Generalizaciones, fanatismos y complicidades… Por Norberto Ganci, Director de "El Club de la Pluma"   La pregunta por la “realidad” circundante, la realidad cotidiana, la re...

Generalizaciones, fanatismos y complicidades…

NORBERTO GANCI 6

Por Norberto Ganci, Director de "El Club de la Pluma"

 

La pregunta por la “realidad” circundante, la realidad cotidiana, la realidad en la que vivimos es cada vez más necesaria.

Aquello que se instala como “realidad”, suele variar no sólo por depender del cristal con que se mire, entran en juego también cuestiones relacionadas a motivaciones, intenciones, propósitos, objetivos.

Nuestra noción de “realidad” se construye diariamente con imágenes, con recortes, con palabras que se instalan en nuestro aparato de percepción muchas veces de manera inconsciente. No son pocas las oportunidades en  que escuchamos frases como: “esos negros de mierda”, “son putas todas las mujeres”, “si se viste así que después no se queje” “los jóvenes no tienen cabeza”, “todos los políticos son corruptos” y tantas más que provocan la incorporación de ideas “condicionadas”, manipuladas convenientemente para obstruir la comprensión de los aconteceres sociales.

Las generalizaciones y los prejuicios tienden a derribar toda posibilidad de compatibilizar, de confrontar constructivamente.

Si bien ya estamos acostumbrados a presenciar, escuchar, leer expresiones denostadoras, tanto sobre personas, como sobre proyectos y colectividades, eso no debería cegarnos ante el terrible avance de tal des-humanización.

La proliferación de slogans referidos a la “realidad”, muestra a las claras una disputa por captar la atención y hacerse acreedores de ser los portadores del mensaje certero.

Esto es particularmente aplicable a la cuestión de los medios de comunicación. La precariedad con que se exponen opiniones, en su mayoría carentes de argumentos sólidos; la manera en que se  modifican, camuflan, ocultan “detalles”, o se  tergiversan otros.

En este caso, puntualmente se ignora aquello denominado como “rigor periodístico”. Hablar del rigor periodístico es hacer referencia a una intención de mayor exactitud respecto de lo que se pretende informar o dar a conocer. Hemos dicho muchas veces antes que la objetividad no es posible ni debería ser siquiera pretendida. Lo que sí es exigible a los medios es la honestidad. Quienes estamos en los medios sabemos que recortamos y construimos nuestra percepción de la realidad: digámoslo. Empeñémonos en hacer comprender esto al público, en no crear una ilusión de objetividad, en posicionarnos y aportar a la construcción de una visión compartida de lo circundante, más que un “realidad” externa en la que sería posible que haya una verdad más verdadera que otra.

Esto es lo que se pone en juego cuando hablamos de la credibilidad: quien consume nuestro medio tiene que poder creer en que el dato es confiable, es de buena fuente, y está leído desde una honestidad posicionada.

No es lo que sucede. Han logrado suplantar la “realidad” por la connivencia genuflexa a un fanatismo, a una complicidad o al número seguido de ceros con los que “justificar” su rol desinformativo.

En palabras de la Prof. Gabriela Fernández: “…Los conceptos, los juicios son imprescindibles para nuestro discurrir intelectual... Sin embargo, suelen cristalizar, volverse fijos, aun cuando pretenden dar cuenta de realidades cambiantes, dinámicas, en perpetua transformación.  Ahí dan lugar a errores groseros de interpretación de lo que llamamos realidad...”

Por ejemplo, ¿qué es la libertad de expresión? No es lo mismo el concepto de libertad de expresión y libertad de prensa que esgrimen medios concentrados, monopólicos de información, que el que se defiende desde espacios alternativos.

Algo semejante ocurre  en cuanto a la alternatividad informativa. Recurrentemente se asocia  la sola condición de medio alternativo a la condición de medio opositor… a algo, lo que sea.

Otro ejemplo aleccionador lo ofrece el “socialismo”. Discurso y acción “socialistas”, aún más en su concepción filosófica, difieren si tomamos qué es lo que se entiende como “socialismo” en Rusia y qué en la provincia de Santa Fe -Argentina-. Las profundas diferencias que existen entre uno y otro ejemplo citados, son mayúsculas y,  a nuestro entender, exceden las cuestiones puramente geográficas o sociohistóricas.

Es cierto que las mutaciones o transformaciones de una determinada realidad podrían dar lugar a posicionamientos diferentes si los vinculamos a la cuestión temporal. Pongamos por caso el concepto de medioambiente. Un debate de ideas sobre el manejo del medioambiente, por ejemplo, presentará interpretaciones y aristas diferentes si acaeció hace unos cincuenta años a las que presentaría hoy.

El interpretar la “realidad” despojados del clientelismo, de las complicidades y los fanatismos, no fue una tarea fácil ni tampoco lo es en estos tiempos.

La condicionalidad con la que se ejerce la labor informativa, termina por generar diversos bandos que interpretan de modo diferente. Se divide en varias partes un hecho concreto. Un péndulo llamado “opinión diversa” es el que se instala y aleja la posibilidad de abarcar, comprender y asumir lo circundante.

La oposición por la oposición misma parece invadir a muchos de los espacios, tanto políticos como de comunicación.

Mex Urtizberea en su trabajo “Digan Cómo!!” expresa: “…No digan para terminar con tal cosa, para continuar con tal otra. Digan cómo. Digan con qué recursos. Digan con qué criterio. Digan con qué medidas. No digan frases vacías. No digan palabras tan generales. No digan “seguridad” si no dicen cómo (…) No digan sólo los titulares de las cosas. Digan las cosas. Digan con qué cálculos. Digan de qué manera. Digan con qué medios. Digan por cuál camino. Digan cómo. Específicamente cómo. Técnicamente cómo…” (1)

Diversos hechos acaecidos en los últimos tiempos en Argentina, han dado material para analizar. Las situaciones de linchamientos (asesinatos colectivos) y supuestos reclamos de algún sector de la clase obrera, demostrando con contundencia que más allá de poder percibir diferentes formas de la realidad, ésta es manipulada para la obtención de un fin determinado.

Recurrentemente se pretende instalar desde los medios hegemónicos, el tema de la “inseguridad”. Desvían la atención y el tratamiento periodístico de un asesinato, titulando como linchamiento, pretendiendo hacer caer el juicio sobre la víctima, valorando una cobarde actitud “ciudadana”.

Ante la supuesta falta de seguridad, en lugar de aportar una alternativa, una opción, un mecanismo, etc. se levanta la bandera de la venganza y una amenaza certera.

La patoteril medida de supuesta fuerza, impuesta por un reducido sector del sindicalismo entreguista y delincuencial, enarbolando reclamos inentendibles, y apoyados por una también supuesta izquierda, ha desnudado una realidad que es muy difícil darle varias interpretaciones.

No podemos dejar de vincular lo acontecido, con lo que la Hermana Venezuela padece con los intentos desestabilizadores, camuflados de supuestas protestas sociales. La pretendida imposición de los llamados “golpes blandos”, tienen por objetivo crear zozobra y responsabilizar a un determinado gobierno.

Cuando un reclamo no se acompaña con una propuesta, la intención última no es el cambio, la transformación. No dicen cómo cambiar, ni siquiera dejan en claro hacia dónde pretenden cambiar. No contribuyen a la paz social ni al crecimiento del bienestar colectivo. No aportan sino que nos roban la posibilidad de mirar juntos lo que haya que mejorar y pensar juntos las respuestas. En rigor, no toleran que estemos juntos.

Aquí podremos rescatar y acordar en un punto que poco se refleja y mucho menos se pone a consideración, que es el poder de la sociedad toda a la hora de decidir.

El qué consumimos, cómo lo consumimos, cómo obtenemos lo que vamos a consumir, depende fundamentalmente de nuestras decisiones. Esa es una de las tantas y tal vez la más importante de las realidades y por ello la más ocultada.

Por ello se hace imperioso tomar consciencia respecto de nuestras posibilidades en la toma de decisiones, y ejercer ese poder en beneficio colectivo.

De nosotros depende que la realidad que vayamos a intentar interpretar esté lo menos contaminada por las generalizaciones, fanatismos y  complicidades.

Que así sea.


Notas y Referencias:

(1) http://www.lanacion.com.ar/939371-digan-como

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