Por Mario Daniel Villagra
La prensa
Normalmente un reporte para Café del Oeste, desde Entre Ríos, tendría que hablar sobre: qué, quién o quiénes, cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué; contando que sucedió tal o cual hecho en la provincia, pero no. Gracias al eclecticismo que constituye al programa, escogeremos hablar, en esta oportunidad, de quienes dan respuestas a esos interrogantes, es decir, de los medios y los periodistas, y su relación con lo publicado.
Hace algunas semanas la provincia fue visitada y nombrada en torno al recital de Los Fundamentalistas del Aire acondicionada, en Gualeguaychú. En torno a este hecho, surgieron al menos dos más que sirven a modo de ejemplos, y así pensar si es necesario una autocrítica hacia adentro del campo de la comunicación.
El primer hecho, a nivel nacional, fue la entrevista que realizó el equipo de Alejandró Fantino. Él mantuvo un diálogo con el intendente de Gualeguaychú. Supuesto, pues luego llamaron desde el poder ejecutivo municipal, aclarando que, quién habló para radio La Red, no era Juan José Bahillo.
Es decir, si la producción de un programa de La Red no coteja datos, como un control en la marcha en el trabajo, pero sí afirman tener “pasión por la comunicación, pasión por la radio”, como dicen en su slogan, estamos publicando desde la incoherencia.
Siguiendo por Gualeguaychú, recordemos que sucedió un feminicidio. Fue los días previos a que Solari continuara el show. Nuevamente una AM, la LT 41, dijo sobre el hecho: “viajó a Gualeguaychú acompañada de otro joven, lo que provocó la ira de su ex novio quien finalmente le quitó la vida preso de los celos.”… No sé si es la forma de presentar los hechos desde la prensa. Más aún si tenemos en cuenta que, seguramente, las noticias, en esta era, van a ser repetidas. De hecho, por ganar en instantaneidad y rapidez, fue reproducida por varios sitios web.
Además, otros de los hechos que han sucedido desde el último reporte, tiene al diputado Almará, y ex presidente del PJ de paraná; un hecho que fue retratado por medios de la Capital Federal, y por figuras del gran campo de la comunicación. Y, sin embargo, no tuvo un tratamiento de lo que, posteriormente, sucedió. La Cámara de Diputados decidió: “Rechazar las expresiones vertidas por el diputado Almará al entrevistar públicamente al aire a una joven de esta ciudad”, así, sin ninguna otra postura antes sus dichos al aire y en vivo, donde afirmaba a una mujer que a éstas le gusta que le peguen.
Por último, en Paraná fue asesinado Claudio Vera, un reconocido profesor y productor del mundo mediante el arte. Respecto al hecho, los medios locales, a la media hora, dieron a conocer el caso en su portales, y hablaron de “crimen pasional”, hasta inclusive dejaron verter la no posibilidad de un crimen, dando lugar al morbo amarillista en torno a las elecciones sexuales de la persona (por este hecho hay dos pedidos de captura).
La autocrítica
Nos debemos una autocrítica, es decir, crítica constructiva hacia adentro de la sociedad, respecto a la comunicación social y el campo de la comunicación. Comenzando por la prensa y la participación en su producción. Más profundo del que la "ley de medios" abrió en torno al "sistema de medios".
La prensa, no olvidemos, es una invasión; y quienes la sostienen, sus trabajadores, viven el menosprecio (del cual muchos son indiferentes) que hoy se le tiene a dicha labor y emprendimiento. Otros, aún siguen haciendo honor al oficio. Sin embargo, lo alarmante es ver más comúnmente a quienes están seducidos por las desviaciones que ha sufrido la tarea, que a quienes siguen la luz que dio vida a la prensa.
En 1789, el artículo 11 de la declaración de los derechos del hombre y el ciudadano, proclamó: “La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los más preciados derechos del hombre; todo ciudadano puede, entonces, hablar, escribir, imprimir libremente, salvo para responder del abuso de esta libertad en los casos determinados por la Ley”.
Cinco décadas después, Carlos Marx decía: “La prensa libre es el ojo siempre vigilante del espíritu del pueblo (…) el nexo expresado de palabras que unen al individuo con el Estado y con el mundo y con el mundo y la cultura”.
Estos últimos dos párrafos, que preceden el cierre, son puestos a los efectos de llamar a la autocrítica. Y no solamente a quienes más habitualmente escriben, hablan o dan la cara en algún medio, pues, en un punto, todos somos comunicadores. Salvo que, la propiedad privada sobre los medios de producción, en este caso de producción simbólica, nos han hecho pensar que somos ajenos a estas inversiones culturales; en otras palabras, ojalá algún día comprendamos que como sociedad podes hacer uso de los medios de comunicación, como un hábito saludables, puesto que forma parte de una de las necesidades básicas que es la expresión; que suceda que las personas digan hoy escribí una poesía, participé en un televisora o en una radio, como quien suscribe lo hace en este momento, y que amemos eso. Pues, no olvidemos, que si existe libertad de prensa es porque antes existió la censura.
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