

Por Horacio Duque Giraldo
Humberto de La Calle, delegado del gobierno en los Diálogos de Paz de La Habana, abre un interesante debate sobre la democracia ampliada que propicia la apertura democrática.
La demodiversidad, como expresion de una democracia no institucional, es un referente que enriquece el proceso plebiscitario y la democracia ampliada que propicia la apertura democrática del proceso de paz que se adelanta entre el Estado colombiano y las FARC.
Las tesis de Humberto de La Calle, planteadas recientemente, son un trascendental aporte en el debate civilizado sobre los desafios que las conversaciones de paz le plantean a la sociedad respecto de la construccion de un nuevo regimen de libertades y derechos civiles.
Bienvenidas sus interesantes y sustentados análisis, poco frecuentes en el ambito de la elite dirigente nacional. Las acogemos con todo el respeto y las valoramos con el rigor correspondiente.
El proceso de paz entre el Estado colombiano y las FARC ha suscitado una importante reflexión sobre la democracia colombiana y sus nuevos escenarios.
Humberto De La Calle, delegado del gobierno para los diálogos, ha planteado en reciente artículo del portal "La Silla Vacía" (http://bit.ly/2amyFnx), un conjunto de consideraciones al respecto, sustentadas en la premisa que insinúa un vaciamiento de contenido de la democracia colombiana, que bien puede caracterizar ese sistema político en el momento; valoración acentuada a partir de los Diálogos de La Habana para poner fin al conflicto con las FARC.
Los problemas estructurales de la idea liberal
Agrega que primero están los problemas estructurales de la idea liberal.
Indica que las troneras son varias: la idea de la igualdad ha sido reemplazada por la visión postmodernista de lo específico. Y dice, en esencia, es la noción misma de ciudadanía la que está en quiebra.
Sostiene que ahora tenemos una democracia que juega en diversos tableros. La irrupción de los movimientos sociales es una realidad que desborda los conceptos originarios (http://bit.ly/2amyFnx).
La segunda tronera viene de un examen microscópico del poder: influencia de los grandes capitales, financiación de la política, dañado y punible ayuntamiento entre el Ejecutivo y los flamantes “representantes del pueblo”. Es decir, democracia aparente como mascarón de proa de un sustrato plutocrático.
La tercera tronera viene de la ética: corrupción, beneficio personal, finlandización de las decisiones por interés inconfesable.
Y concretando, hace este diagnóstico sobre el caso específico nacional: en realidad, pese a la multifacética apelación a la democracia participativa en la Constitución del ' 91, la práctica ha sido bien distinta. Lo que sí ha ocurrido, es un crecimiento inorgánico de mecanismos informales de participación ciudadana, arropados bajo el manto de la insatisfacción (http://bit.ly/2amyFnx).
Dignidades campesinas, paros caminoneros, la desvelada voz étnica, el clamor por la apropiación de la identidad sexual, en fin, manifestaciones superpuestas y fragmentarias cuyo denominador común es la protesta y la antipolítica.
El riesgo no es la protesta, agrega. El riesgo son las limitaciones de la protesta. La incapacidad de encauzar acciones y metas mediante procedimientos eficaces. La protesta no como medio, sino como fin.
Y en el territorio de la democracia participativa, surge una cuarta tronera de reciente cuño: Democracia no es tanto método para decidir por mayoría, sino instrumento para proteger las minorías. Los derechos pesan más que la estadística.
¿Qué sigue?, se pregunta De La Calle.
Primero hay que refinar el diagnóstico sobre el sitio preciso en que nos encontramos. Una especie de GPS que señale si estamos en el ocaso de la democracia liberal, o en el amanecer de una nueva gobernanza postmodernista. O también, aunque suene difícil, si las sombras son pasajeras y hay un nuevo futuro para la democracia representativa (http://bit.ly/2amyFnx).
En Colombia hay un mosaico de acciones centrífugas, precisa.
Una “clase política” miope prefiere seguir en el banquete sin pensar en las consecuencias
Segmentos bien intencionados, en cambio, trabajan en las refacciones del edificio, con la creencia de que la estructura está sana: normas sobre partidos políticos, financiación de campañas, sistema electoral, ampliación y refinamiento de la representación.
Otros buscan por el lado de los movimientos sociales. Una pista alternativa como suele ocurrir en ciertos festivales del arte pictórico: un salón de rechazados. No digamos que un circo de dos pistas para no caer en la ácida diatriba.
No pocos juegan el juego ciego de la insatisfacción que se nutre a sí misma, plantea.
Y la mayor porción de nuestros ya casi cincuenta millones de habitantes, bastante desentendidos, embargados en la lucha por el condumio, la faltriquera, léase la simple supervivencia.
La disyuntiva no se resolverá súbitamente. No se ve algo que ocurra de la noche a la mañana.
Pero lo que sí es cierto es que el armazón representativo que hoy tenemos está mostrando grietas, sostiene HDLC.
Las ideas de La mesa de La Habana
De la Mesa de La Habana surgen ideas, por ahora acaballadas en los dos escenarios: mejoramiento del funcionamiento representativo pero a la vez revisión de sus linderos a fin de buscar una arquitectura más incluyente.
Antes de un diagnóstico final, que quizás se demore, lo que sigue en el inmediato futuro es escoger entre la nostalgia del autoritarismo o la acción cuidadosa y transicional buscando conducir las aguas de los conflictos sin desbordamientos cataclísmicos.
Lo que sí es cierto es que terminado el conflicto interno militar, el conflicto social perdurará. El reto es no matar el tigre y asustarse con el cuero. Ante el fragor social, lo peor sería dar marcha atrás y llamar a somatén para reiniciar la guerra.
Ese será el momento de la serenidad, de la mente abierta para asimilar el conflicto y para impulsar el cambio. No será el momento del retroceso, se plantea.
Una visión sin arrogancia, sin temor del “ensayo y error”, distribuyendo el ojo y el oído de la autoridad en un escenario genuinamente plural para ir construyendo con paciencia de abeja obrera un nuevo tejido que permita una gobernanza sostenible, recomienda.
No se puede menos que coincidir con estas sugerentes cavilaciones del representante del gobierno del presidente Santos en las conversaciones para poner fin a la guerra.
Ampliar el ejercicio reflexivo sobre una nueva democracia
Sin embargo, el reto consiste en profundizar el ejercicio de pensar los términos de lo que la apertura política en curso ha propuesto como democracia ampliada y lo que puede significar el Plebiscito por la paz.
"El denso y fecundo comienzo de un nuevo ciclo político, deja en evidencia, una vez más, los síntomas del agotamiento del modo de producción de conocimiento vigente y todavía dominante en nuestra sociedad", afirma Capece Woronowicz (http://bit.ly/2asalSu). Más específicamente, consideramos que la peculiar cartografía (cartas geográficas) social, gestada durante al menos las dos últimas décadas, escenario de una renovada conflictividad y vitalidad social, vuelve a colocarnos frente a la necesidad y la posibilidad de una transformación epistemológica de las Ciencias Políticas. Nos plantea la autora: "Ubicamos estas líneas reflexivas", al hilo de Capece Woronowicz, "en el marco de un contexto crítico y transicional de la producción de conocimiento en Colombia que demanda un pensamiento capaz de elaborar la incertidumbre y de comprender la organización transformativa de los pueblos. Ya difundida y generalizada cierta conciencia preliminar sobre la indispensable necesidad de reformulación conceptual, analítica, y epistemológica, ahora se impone un esfuerzo de extraordinaria imaginación que nos permita captar la esencia de la doble dinámica de lo social, expresada en una rica y múltiple imbricación de fases y procesos que se orientan tanto a la recomposición como a la descomposición de lo social, en el análisis de Svampa" (http://bit.ly/2ajHUGY).
Experimentando el tipo de realidad social radicales transformaciones y alterándose de modo también sustancial el tipo de participación que el individuo tiene en la producción de esa realidad, es de esperar también que la capacidad de creación de conocimiento se desarrolle mucho más allá de los límites conocidos.
Esta reflexión sobre el plebiscito en su relación con la demodiversidad pretende participar y nutrir el actual debate sobre la ampliación de la democracia.
Los campos problemáticos que durante los años noventa y primera década del siglo XXI, dominaron el análisis de la democracia en Colombia han sido relegados por nuevas preocupaciones teóricas y políticas a raíz del proceso de paz, como las tratadas por De La Calle.
Resulta fundamental analizar y comprender estas transformaciones en toda su magnitud, transformaciones que son gestoras de nuevos mapas políticos (todavía en formación) que prefiguran inciertos panoramas en nuestra nación. En particular, lo que nos interesa destacar es que el derrotero del proceso de construcción democrática propio del ultimo lustro, ha gestado un nuevo piso de debate y esto, quizás, a causa de la intervincularidad de tres procesos sobresalientes: la consolidación fáctica de la democracia electoral; la difusión de una profunda insatisfacción con los resultados de esa democracia electoral y clientelar; y, lo que más nos interesa poner de relieve, la proliferación de experiencias de innovación y profundización democrática que está resignificando la idea misma de democracia como lo hemos podido observar con los paros agrarios, la Minga indígena, campesina y afro y la movilización en curso por el SI en el Plebiscito (http://bit.ly/2asalSu).
Intrínsecamente vinculado con el fenómeno de difusión de crisis políticas significativas montadas sobre un inusitado ciclo de protestas, se da la ampliación del campo de la política cristalizado en la proliferación de experiencias de innovación y profundización democrática basada en principios de generalización del ejercicio de los derechos, apertura de los espacios públicos con capacidades decisorias, participación política de los ciudadanos y reconocimiento e inclusión de las diferencias.
"A partir de los años recientes, diferentes movimientos sociales han desarrollado un nuevo ciclo de protestas que inauguran novedosas formas de acción y deliberación, ligadas a la ampliación del canon democrático. Posiblemente lo más seductor de este ciclo de experiencias de conflicto y crisis sea que no se trata de hechos aislados, sino de factores emergentes que evidencian tiempos de cambio que es necesario sostener", plantea Capece Woronowicz. (http://bit.ly/2asalSu).
Todo orden democrático está definido por su carácter conflictivo, abierto y plural en tanto que la vitalidad de la democracia radica en su capacidad de reinvención permanente. En este sentido, la relevancia de este tipo de análisis actualizados sobre el desarrollo democrático se sostiene en la consideración necesaria sobre la problematicidad del clima social de los años recientes, caracterizado por grandes acciones de masas que han cuestionado el modelo neoliberal, especialmente en su componente agrario.
Es precisamente la protuberancia de este campo de experiencias sociales, síntoma evidente del surgimiento de un nuevo período que marca un momento de inflexión histórica, lo que ha dado lugar a un florecimiento del debate sobre la democracia. En la producción teórico - analítica propia del actual debate asociado a la convocatoria del Plebiscito para refrendar los Pactos finales de Paz, podría afirmarse que las Ciencias Políticas desarrollan dos horizontes diagnósticos respecto del estado de avance de la apertura democrática. Por un lado, puede constatarse la presencia y vigencia de un diagnóstico del derrotero de Colombia a lo largo de los años ' 90 y primera década del siglo XXI, que pretende dar cuenta de un crónico y multidimensional déficit democrático, que la Constitución de 1991 intentó superar, que, de modo consecuente, se materializa en un sobrextendido pesimismo sobre la democracia. Por otro lado, la perspectiva en tensión, delineada desde comienzos del actual proceso de paz, se orienta a realzar cierta tendencia a la revigorización de la política derivada del interés renovado en la reconstrucción del espacio público como ámbito en el que se definen los rumbos y modalidades de la convivencia colectiva. Esta segunda perspectiva signada por cierto optimismo hacia un desarrollo democrático diferente, da cuenta de experiencias novedosas que, en nuestro caso, se expresan manifestando un nuevo compromiso colectivo, de afianzamiento democrático. De hecho, esta segunda perspectiva no confronta explícitamente con la anterior, sino que se puede considerar que el ánimo de ambas coexiste y, en simultaneidad, alimentan un nuevo campo de interpretación sobre el desarrollo democrático en momentos de paz. "Este ánimo se expresa incluso en el espacio de las Ciencias políticas, donde el debate sobre la democracia se amplía, desvinculándose de las contribuciones más economicistas y neoinstitucionalistas reinantes durante la década anterior", considera Capece Woronowicz (http://bit.ly/2asalSu).
Renovar el debate político
Hasta hace muy poco tiempo, la reflexión y el debate políticos habían perdido vitalidad y contenido entre nosotros. En este sentido es que se plantea que requieren ser renovados y promovidos. Los análisis referidos a la democracia existente han ganado espacio, no obstante, la construcción de una cartografía teórico-analítica que habilite nuevas interpretaciones y líneas sustantivas explicativas de lo que sucede fuera del ámbito institucional, como los paros y mingas étnicas, en términos de desarrollo democrático, es un elemento prácticamente ausente. En virtud de este diagnóstico es que asumimos la tarea de desarrollar el concepto de demodiversidad y a partir de él, dar cuenta de las experiencias que en la región invitan a una reinterpretación de la democracia en términos de construcción colectiva posible.
La lucha por la demodiversidad y la importancia del plebiscito
El nuevo ciclo de movilizaciones sociales y populares vinculadas con el proceso de paz que se adelanta en la Mesa de negociaciones de La Habana tiene como substrato común la lucha por la demodiversidad. (1)