Por Iroel Sánchez
Santy -como le dicen muchos- es algo imposible de evadir si se ha vivido en Cuba después de 1980, cuando desde su guitarra empezó a invadir con sus canciones los oídos y la vida de los que habitamos esta isla.
Silvio -no hacen falta apellidos-, definido por Santiago como “la persona que más me ha ayudado siempre” cuenta en su blog el impacto que le produjo la noticia:
“Suena el teléfono a las cuatro de la mañana y pienso que ojalá sea un equivocado. Desde una conciencia adormecida el instinto de conservación lanza ese pensamiento. Si esa llamada no es error ¿qué buena noticia te pueden dar a las cuatro de la mañana? El instinto no traiciona, no miente, viene de un lugar ignoto pero corta como navaja, porque cuando escucho Aurora y después “cuándo fue”, ya la cabeza está en Vicente, que está en Guatemala, en algún accidente de avión o carretera, en un atentado loco.
Pero no es avión ni carretera ni atentado ni Vicente. Es Santiago, el más joven, a quien hace una hora se lo llevó un infarto.
Ayer mismo borré la carpeta donde le puse una selección de fotos de su boda. ¿Por qué llevaba días pensando en él? Muchas malas palabras se me ocurren. Muchas. “Son tantas, que se atropellan”.
Pienso en mis hijos que lo escuchan con la pasión y constancia que sólo dedican a Silvio, y en nosotros, que morimos un poco cuando nos deja el que canta Vida.
Vida
Vida, traes entre las manos vivas
la esperanza y un motivo
para que tu sed resulte
para todos un camino.
Vida, la guerra tendrá un sentido
de renacimiento y sueños,
sueños que harán del hombre
un humano, un buen destino.
Vida, te buscamos desde siempre
y, ahora, somos toda una razón armada
desde el alma hasta tu vientre.
Vida, porque es el verdadero trecho
para que tu pecho rompa este cielo gris.
Vida, a la muerte le queda un tiro
y un corazón te defiende
y hace de tus alas grandes
una historia para siempre por el amor.
Vida, vendrás quemando el eco
que quiera tener lo viejo,
quien no tuvo nunca manos
ni palabras por tu triunfo.
Vida, los verdaderos hombres
sólo son gigantes brazos
que le nacen a la tierra
y se van a la montaña.
Vida, la montaña está en la sangre,
en tantas calles,
la montaña está pariendo el porvenir
de este planeta.
Vida, de este planeta indio y negro y blanco,
poderoso y pobres,
todos al final.
Vida, a la muerte le queda un tiro
y un corazón te defiende
y hace de tus alas grandes
una historia para siempre por el amor.
(1984)
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