Por Luis Ernesto Ruiz Martínez.
Confieso que nunca he entendido del todo bien cómo operan las bolsas o los índices que sirven para evaluar si los productos o servicios están a la baja o al alza, pero no me cabe la menor duda de que la “democracia” que nos venden en Occidente no anda nada bien en los mercados bursátiles. Los invito a darle una mirada breve a lo que sucede a nuestro alrededor y comprenderán que tiene que estar devaluada.
Nos dijeron que en Afganistán no había democracia y que la mejor forma de “importarla” era en la punta de los cañones o empaquetadas en forma de bombas, fusiles y minas. Lo que causó la ofensiva fue transmitido “en vivo” por las cadenas internacionales. Todos vimos años después de alzada la bandera de la democracia que ese país está en medio de conflictos, nadie sabe a dónde fueron a parar las promesas de Estados Unidos y sus aliados.
Luego vendría Irak y las armas de exterminio masivo con las que Saddam amenazaba la seguridad nacional de Estados Unidos, ubicado a montones de kilómetros de aquel país. Más “democracia” empaquetada en bombas, tropas de infantería llegaban a regalar la “buena vida” para establecer un gobierno que dejara limpio el panorama. Pasado el tiempo ni tranquilidad, ni democracia, ni gobierno y cómo andan las cosas pronto ni país.
Con Libia montaron todo un escenario a lo Hollywood, con sets instalados en países vecinos para que la opinión pública “comprendiera” que Gadaffi tenía que ser eliminado por lo que su ejemplo podía dañar a Occidente. El pueblo libio deseaba, necesitaba, quería la “democracia” que sus gobernantes les habían negado por décadas. ¿Qué pasó? Pues nada diferente a lo visto antes. Guerras tribales, enfrentamientos, destrucción, desastre por doquier es la herencia recibida.
No acabo de encontrar respuesta a una simple interrogante, ¿por qué los pueblos de esos países si tanto querían esta “democracia” no se limitan a disfrutar de las instalaciones edificadas por los aliados de Washington? ¿Por qué no disfrutar de las escuelas, los hospitales, los centros recreativos o las viviendas que los gobiernos de ahora han construido para ellos? ¿Por qué no dedicarse simplemente a aprovechar las bondades de la “democracia”?
¿Será que no son lo suficientemente inteligentes para aceptar la realidad o que nada de lo anunciado ha llegado? ¿A dónde fueron a parar las transformaciones y los países que llegarían junto con la “democracia” prometida?
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