Por Alfredo Grande
También cabe la posibilidad de que la revolución no sea un sueño eterno
(aforismo implicado)
(APe).- La denominada caída del socialismo real propició otras caídas. Por ejemplo, la del socialismo ideal. Que es lo opuesto al socialismo utópico. Es el socialismo de nuestros ideales emancipatorios. La catástrofe entonces es el colapso de los sueños posibles, para dar paso a las pesadillas cotidianas. Es una época en la cual la violencia no tiene captura revolucionaria.
La violencia que siempre consideramos partera de la historia, es invocada para repudiarla como el absoluto mal. La cultura represora mezcla violencia con crueldad, de tal modo de poder ejercer la crueldad mientras nos culpabiliza por la violencia.
Culpa por ejercer violencia, culpa por desear, culpa en última instancia por pretender vivir por fuera de los mandatos del orden burgués. Abandonamos la lucha de clases para empantanarnos en el discurso anestésico del consenso. No solamente el de Washington, que seguro es el más perjudicial. Pero me refiero a la multiplicidad de los consensos berretas, de consorcio, de las miserias y penurias de la vida cotidiana. Donde consensuamos que los empresarios se la lleven con pala mientras los trabajadores se la quedan con cucharita.
El consenso entre los pocos que tienen mucho y los muchos que tienen poco es uno de los aspectos más siniestros del Estado, en su doble función de benefactor / terrorista. Para aquellos que no acepten que el Estado Benefactor tiene su frente y perfil terrorista, recuerdo que el Terrorismo de Estado tuvo su frente y perfil benefactor. Recordemos el “deme dos” de los turistas en el extranjero, la plata dulce, el mundial del ' 78, un partido que jugamos todos… (en ese momento no había insistencia de género y no se decía “y todas”).
El exterminio más brutal también se viste de seda y la campaña anti argentina en el exterior fue sostenida por no pocos y pocas. Sin embargo, lo peor vino después. El Menemato, tres veces ganador en elecciones y eso que el pueblo nunca se equivoca, fue la expresión más perfecta del Estado Benefactor / Terrorista. La convertibilidad fue el ángel exterminador de toda la industria nacional. Y recién fue abolida con el traumático recurso de la pesificación asimétrica, nombre encubridor de una de las más brutales devaluaciones.
La pueblada del 2001 quedó en un baúl de recuerdos y cuando se lo invoca, es desde la pura negatividad. Hasta los piquetes están en desgracia cuando se los coloca como el absoluto mal. El Gran Piquete Nacional dijo el funcionario estrella. Después de todo, la ley antiterrorista lo protege. Los dioses de una época terminan siendo los demonios de la siguiente, pero no deja de ser curioso que los vencedores siempre sean los mismos. Vencedores de la privatización y vencedores de la expropiación. Siempre vencedores. Los vencidos también son siempre los mismos, aunque los de estos tiempos tienen cooperativas organizadas desde el Estado, asignaciones universales, algunas resignaciones particulares, planes varios, tutelajes legales… Incluso, ni siquiera se sienten vencidos porque Argentina los incluye.
A diferencia de la promesa de Lonardi, hay vencedores y hay vencidos. Pero en el relato oficial no hay lugar para esas sutilezas. Sólo pensar en una década empatada, no digamos perdida, te coloca en la incómoda posición del infame gorila traidor. Incluso la militancia consecuente contra aquellos que de la caída del socialismo real hicieron leña tiene el tope de la general paz. El discurso anti Macri da una vuelta de campana ante el oleaje de Scioli enaltecido para enfrentar al + a, un estadista con lugar a dudas.
La neutralización de toda violencia es el consenso donde todos enfundan las armas pero algunos sacan los puñales. La ley anti piquetes que el Ejecutivo Nacional propone motivó los aplausos de la bancada del PRO. Dime quien te aplaude y te diré en que te has convertido. Gracias a la reforma del código civil, no solamente será imposible la legislación sobre el aborto para no morir, sino que la píldora del día después será ilegal. Lo dicho: vencedores y vencidos.
Mientras un ex ministro de Economía aliena a un niño explicando que el Estado es como una familia, lo que implica un grado importante de maltrato mental, y que por eso hay que pagar impuestos, para que todos seamos más felices, pero no aclara porque Solari, el Indio, se subleva contra los gringos de la ciudad y no paga nada y se lleva todo.
Los vencedores saben atribuirse los éxitos y culpar al resto del mundo con los fracasos. Es posible que linchen a algún trapito por los problemas de estacionamiento. Como el tránsito en la ciudad está planificado por un esquizofrénico o por varios, los semáforos cada 100 metros, a veces menos, te frenan. Hay una nueva onda roja, lamentablemente sólo para los semáforos. La idea supongo es aumentar la facturación vía multas, sumadas al robo sin mano armada que algunos llaman peaje.
Los vencedores aceptan que mintieron durante la década con los datos del Indec que estaba intervenido, para que mentir sea más fácil. En un editorial de mi programa radial Sueños Posibles, decía: “Clarín miente: ¿solamente?”. Parece que no. Pero no hay castigo para los mentirosos. Tienen cargos diplomáticos y supongo que cobran en los dólares que acá no podemos comprar. Los precios son cuidados luego que fueron tan pero tan descuidados que treparon sin retorno. La orgullosa democracia ha quedado reducida a un control de precios al consumidor en los grandes supermercados. Que tienen tantos colchones donde acostarse que hasta pueden darse el lujo de dormir con un dedo fuera de la cama. Los precios cuidados son la última burla, pero la del final.
El tarifazo disfrazado de quita de subsidios no va a tener ningún cuidado. El subte sube 400% y para entender las opciones más baratas, ofrecen cursos online. Los partidos políticos del sistema (capitalista, dependiente, explotador, elitista) quieren ubicarse en el centro, si no hay más remedio, centro izquierda, pero no mucho. El centro es el mejor lugar para los votos cuidados. Votos cuidados de extremismos, de éticas revolucionarias, de pretensiones emancipatorias. Votos cuidados de todo intento de unión de las izquierdas, por eso se fomentará el macartismo, el mesianismo, el iluminismo real y el ideal. A la cultura represora la asusta más un voto para la izquierda, que todos las editoriales de La Nación. Y de La Nazión también. La izquierda será clasista, anti capitalista, combativa y revolucionaria, o no será. Momento de preguntarnos quienes seguimos compartiendo ese sueño eterno.
“Desafiamos a que alguien nos enseñe a un trabajador real y sin privilegio alguno capaz de ganar decenas de miles, cientos de miles o millones. Esto es claramente imposible. Por ello, si en la sociedad existente hay individuos que ganan sumas de ese porte no es como resultado de su trabajo, sino debido a su posición privilegiada, es decir, a una injusticia legalizada jurídicamente, y puesto que lo no derivado del propio trabajo se toma necesariamente del trabajo de otro, tenemos derecho a decir que todas esas ganancias son sólo una forma de robo perpetrado por personas en posiciones privilegiadas sobre el trabajo colectivo, y cometido bajo la protección del Estado”.
(Mijail Bakunin)
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