Se viene el VIII Festival Internacional de Poesía - Palabra en el Mundo, el cual es organizado por Proyecto Cultural Sur, Revista Isla Negra y el Festival Internacional de Poesía de La Habana, siendo un evento integrante de la Red Nuestra América de Festivales Internacionales de Poesía y Co-fundador del Movimiento Poético Mundial.
Tendrá lugar del 12 al 25/05 del corriente y desde estas Gacetillas Literarias, los invitamos a participar con el envío de poesías a nuestro e-mail: gacetillasar@gmail.com, las que serán publicadas en las ediciones del 18 y 25/05
fip palabra en el mundo
festival internacional de poesía en todas partes !
VIII edición - del 12 al 25 de mayo del 2014
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La poesía
como acción poética universal
por la paz
Cifras que ofenden en su variedad y exceso, multiplicadas hasta el infinito en función de la defensa y el ataque armado, justificadas por hipotéticos terrorismos, figuras necesarias para crear benéficas figuras del peligro que todo vendedor de armas necesita para embarcar sus mercaderías.
Así la lógica mundial en esta hora de luto. No todo es cuestión de ganancias. Los muertos no entran en estos cálculos.
Los muertos y heridos son una variable inútil para los balances de los mercaderes de muerte. Nuestros muertos y heridos son solo un resultado que en ciertas ocasiones, bien utilizado, puede servir para redoblar la venta de armas, de sofisticados equipamientos (para evitar daños colaterales). Sì importa aquello destruido (edificios, casas, estructuras públicas).
Todo lo destruido por las bombas será reconstruido por los empresarios amigos de las grandes causas. La historia da muestras palmares de este mecanismo perverso que las fuerzas más oscuras del planeta han vendido por décadas como única terapia para los díscolos y medicina contundente para lograr la paz planetaria.
Desde Palabra en el mundo llamamos a todas las mujeres y a todos los hombres comprometidos con el futuro, con la diversidad, la identidad, la cultura, la paz en el planeta. Poetas, artistas, gestores culturales, docentes, trabajadores de un gremio y otro, jóvenes y niños, hacedores de fraternales alianzas universales, a cada “Yo soy el Otro” de este mundo convocamos a la gran reunión de los corazones libres, de la alegría constructora.
La 8va edición del Festival Internacional de Poesía Palabra en el mundo se desarrollará en cada ciudad, por cada casa - de la mano- debe pasar la poesía llamando al canto compartido. Y entonces nosotros, en las esquinas, en el patio y la escuela, en cada plaza... con un verso y otro y una canción al unísono, plantaremos un árbol, pintaremos de metáforas las paredes del barrio, escribiremos en el pizarrón y en la ronda nuestro testimonio de Paz, de futuro de amor, el gran sueño de Fraternidad.
Organicemos en cada palmo de planeta una acción poética junto a nuestros vecinos.
Convoquemos a cada prójimo a la resistencia poética. Convocamos a unirnos en una acción poética universal por la paz.
Llamemos a las cosas por su nombre! Hay un futuro posible si hay Paz.
La poesía es un camino de Amor hacia ese Futuro.
En esta edición, tardía por cierto, otra vez la poesía y la narrativa tienen su lugar de la mano de nuestro Director Editorial, Gabriel Impaglione, Nechi Dorado, Horacio Mantiñán y Norberto Ganci.
Distintas temáticas. Distintas visiones y expresiones. Todo vale a la hora literaria que nos lleva a escribir y a leer. Son los ecos de nuestros sueños e ilusiones. Es la vida hecha poesía. Y también vale para buscar la paz verdadera, no la de los cementerios que nos ofrece el maldito capital.
Resistencia
Vamos a las barricadas
que nos están esperando,
iluminadas por esas rojas hogueras encendidas
para ir al encuentro de los compañeros que están luchando.
Vamos a los piquetes, en alegres bandadas,
y seguir ofreciendo
nuestros brazos a las luchas esperadas
en el medio del poder embravecido.
Resistir es la premisa, en rojas llamaradas,
para seguir siendo humanos y escapar a ese cruel mundo,
que nos quieren imponer con cadenas escarpadas,
buscando esas libertades cercenadas.
Llaman a la resistencia, es hora de rústicas paradas,
de piquete enardecido,
de luchas sostenidas
para liberarnos del capital que pretende seguir dominando...
Y le canto a la gesta de la mujer y el hombre
Por Gabriel Impaglione
“Yo no vengo a resolver nada.
Yo vine aquí para cantar
Y para que cantes conmigo.”
Pablo Neruda
(Que despierte el leñador -VI, Canto general- Pablo Neruda)
Y le canto a la gesta de la mujer y el hombre
en el mínimo universo de los besos,
génesis del oro en cuyo oleaje
los barcos del almuerzo multiplican los puertos.
Canto al ritual del brote,
a los oficios del viento y del agua,
a la profunda noche del vino,
a las altas montañas donde reposan los astros,
al camino de luz que entra en la espesura.
Canta conmigo el grito de un Solo
que se abrazó a otro y otro
y otro más
hasta despertar la aurora.
La historia del hombre llega a la guitarra
a veces como un niño,
como una columna que regresa del frente, a veces.
Tal vez rumor de alas que deshojará la tarde
hasta desnudar la nave que viene por los sueños.
Cuando de casa en casa
a una hora precisa el pan crepite
las fieras del hambre se hundirán en su rascacielos.
Habremos cantado a coro hermanos míos
a la semilla urgente, al leño y a la llama,
al horno y al oficio,
a la risa enarbolada,
al profundo destino de la casa.
(Otras explicaciones, 2008).
La decrepitud del cordel que se negó a morir.
Por Nechi Dorado
En algún sitio que en realidad era todos los sitios, existía un cordel atado del extremo donde nacía la vida extendiéndose hasta lo que se imaginaba como el final de los días. Aunque era invisible, todos sabían que gracias a ese trozo de cuerda cualquier sociedad puede ir tejiendo su destino a la vez que permitía que la vida transcurriera con normalidad. El hilo se auto regeneraba luciendo brillante cada amanecer, respetarlo era tarea colectiva.
Poco a poco, con la lentitud de quien aminora su marcha por estar muy apurado, cerebros perversos fueron orquestando la destrucción de la cuerda. Para ello, en primera instancia era necesario corromper cada hilo fino que unido a otros otorgaba la fuerza necesaria para mantenerlo tirante.
Fue entonces cuando el lugar que era todos los lugares, comenzó a despatarrarse, cooptado por una Inteligencia superior, diosa de destinos enmugrados, cavadora de fosas donde entrarían en putrefacción las buenas intenciones.
Cada vez que se cortaba una fibra, el cordel perdía parte de su capacidad de tensión combándose hasta adquirir la forma de un paréntesis perezoso. Suponía la Inteligencia que una vez que estuviera totalmente derrumbado, ella podría dominarlo todo. Y así se fue modificando ese lugar que era todos los lugares. O casi todos, porque a decir verdad, nada es tan absoluto.
La confusión se instaló. El poder y quienes creían tenerlo, ayudados por los que soñaban alcanzarlo algún día, comenzaron a caminar sobre la cuerda. Con el tiempo y ante una realidad que evidenciaba la decrepitud de la maroma, muchos fueron saltando eso que consideraban un obstáculo pero que en realidad era imprescindible, sabiendo que del otro lado del cordel la vida era muy distinta. Desordenada, sin márgenes, sin consideración, germinaba la semilla maldita creando el descontrol, desatando iras, alterando la historia y con ello el ritmo normal existente hasta ese momento.
Con el tiempo y dado que algunos hilos de la soga se cortaban con rapidez, el lugar fue ingresando en una especie de nebulosa donde muy pocos eran los que suponían hacia dónde se dirigían los pobladores de los alrededores. La irracionalidad, empujada por la perversidad de la Inteligencia, impulsaba los movimientos a los que habrían de seguir otros.
Es decir, en medio de semejante desmadre y con el cordel herido de muerte, todos parecían volverse locos generando situaciones que acarrearían más desmadre.
Los ricos, haciendo uso de su poder hostigaban a los pobres sin tener en cuenta que su riqueza era posible gracias al esfuerzo de estos. Los pobres, no siempre se sometían al destino señalado sino que muchas veces se rebelaban. Ante lo que consideraban semejante desparpajo, lo único posible, creían los ricos, era ejercer más control sobre ellos y qué mejor manera de hacerlo que adoctrinando fuerzas de seguridad cuyos miembros, paradójicamente, pertenecían a la clase pobre. Estas fuerzas fueron convocadas para escarmentar a los insumisos, convirtiendo a esos seres en ejecutores de sus hermanos. Eran expertos en salto al cordel gracias al excelente estado atlético adquirido luego de someterse a fuertes presiones que los ubicaría en la categoría de desclasados.
Así fueron saltando la cuerdita divisoria, la que marcaba la frontera que separaba el raciocinio de la bestialidad, esta última valorada erróneamente como acción nacida desde el centro de la “malas ideas” que se consideran patrimonio de los más hostigados.
La Inteligencia continuaba creando aliados, se valió también de docentes formados en escuelas con orientación pedagógica de tinte fascistoide. Estos formadores demostraban su sapiencia imponiendo obligaciones pero omitiendo los derechos que tenían los educando.
Los alumnos fueron aprendiendo que cuando un mayor salta, excediendo la realidad objetiva de la presencia de cordeles, era lícito imitar el atropello y fueron también ejercitándose en el arte de salto a la soga y en ese brinco se desbarrancaba su juventud.
Las sustancias tóxicas fueron introducidas en aquel sitio, con tanta facilidad, que daba miedo notarlo y su tenencia y consumo, al ser de tan fácil acceso y con un cordel ya sin fuerzas capaces de mantenerlo todo lo tirante que debía estar, se desparramaron por todo el lugar.
El salto al cordel fue continuo, se convirtió en el deporte de moda, aunque en realidad no fuera sino el salvoconducto que dirigiría hacia el desmoronamiento de la vida en ese lugar.
En medio de semejante tragedia crecía la descomposición del tejido social. Era cosa cotidiana ver padres y madres incapaces de generar en sus hijos el respeto lógico que merecía el viejo cordel, impulsándolos a no solo a saltarlo, sino también a desconocerlo, como si fuera un trasto viejo.
La Inteligencia superior gozaba ante cada salto que se ejecutaba en el lugar. Sabía muy bien que una vez instalada su hegemonía muy difícil sería salir de ese desorden, lo que mantendría su proyecto a resguardo hasta que nuevas formas de esclavitud, acorde a los tiempos que vendrían, fueran amasándose como arcilla blanda.
La pregunta que se hacían los observadores del nuevo fenómeno tan dañino, en expansión constante, se centraba en el interrogante acerca de qué sería lo que habría de suceder una vez que se cortara el último hilo que mantenía al cordón con vida. Pero la soga, tan herida de muerte como estaba, aún podía conservar un poco de la tensión que lo mantuvo vivo durante tantísimo tiempo.
Ante ese hilo debilitado, se apoyaba la esperanza por sobre la decrepitud de un cordel que se negaba a morir del todo, impidiendo con gran esfuerzo, que se corrompiera su última fibra. (Siempre hay hilos conductores que se niegan a morir sabiéndose tan necesarios…)
Fueron pasando los años hasta llegar al presente, el cordel sigue agonizando; al salto sobre sí ya no podemos mencionarlo como deporte. Ahora estamos en condiciones de asegurar que se trata de una compulsión provocada por el deseo patológico de transgredir cualquier cuerda. Cualquier barrera capaz de contener al orbe de la degradación absoluta.
La Inteligencia va ganando su enésima batalla pírrica tratando de demorar la llegada de fuerzas vinculadas con los actos nobles que puedan salvar a la humanidad, en aquel lugar que es todos los lugares, mientras el cordel insiste en mantenerse vivo pese a tanta violación inducida.
Aunque no quiera
Por Horacio Mantiñán
Llega saudade sin hora
y sin aviso
y detiene el reloj,
aletarga latidos,
suspira respiros,
donde mis ojos me miran,
y toma por asalto y por un rato
mis mañanas,
poemas
y revoluciones,
dejándome
desnudo y cara a cara
con la noche,
en la derrota de cada Luna,
para que derrotado,
levante la guardia
y vuelva a pelear
Dyara
Por Norberto Ganci
De repente saltaron sus lágrimas, en medio de una neblina que la envolvía atravesando la madrugada, fría y distante de todos los horizontes que alguna vez había soñado.
Jamás presintió que llegaría el momento de la partida, llevando consigo algo de remordimiento y dolor junto a los recuerdos de los mejores momentos de su vida.
Jamás, en ninguno de los instantes compartidos, se imaginó aquél adiós rotundo que le partiría el alma en mil pedazos, tanto que reconstruirla sería posible recurriendo al olvido y eso lo veía como algo casi imposible.
No tenía ni idea de hacia adónde dirigir los pasos; siempre había confiado en la guía que él le brindaba y ahora se enfrentaba completamente sola, si es que alguien en realidad puede sentirse “solo”.
El incierto camino la condujo al murallón de la ciudad, el que era salpicado por la espuma salitrosa que el mar regalaba en caricias tempestuosas.
Tan sólo atinó a asomarse atraída por aquel sonido proveniente de una tormenta que parecía saludar, con una descarga huracanada, tanto dolor acumulado en su espíritu doblegado.
Se sintió atraída por aquel sonido indescifrable que provenía de ese eterno océano desconocido por ella, más allá de las olas que, como lenguas sedientas bebían incansables las orillas arenosas.
En instantes que parecían no transcurrir presintió que algo habría de cambiar la realidad dolorosa que la agobiaba.
Sintió que su cuerpo se elevaba por entre la niebla, sobre el murallón y las olas, descubriendo que toda ella se fundía en la inmensidad de la eternidad, desapareciendo de pronto las heridas que hacía apenas horas se abrieron, adivinando que jamás se cerrarían…
Manos grandes y nudosas emergieron de entre la espesura de la bruma y sólo lograron retener entre sus dedos apenas un retazo de suave tela mojada…
Sólo un grito se escucho por sobre el bramido del mar, un grito que pareció resumir en una palabra toda aquella historia que tras la espuma se borraba… Dyaraaa !!!!!!!!!!!!!!!
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