Carpa Villera: Una lucha compartida Por el Prof. Juan Carlos Sánchez, Director Editorial de Gacetillas Argentinas   Estuvimos en esa carpa. Fue un ida y vuelta que nos dejó ...

Carpa Villera: Una lucha compartida

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Por el Prof. Juan Carlos Sánchez, Director Editorial de Gacetillas Argentinas

 

Estuvimos en esa carpa. Fue un ida y vuelta que nos dejó con ganas de volver, porque se siente, se palpa y se huele a pueblo. Una experiencia maravillosa a la cual la clase media le escapa como si fuese el diablo. Quienes allí se encuentran, están militando por la vida, por una dignidad que viene siendo arrasada desde hace años mientras los negociados macristas continúan floreciendo a raudales.

Pero también tuvimos sensaciones encontradas y otras, muy similares a las vividas hace unos cuantos años. Sucede que, al romper la naturalización de lo que allí pasa, nos desacomoda en forma brusca. Porque los medios de desinformación masiva siempre han echado leña al fuego en consonancia con los intereses espurios y nos muestran otra visión absolutamente diferente. De allí la importancia de nuestra presencia, al igual que otros medios alternativos, para intentar reflejar una realidad que se esconde y una verdad que molesta a los intereses del poder político y económico. Por otra parte, las experiencias de vida de este cronista han pasado por algunas situaciones similares a las que siempre han acosado a los vecinos villeros, lo cual permitió interpretar el mensaje que brindan los integrantes de esa carpa por la dignidad.

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El mate circula de mano en mano. La Poderosa se ha instalado para darle más fuerza aún a esta lucha que sigue siendo ignorada por el Ejecutivo porteño. Los malabarismos y el sonido de la pequeña murga aportan la postal justa para un compartir que algunos prolongan acercándose a la mesa en donde sobresalen el petitorio y los dos botellas invitando a colaborar con el fondo de huelga.

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Pero el debate se acercaba. Fueron dos brillantes exposiciones para dar sentido a lo que allí ocurría. No habrá ley antipiquete que pueda acallar las voces del pueblo. Y como bien afirmó el Dr. Lucas Arrimada, "el primer derecho es el derecho a la protesta, porque es el que nos permite incorporar otros derechos".

Caía la noche y de repente, mientras Jamaicaderos se preparaba para tocar, una ruidosa manifestación se acercaba. Una densa columna de motoqueros marchaba en rechazo al chaleco identificatorio que se pretende imponer. En realidad, pensábamos en nuestro interior, deberían ponerse chalecos de fuerza a los funcionarios y políticos que viven del pueblo en lugar de servirlo. Poco después, los cascos en alto eran el paisaje obligado en el Obelisco, mientras la carpa seguía esperando la música.

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Piano eléctrico, guitarra, saxo y trombón eran las armas de Jamaicaderos. Era la melodía que faltaba para cerrar un día lleno de emociones y sensaciones. Pero también de lucha compartida. Aquella que se libra conociendo al otro y sus necesidades. Compartiendo lo que se tiene. Y soñando con un futuro que merezca ser vivido. No es poca cosa en tiempos de galopante derecha que amenaza con destruir todo lo que encuentra a su paso.

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