Muchachos, así no vale…   Por Norberto Ganci, Director de "El Club de la Pluma"   Escuchando un relato histórico sobre las situaciones de huelgas real...

Muchachos, así no vale…

 

NORBERTO GANCI 6

Por Norberto Ganci, Director de "El Club de la Pluma"

 

Escuchando un relato histórico sobre las situaciones de huelgas realizadas en la Argentina, se destacaban las veces que las mismas perseguían las denominadas “conquistas sociales”. El descanso dominical, las jornadas de trabajo de ocho horas, el aguinaldo, las vacaciones pagas, etc. fueron algunas de esas conquistas sociales, logradas luego de mucha resistencia, represión, asesinatos, torturas, etc.

La Unión Tipográfica, conformada el 30 de agosto de 1878, inscribe en la historia de las luchas sindicales, el primer registro de una medida de fuerza contra una patronal en la historia obrera argentina.

Ello acontece el 2 de septiembre de 1878 y a lo largo de todo ese mes, sostuvieron la medida hasta lograr sus objetivos.

El reclamo estaba relacionado con una baja en los salarios y las horas de trabajo.

Contando con el apoyo de los tipógrafos uruguayos que los apoyaron desde la otra orilla,  logra torcer el brazo de las patronales cuestionadas, recuperando el nivel salarial y disminuyendo la jornada laboral.

“…Luego de dos semanas de iniciada las medidas de fuerza (16/8/1878), ante semejante atropello, el diario El Nacional se despachó con la exégesis según la cual, “El Socialismo usa huelgas como instrumento de penetración, pero el Socialismo es una necedad en América”. Y aventuró el siguiente pronóstico: “La huelga es un recurso vicioso, y no siempre para los que la ponen en práctica da buenos resultados”.

Con la primera huelga en Argentina los tipógrafos lograron el aumento salarial buscado, y el establecimiento de la jornada de trabajo de menos de 10 horas. Más importante aún, consiguieron el remplazo de los menores por adultos y el compromiso de la prohibición de emplear a menores de edad en el futuro…” (1)

Podríamos acordar que fue la primera victoria alcanzada por una parte del movimiento obrero argentino, sentando las bases para andar el camino de las reivindicaciones, las conquistas y la dignidad del trabajo.

No obstante duró poco la victoria, ya que se volvió a las condiciones que motivaron la huelga, y desapareció el sindicato que la había promovido.

Le sucedieron a ésta, otras tantas instancias de luchas, no sin sangre derramada en su derrotero. Asimismo y en relación a las demandas que surgían, aparecían en escena movimientos o sindicatos que organizaban las medidas de fuerza para alcanzar las reivindicaciones reclamadas.

La mayoría de quienes conformaban los planteles obreros, eran inmigrantes europeos que traían consigo tanto costumbres, como cultura e ideas. El anarquismo y el socialismo eran moneda corriente en el sentir y pensar de la gran mayoría de los trabajadores de la época.

“…Durante el período 1880-1900 se formaron más de cincuenta sindicatos por oficio y se incrementó notoriamente el número de huelgas y de acciones de protesta. En este proceso de crecimiento el endurecimiento de las condiciones laborales y de los salarios, como consecuencia de la crisis económica que sufrió Argentina en 1890, fueron un motor para la activación del movimiento obrero. En ese año, las diferentes líneas internas, que usualmente habían generado divisiones dentro del movimiento obrero, se unificaron sin excepciones para la organización de los actos por el primero de mayo de 1890 y presentación de un petitorio único...” (2)

Entre 1910 y 1920 el desarrollo del movimiento obrero muta para aglutinarse conformando los primeros sindicatos por “rama” que, a diferencia de la anterior concepción que lo hacía por “oficio”, tenía la particularidad de reunir en un sindicato a todos los obreros de diferentes oficios que intervienen en una rama de la producción; ejemplo clásico del mismo sería la construcción en donde intervienen numerosos oficios.

No obstante entre 1900 y 1930 las luchas obreras, no sólo eran ignoradas tanto por patronales como por el Estado o Gobierno, sino que, además, fue engrosando la lista de muertos y heridos en los enfrentamientos a causa de los justos reclamos.

Toda la historia del movimiento obrero internacional y particularmente el argentino, está plagada de dolor, resistencia, persecución, muerte y triunfos.

También aquí vale recordar, al menos en forma de título, la memoria hará lo suyo, “La Semana Trágica” ocurrida entre el 7 y el 14 de enero de 1919, donde hubo cerca de mil muertes. Los obreros de los Talleres Vassena reclamaban por mejores condiciones laborales, represión fue la respuesta.

Y “La Patagonia Trágica”, más conocida por la obra de Osvaldo Bayer como “La Patagonia Rebelde”,  donde cerca de mil quinientos obreros fueron asesinados por el Ejército Argentino allá por el año 1922.

Continuemos haciendo este breve recorrido…

En 1929 comienza a vivirse en el planeta una de las mayores crisis a nivel económico, generando ello el cierre de fronteras comerciales e intervencionismo estatal para la regulación del mercado. Se origina también en ese momento en nuestro país el “modelo de sustitución de importaciones”, con lo que se da impulso a impulso la “…formación de un extenso sector industrial cuya producción se orientó al mercado interno y a los países cercanos, generando un notable aumento en la mano de obra industrial. El eje de este proceso fueron las empresas estatales con fuerte influencia militar (YPF, Fabricaciones Militares, Altos Horno Zapla), algunas filiales de grandes empresas norteamericanas y sobre todo una gran cantidad de fábricas pequeñas y medianas de capital nacional, especialmente en el sector textil y metalmecánico…” (2)

¿Les resulta familiar, o pueden compararlo con lo que ocurre en este siglo XXI?

La llegada del Coronel Perón a la Secretaría de Trabajo y Previsión, junto al golpe ocurrido en 1943, incide favorablemente en el movimiento obrero argentino, ya que su intervención impulsa medidas y reglamentaciones que lo favorece.

Bien vale recordar lo que, en lo que nos atañe en este trabajo, significó la reforma constitucional del año 1949, que incorpora constitucionalmente los derechos del trabajador en el artículo 37.

La Confederación General del Trabajo (CGT) es la principal actora del movimiento obrero argentino en esos tiempos.

En septiembre del ’55 es derrocado Perón y el movimiento obrero también se ve afectado por la “revolución fusiladora”. Las condiciones laborales y salariales sufren un gran deterioro a partir de ese momento.

Ello hasta 1973 en que nuevamente el movimiento obrero recobra protagonismo nacional, surgiendo allí la CGT Azopardo, de actuación moderada y la CGT de los Argentinos. Ésta última retoma las convicciones de izquierda que caracterizaron los primeros tiempos del movimiento obrero.

Poco duró este resurgir del arco trabajador en el país, las internas dentro del peronismo, las persecuciones antes y después de la muerte de Perón y la “desestabilización económica”, entre otros factores no menos importantes, desembocaron en el golpe cívico - religioso - militar del 24 de marzo de 1976.

Golpe a la ciudadanía y al movimiento obrero que ve afectados tremendamente sus derechos y conquistas.

Pero también ese golpe tuvo como una de sus premisas destruir, “…desmantelar el Estado de Bienestar, implementado durante las dos primeras presidencias de Juan Perón (1946-1955). El principal rasgo del nuevo modelo fue crear sistema económico organizado alrededor de un sistema financiero de tipo especulativo, en perjuicio de los sectores productivos fabriles…” (2)

La deuda externa creció, como así también la desocupación, las condiciones laborales y salariales fueron fuertemente deterioradas; los derechos pasaron a convertirse en delitos. Entre tanto saldo negativo, se disolvió la CGT.

En 1981, debido a la grave crisis económica, el movimiento obrero retoma su participación y lucha, movilizándose y llevando a cabo las primeras huelgas.

A partir del nuevo período democrático, iniciado en 1983, se vislumbraba una nueva posibilidad de protagonismo obrero en la vida institucional.

No obstante ese mismo movimiento obrero, en su gran mayoría, fue cómplice junto a otros factores, de la caída del primer gobierno democrático.

Poco también duró ya que, la década de los noventa llegaba para profundizar los alcances de las políticas económicas incumplidas en tiempos de la dictadura.

Se termina por destruir el sistema industrial nacional, se venden, a decir de economistas, a “precio vil” las empresas del Estado; la deuda externa crece exponencialmente, las desocupación asola las calles, el hambre se mete en los hogares y la especulación saca las peores miserias del humano al primer lugar en la escala de valores…

2003 devuelve la esperanza a la sociedad argentina, un nuevo período donde reivindicaciones sociales y laborales se recuperan, como así las posibilidades de proyectar un país con mayor inclusión, mayor distribución y mayor participación en todos los ámbitos.

El año 2013 encuentra a la Argentina, no sólo transitando un rumbo donde la inclusión social y la distribución de la riqueza son políticas de estado, sino también con una transformación de la justicia cómplice de los procesos dictatoriales, en una justicia que va de a poco privilegiando los derechos humanos, la memoria y la verdad histórica.

No obstante haber recuperado el desarrollo industrial, los avances en materia tecnológica, reinsertado a muchos antes excluidos en el campo laboral; no obstante haber implementado sistemas y planes no sólo de asistencia, sino también de “devolución de dignidad” robadas por procesos desarticuladores y desintegradores sociales; no obstante transitar un período en que la libertad de expresión, a pesar de ser cuestionada y “reclamada”, se ejerce plenamente; no obstante todo ello y más, un grupúsculo miserable de personajescos de la peor calaña y con pasados no sólo dudosos, sino criminales, se arrogan el derecho de querer paralizar un país con espurios e inconfesables intereses…

En una miserable e inconsistente puja para demostrar poder, ha quedado demostrado acabadamente quienes son enemigos del pueblo que pretenden retrotraerlo a épocas ya superadas y decididamente desterradas de nuestros horizontes.

Así no vale muchachos, así no vale. No pueden atribuirse ningún derecho cuando le han impedido a todo un pueblo ejercerlos libremente.

Así no vale muchachos, así no vale. No pueden argumentar lo inargumentable, no pueden sostener la miserabilidad de sus motivaciones.

Podemos acordar que alguno de ellos fue “acercado” al gobierno nacional, aún contando con un pasado, no dudoso, comprobadamente traidor como Hugo Moyano que fue un “entregador” y colaboracionista de la dictadura…

Y siempre, siempre en la historia del hombre, del ser humano, hubo y hay traiciones, errores, y/o hechos que “tuvieron que ser así” porque las circunstancias así lo ameritaban; en determinados momentos las correlaciones de fuerzas imponen tal vez lo que no se desea, pero ello no excluye la posibilidad de responsabilizarlo. Moyano, como muchos otros, es funcional, a unos y a otros. Lo fue probablemente para la triple A. Lo fue probadamente contra Montoneros. Lo fue, mientras le sirvió, al kirchnerismo. En estos tiempos es funcional a las intenciones desestabilizadoras que son promovidas foráneamente. Es protagonista activo del “golpe blando” en Argentina.

Así no vale muchachos, así no vale. No pueden peligrosamente jugar con la estabilidad y la tranquilidad de toda una sociedad.

Moyano, Barrionuevo, Massa, etc. dejen de cobardear y si no les gusta lo que hay, háganse hombrecitos y elaboren alguna idea, alguna propuesta superadora, que nos cueste menos sangre, de ser posible.  Pero fundamentalmente, respeten al pueblo y su historia obrera, de lucha y compromiso social…

Que así sea.


Notas y Referencias:

(1) http://www.aldorso.com.ar/08-SEP-12_Abramzon.htm

(2) Manual de Historia del Movimiento Obrero Argentino - Centro de Estudios para el Desarrollo de Políticas Regionales 

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