Por Carlos Del Frade
(APe).- -Ese indio misionero que peleó en las luchas por la Independencia. Andresito Artigas, el hijo de ese gran patriota latinoamericano– dijo la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, al anunciar durante el acto central por los 32 años de la Guerra de Malvinas la firma del decreto por el que asciende a Andresito Guacurarí al grado de general.
Los partes oficiales agregaron que la jefa de Estado resaltó también a José Gervasio Artigas: "Uno de los hombres más importantes en la historia de la Independencia y de la dignidad de Latinoamérica".
-San Martín, Belgrano y Andresito Artigas son los tres próceres más grandes de la Argentina – sostiene el historiador Víctor Hugo Torres, autor del libro “La gloria y el olvido”, en el que rescata la figura del líder guaraní que durante años supo mantener la frontera este del país, recuperar casi una decena de pueblos invadidos por los portugueses y protagonizar la lucha por la igualdad social siguiendo el proyecto de José Gervasio Artigas.
Torres sostiene que “las tropas guaraníes de Andresito siempre tenían lugar para la música y el teatro y que el cuidado por los niños de los pueblos originarios era vital en relación al modelo de sociedad que buscaban implementar”.
El investigador cuenta el momento en que las tropas guaraníes tomaron la ciudad de Corrientes en los que los chicos originarios eran maltratados como esclavos en las haciendas de las minorías dominantes. Andresito ordenó detener a los hijos de esas familias y después de algunas semanas, ante la desesperación de las mismas, los devolvió bien comidos, sanos, limpios y contentos. La memoria colectiva explica que el comandante lo hizo para demostrar que las madres guaraníes merecían igual respeto que las señoras de las élites correntinas.
Dice Felipe Pigna que “su presencia no fue bien recibida por los sectores latifundistas de la provincia, herederos muchos de ellos de los encomenderos españoles, quienes se negaron a asistir a una representación en su honor brindada por “ese indio”. Andresito, desairado, los obligó al día siguiente a debutar en estas cosas del trabajo y a limpiar minuciosamente la Plaza.
De Corrientes Andresito volvió a Misiones y contra todos los pronósticos, pasó a la ofensiva desde San Nicolás derrotando a Chagas Santos hasta obligarlo a replegarse a Palmeiras.
Los portugueses no tardaron en lanzar una poderosa contraofensiva y Andresito decidió marchar al encuentro de Artigas pero al intentar cruzar el Uruguay fue capturado por una patrulla enemiga que lo tomó prisionero y llevó caminando junto a muchos de sus hombres a Porto Alegre y luego a la prisión de la Lague. Fue liberado en abril de 1821 pero tras una riña callejera fue nuevamente encarcelado. Tras un nuevo calvario y un nuevo sumario aquel hombre que había dicho: “El derecho es el ídolo y objeto de los hombres libres por quien se ven empapados en su propia sangre”, poco se sabe sobre su destino y mucho sobre la paciente labor de quienes siguen tratando infructuosamente de enterrarlo en el olvido para siempre”, apunta el historiador.
Hasta el día de hoy no se sabe dónde está el cuerpo de Andresito ni tampoco se ha contado su conmovedora lucha por la emancipación nacional y social en la mayoría de las escuelas correntinas.
De allí que una reciente película, el cargo de general post mortem y el monumento que se piensa erigir en Corrientes aparezcan como hechos de justicia histórica tardía.
Andresito ha sido ninguneado porque su figura evoca la necesidad de una sociedad donde las pibas y los pibes sean cuidados y no explotados y en los que los más infelices sean los más agraciados, como decía el Estatuto de Tierras de Artigas.
Ojalá que esas reivindicaciones de Andresito también tengan en cuenta las urgencias sociales que tiene hoy la realidad correntina.
De acuerdo al último informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas, Corrientes tiene al 50,9 por ciento de su población bajo la línea de pobreza.
Y es peor entre los chicos, alcanzando al 68,14 de los mismos, y la indigencia supera al tercio de las niñas y los niños correntinos.
Cifras que explican la deliberada construcción del olvido sobre la figura del Comandante Andresito, aquel que bregaba por una sociedad de iguales, donde los chicos fueran capaces de interpretar obras de teatro, tocar el violín, jugar y crecer en una tierra sin mal, la vieja utopía de la nación guaraní.
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