Por Julio C. Gambina
El INDEC informó en esta semana una corrección de los datos de evolución y crecimiento de la economía argentina entre 2004 y 2013. La nueva metodología destaca un menor crecimiento económico que el oportunamente informado, especialmente en los años 2008 y 2009, de fuerte recesión mundial.
El nuevo registro para el 2008 es de un crecimiento del 3,1% contra el 6,8% informado en su momento. Con la nueva medición surge que la Argentina no debió pagar el premio por crecimiento del PBI a los bonos de la deuda pública con esa cláusula. Ahora ya es historia, pues lo pagado no se puede revertir.
Para el 2009 el nuevo valor es de 0,1% y oportunamente se había informado un índice del 0,9%. Vale recordar que varios análisis destacaban una cifra negativa para la evolución económica.
Respecto del año pasado se confirma que según la vieja medición el guarismo indicaba una expansión del 4,9% que finalmente fue del 3% y eso motivó que el país no deba pagar por los bonos atados al crecimiento del PBI.
Los nuevos datos, con el 2004 como referencia, remiten a un PBI a fines del 2013 del orden de los 112 mil millones de dólares a precios de mercado, con un menor crecimiento del que se había informado con el viejo método, con 1993 como referencia.
La evolución en la coyuntura
Más allá del revisionismo en los datos de las cuentas nacionales, preocupa en la coyuntura la caída de la producción industrial y especialmente las cesantías que aparecen principalmente en la industria automotriz.
Se estima según fuentes periodísticas que unos 12.000 trabajadores de terminales automotrices están siendo afectados por suspensiones parciales, que se explican según las patronales en la importante disminución de las ventas, tanto al mercado local como global, especialmente a Brasil.
La baja de las ventas en abril alcanza al 35% en términos anuales y se suman a la caída registrada en marzo con tendencia a sostenerse en el presente mes de mayo. El dato para el cuatrimestre de enero a abril supone una reducción de ventas del 18% en comparación con igual periodo del 2013.
Existe una disminución de las ventas internas y externas, al tiempo que mermó la producción de las terminales y por ello las suspensiones temporales. Es una situación que ya anticipa una merma del record de producción de automotores del pasado año.
Entre las suspensiones se reconocen a 4.000 trabajadores de Volkswagen, 2.200 de FIAT, más 700 de Iveco, los camiones de Fiat. En la Peugeot, según el sindicato son 1.000 las suspensiones y otro tanto en Renault, agravado con problemas para conseguir repuestos. Se trata de una afectación de un décimo del personal de las automotrices, por lo que preocupa, y especialmente que no se transformen en despidos.
Se trata en general de suspensiones transitorias que se reiteraran semanalmente y/o mensualmente y que por ahora no se consolidan como cesantías. Hasta ahora, tanto las terminales como el sindicato intentan explicar que se trata de obstáculos a resolver, claro que los trabajadores afectados percibirán ingresos del 70% de sus haberes habituales, reducidos por las menos horas trabajadas, lo que implica menor capacidad de compra de sus ingresos en un momento de incremento de los precios en la canasta de consumo de los trabajadores y su familia.
En otras terminales automotrices podría repetirse la figura de achicamientos de turnos y suspensiones de sus trabajadores, algo que también impacta en el conjunto de la cadena de producción, ya con despidos y suspensiones en pequeñas o medianas empresas proveedoras de las grandes terminales automotrices.
Hay que señalar que la industria del automotor explicó buena parte del crecimiento de estos años, aún con la corrección metodológica que difunde el INDEC en estas horas.
Mucho se discutió en estos años si era adecuado el privilegio a la producción automotor y si no se debía promover una producción más asociada al transporte público, especialmente el ferrocarril. Más allá del debate de fondo, las suspensiones y/o despidos no aluden a un cambio de paradigma en materia de producción, sino a las dificultades combinadas de la economía local y mundial, con los trabajadores y sus ingresos como variable de ajuste.
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