Colombia en la recta final por la paz (POR ESTO ! de Mérida, México) Por Manuel E. Yepe Foto: Virgilio Ponce En cualquier conflicto entre dos, lo lógico es que la conclusión produzca un vencedor y un venci...

Colombia en la recta final por la paz (POR ESTO ! de Mérida, México)

Dialogos Paz - La Habana

Manuel Yepe

Por Manuel E. Yepe

Foto: Virgilio Ponce

En cualquier conflicto entre dos, lo lógico es que la conclusión produzca un vencedor y un vencido. Solamente tres formas de paz en las posguerras deben haber existido siempre: la impuesta por el vencedor, humillante para el vencido; la paz pírrica en la que el triunfador ha sufrido tantos o más quebrantos que el derrotado para alcanzar la victoria, y la paz determinada por la imposibilidad de que alguna de las partes logre el éxito luego de extremos sufrimientos por ambos contendientes. Esta última es la que parece próxima a hacerse realidad en Colombia.

La humanidad toda ha recibido con júbilo la promesa de paz en Colombia que se selló con los acuerdos sobre cese al fuego, dejación de las armas, garantías de seguridad y otros aspectos suscritos el reciente 23 de junio en La Habana por el Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el Comandante Timoleón Jiménez, Jefe del Estado Mayor Central de las Fuerzas Armadas Revolucionarias - Ejército del Pueblo del propio país sudamericano.

El alto dirigente de la organización guerrillera fue categórico al afirmar en su discurso en la ceremonia de firma de los documentos que “ni las FARC ni el Estado colombiano son fuerzas vencidas y por ende lo pactado no puede entenderse por nadie como producto de alguna imposición de una de las partes a la otra. Largamente hemos discutido e incluso llegamos a callejones que parecían sin salida, que solo pudieron superarse gracias a la desinteresada y eficaz intervención de los países garantes, Cuba y Noruega, y las oportunidades y sabias fórmulas sugeridas por la creatividad de los voceros de ambas partes o sus acuciosos asesores”.

El conflicto armado ya ha superado por su duración de más de medio siglo a cualquiera otro de este carácter en el mundo. Las FARC, que el 27 de mayo último cumplieron 52 años de existencia, constituyen la mayor y más representativa organización de la resistencia guerrillera en Colombia, de ahí que esta aproximación a la paz tenga la significación virtual de un acercamiento al final de la guerra. “Es cierto que subsisten otros fenómenos de violencia y delincuencia, como el ELN y las bandas criminales asociadas al narcotráfico. Pero algo que todos debemos comprender es que este acuerdo logrado con las FARC significa terminar la guerra con la organización guerrillera más grande y más antigua y tiene una importancia inmensa, inmensa para el presente y el futuro de Colombia”, declaró en el acto de la firma el Presidente colombiano Juan Manuel Santos.

El próximo 19 de noviembre se cumplirán cuatro años de la constitución de la mesa de conversaciones entre el gobierno de Colombia y las FARC - EP en La Habana con la escabrosa y ambiciosa encomienda de acercar las dos partes en combate por más de medio siglo. Casi nadie, de buena fe, puso en duda entonces que Cuba fuese el escenario idóneo para el encuentro, dado el bien ganado prestigio de la diplomacia de La Habana por su historial de valiente respeto a las partes en disputa en aras de la solución de diversos graves conflictos, comportamiento que llevó al Papa Francisco a predecir que Cuba pudiera convertirse en la capital de la unidad mundial. En la ceremonia de firma de los acuerdos, el Presidente Santos recordó que aún quedan temas importantes por acordar para que el acuerdo final pueda ser suscrito en Colombia lo antes posible.

No han faltado detractores de las conversaciones quienes, entre otros engaños han pretendido hacer ver que las FARC buscaban, con este proceso, hacer política sin dejar las armas. A ello se refirió el jefe de la delegación guerrillera firmante, Comandante Timoleón Jiménez, cuando puntualizó: “Claro que las FARC haremos política, esa es nuestra razón de ser, pero la haremos por medios legales y pacíficos, con los mismos derechos y garantías de los demás partidos”, puntualizó el líder revolucionario.

Por su parte, el Estado colombiano tendrá que hacer efectivo que a ningún colombiano se le persiga por razones de sus ideas o prácticas políticas y que una vez que sea firmado el acuerdo final desaparezca el dispositivo militar de guerra y su anticuada doctrina de seguridad. En la solemne ceremonia de la firma de los acuerdos, el jefe revolucionario llamó a que las fuerzas armadas colombianas, que fueron agigantadas en el transcurso de la guerra y adiestradas en contrainsurgencia y acciones especiales, a que en lo adelante jueguen un importante papel en aras de la paz, la reconciliación y el desarrollo del país. “Ellas fueron nuestras adversarias pero en lo adelante tendremos que ser fuerzas aliadas por el bien de Colombia”.

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