Por Ángel Guerra Cabrera
La nueva ley de inversión extranjera en Cuba no entregará al capital foráneo la propiedad de un centímetro de su suelo o subsuelo ni de sus recursos naturales como acostumbran hacer los gobiernos neoliberales. Sujetará al inversionista a la legislación laboral cubana y protegerá expresamente al trabajador, que recibirá en todos los casos un salario por encima del mínimo. Protegerá al ecosistema: las inversiones deben recibir la luz verde del Ministerio de Ciencia y Tecnología y su agencia reguladora del ambiente, además de que cada una tendrá niveles altos de aprobación; por ahora del Consejo de Estado o el de Ministros.
La norma se propone captar inversión en los sectores y proyectos donde el país está urgido de capitales, mercados externos y trasferencia de tecnología, incluyendo los que impulsan la soberanía alimentaria. Por ello otorga una serie de facilidades y exenciones fiscales ya que busca lograr una asociación mutuamente ventajosa con el inversionista.
Analizar la nueva ley debe partir del hecho de que Cuba es un país verdaderamente independiente y soberano cuyo gobierno ha perseverado contra viento y marea por mantener el rumbo socialista. No es secreto para nadie que practica el antiimperialismo, la solidaridad internacional y rechaza el capitalismo.
La política económica cubana la dicta la voluntad de lograr el bienestar de su población y de no sacrificarla con ajustes como los impuestos por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Cuba discrepa de los tratados de libre comercio promovidos por Estados Unidos y, en cambio, estimula y forma parte de agrupaciones como el Alba o Petrocaribe, defensoras de la independencia, la integración solidaria y la complementariedad económica entre los pueblos.
La asimilación de capital foráneo no es una novedad en la economía cubana sobre todo a partir del derrumbe de la Unión Soviética(1991). Ya se cuenta con suficiente experiencia para evitar pasados errores.
La nueva ley autoriza a invertir en Cuba a los cubanos residentes en el exterior aunque el bloqueo yanqui se los impide por ahora. Entre sus aspectos novedosos está que permite la entrada de capital extranjero en todos los sectores de la economía excepto los servicios de educación y salud y las fuerzas armadas(aunque no su sistema empresarial) así como en las nuevas zonas económicas especiales, como la de Mariel. Los cubanos residentes en la isla no están autorizados a invertir como personas naturales pero sí las cooperativas, un movimiento creciente.
Esta ley emana de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, base de lo que en Cuba se conoce como “proceso de actualización” del modelo económico; un conjunto de cambios muy profundos que está delineando una nueva fisonomía del socialismo cubano sin que pierda por ello sus esencias.
A diferencia de muchos otros gobiernos, el cubano acostumbra pedirle opinión a la población sobre cambios importantes en las políticas públicas. Los Lineamientos fueron aprobados en 2011 por el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba(PCC) después de someter el proyecto a debate popular e incluir en la reformulación del documento 395 000 opiniones de los ciudadanos.
El debate insistió en las carencias subjetivas y objetivas de la economía cubana y la necesidad de enfrentarlas con un modelo económico capaz de sustentar y elevar la calidad de las conquistas sociales y culturales de la Revolución. Entre otras de carácter objetivo se consideró el impacto sufrido en el poder de compra de las exportaciones de la isla, que entre 1997 y 2009 tuvieron un descenso de 15% en su valor debido a las fluctuaciones en los precios. Concomitante con este punto el alto endeudamiento externo. Igualmente, la persistencia del bloqueo económico de Estados Unidos, recrudecido sobre todo en el orden financiero a partir del gobierno de Obama pese a sus promesas de “un nuevo comienzo” con Cuba. Otro aspecto que debe haber influido en la valoración de la nueva ley es la descapitalización de la industria y gran parte de la infraestructura cubana a consecuencia del desplome soviético.
Cuba dispone de ventajas casi únicas en el mundo para la inversión extranjera: alta calificación de su fuerza de trabajo, envidiable estabilidad política y social y seguridad ciudadana, entre otras muy apreciadas. Pronto se conocerá la ley y su reglamentación y su impacto en el mundo de los negocios, incluyendo el de Estados Unidos.
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