Por Iroel Sánchez
No creo necesario abundar mucho en que la web Cubaencuentro es parte de una operación de guerra cultural contra la Revolución cubana y de la estrategia de subversión que financia Estados Unidos, lo han documentado suficientemente medios tan serios como Le Monde Diplomatique.
Pues es Cubaencuentro el espacio escogido por el señor Arturo López Levy para algo tardíamente ¿responder? lateralmente un grupo de textos míos sobre su idea del “aterrizaje suave” de Cuba en el capitalismo pluripartidista y la necesidad de que este país “modere” su política exterior para ser aceptado por Estados Unidos.
No descubrí nada nuevo. En 2011, López Levy publicó “Change In Post-Fidel Cuba: Political Liberalization, Economic Reform and Lessons for U.S. Policy” como parte de la US-Cuba Policy Inciative American Estrategy Program de la New America Foundation, la mayor beneficiaria de fondos de la USAID en sus programas de “promoción de la democracia en Cuba”. Allí, a propósito de lo que llama “proceso de reforma”, “en conjunto con la liberalización política y el surgimiento de una Cuba más abierta hacia el mundo exterior”, López Levy intenta responder “¿De qué manera estas tendencias se relacionan con los intereses estratégicos de la política norteamericana y su objetivo declarado de promover una transición pacífica a una Cuba democrática y orientada al mercado?“. Leyendo ese material, tan riguroso que confunde al periodista cubano residente en Miami Lázaro Fariñas con el “disidente” Guillermo Fariñas, se pregunta uno si es a Cuba o a Estados Unidos a quien quiere ayudar el patriótico Arturo López Levy.
En Cubaencuentro, López Levy, utilizando la misma categorización de liberales y conservadores tan cara a la prensa occidental en tiempos de la perestroika y careciendo de argumentos, me describe como “el ideólogo Iroel Sánchez, informado portavoz del oficialismo más conservador”. Por supuesto, Gorbachov, Yeltsin y Shevardnadze no eran los “conservadores” de aquella historia para la academia estadounidense y los medios afines a Washington pero sí los impulsores de la “liberalización política” y la transición “orientada al mercado” que llevó a la URSS al desastre sobre el que sería muy largo abundar aquí.
Sobra decir que no soy portavoz más que de mi conciencia, mucho menos ideólogo pero, como muchas veces sucede, suele acusarse a otro de la propia condición, es un viejo recurso para ocultar el verdadero carácter y la intención de la actividad que se realiza. Este “oficialista” no publica en el Granma, pero López Levy concluyó su reciente viaje de lobbismo a Washington para divulgar su protagonismo político -disfrazado de lucha contra el bloqueo- con una entrevista en la emisora oficial del gobierno de Estados Unidos hacia Cuba, Radio Martí, con la que consideró “un gran placer” dialogar y que amablemente le elevó a “profesor” su mínimo grado de visiting lecturer en la Universidad de Denver.
Como dije en un artículo que Arturo dice no entender pero que los abundantes comentarios evidencian es bastante diáfano, existe un plan -del que Arturo López Levy parece ser parte- para regresar a Cuba al pasado, disfrazándolo de un viaje al futuro. Su obsesión por hablar del futuro, tanto en publicaciones pagadas por Washington como en eventos que -según el bloguero de Miami Emilio Ichikawa- el mismo López Levy organizó en La Habana con apoyo del gobierno noruego, no es por vocación de pitoniso sino para hacerse un lugar en él.
Es a Ichikawa, quien lo señaló como uno “de los principales organizadores” de ese evento en La Habana, “patrocinado por el Reino de Noruega“ a quien López Levy debe responder.
Si fue “una rocambolesca conspiración en la que el espíritu de Milton Friedman se le montaba a “un economista emigrado” y la OTAN tenía algo que ver”, Arturo López Levy lo debe saber mejor que yo. Reitero aquí -sólo para que él comprenda- que el Reino de Noruega es miembro de la OTAN, acompañante de EE. UU. en la guerra de Afganistán y representante de los intereses norteamericanos en las conversaciones entre las FARC y el gobierno colombiano que tienen lugar en La Habana; y que el shock es un método terapéutico neoliberal -preconizado por Milton Friedman- que un ponente de su evento propuso aplicar en Cuba.
Para su futurología cualquier recurso es válido, desde hacer equivalente la situación de Cuba con la del “régimen cuasi leninista” de Taiwán, hasta recomendar a los “opositores” cubanos que, siguiendo su “estudiado” ejemplo taiwanés, se distancien de EE. UU. y aprovechen las insatisfacciones del pueblo con los servicios y el comercio para crear organizaciones “no partidistas” que sirvan como “instituciones transicionales” en los “procesos de transparencia y liberalización” que según López Levy debemos experimentar.
¿Alguien le puede explicar al futurólogo que Cuba tiene muchos problemas, pero no es Taiwán? En Cuba hubo una Revolución y el equivalente de Taiwán, estaría en Miami, el lugar adonde se marcharon inicialmente -con el apoyo de Estados Unidos- los beneficiarios del ancien regime descontentos con las tranformaciones revolucionarias. Si los cambios económicos en Cuba tienen éxito, es en Miami donde van a ocurrir, como ya comienza a suceder, profundas transformaciones políticas. Mejor que el futurólogo se dedique a aplicar allí su modelo taiwanés.
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