plazas partidarias, es de una hipocresía digna de peor causa.

Si hubiera un interés real en que lo popular se exprese, de una verdadera y definitiva democratización de la política, hay dos instrumentos contundentes: el plebiscito vinculante y la revocación de mandatos. Por ejemplo: De Vido estaría viajando en el Sarmiento y para no angustiarse escucharía el programa radial de Luis D Elia.

Un plebiscito anularía toda la nefasta política de subsidios y pasaría el control de los trenes, por algo hay que empezar, al Estado con control de los trabajadores y de los usuarios. O directamente a los trabajadores y a los usuarios sin control del Estado.

Después de todo, los burócratas nada saben del transporte público por qué no lo usan, y tampoco usan nada público, aunque lo defiendan de relato mientras lo atacan con sus políticas de privatización encubierta. (un Grupo Plaza por ahí…) Los subsidios son eso: privatizaciones encubiertas, que los ' 90 no se han ido y que si se fueron, han “volvido”. Por eso el último choque de trenes, como el asesinato de Ángeles Rawson, sepulta  todo intento de investigar con una mínima intención de encontrar algo parecido a la verdad.

No hay más verdad en la Argentina: todo son operaciones de prensa. Oficialistas, opositoras, pero operaciones. Y una de las operaciones de prensa más brutal es el fútbol para todos (y todas, incluso las que no les importa el fútbol) en cuyo entretiempo, y zócalos, la catarata publicitaria te ahoga, especialmente si tu equipo está perdiendo. Si gana, te la fumás mas tranquilo. El mismo prejuicio de D' Elia para acusar a Sobrero, lo tienen los investigadores para acusar al encargado del edificio.

No faltará el que diga que es una operación contra el Suterh. Obviamente, no existe una Verdad. Pero hay verdades que si no las defendemos, nos arrasarán con mentiras nunca verdaderas y todo tipo de falsedades. Después de todo, solo la verdad nos hará libres y por lo tanto, la conclusión es que solo la mentira nos hará esclavos.

Entonces…¿donde buscamos la verdad? En el fundante colectivo de la cultura: la lucha de clases. Algo muy distinto, incluso lo contrario, de la soberanía popular. Porque el voto, al ser universal, implica el ejercicio de una soberanía neutralizada. De una soberanía para todos y todas. De un masacote que votó dos veces a un dirigente que malvendió la república, para no ir más cerca.

Todos votan pero votan lo mismo: la representación partidocrática. Lo importante nunca se vota. Lo importante pasa por otro lado: organizaciones del campo social, sindical, educativo, religioso. Lo que se llama un territorio. Pensado como un espacio donde se ejerce un poder. Que siempre es colectivo y de multiplicidades singulares. Lo opuesto a la pirámide verticalista y represora que Freud denominó Masas Artificiales. Pero lo revolucionario tiene razones que la Razón de Estado nunca entenderá. Por suerte.

El fascismo lo tiene más claro: por eso con absoluta impunidad, habla del chancho comunista a la parrilla. Recuerda con nostalgia los tiempos de la triple A y quizá organizando una triple K. Con bestias así, hasta Macri parece de centro derecha, aunque con un leve empujón queda tan cerca del Duce que ni el metrobús lo salva.

Los estragos democráticos, desde la masacre de once, la megaminería, los impuestos al salario, el iva extendido, la represión a los originarios y a los trabajadores, las leyes anti terrorista y de partidos políticos, etc, etc, tiene dolo eventual. Pero no sé cuánto tiempo el absoluto poder pasará de lo eventual a lo necesario. Lo implacablemente necesario. Estaremos no sé si organizados, pero seguramente en unión para enfrentarlo.

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