Por Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz
Venezuela se encuentra amenazada por intentos golpistas de la derecha latinoamericana y el gobierno de los EE. UU., no es algo nuevo y sobre esto ya no quedan dudas. Todos los países latinoamericanos a través de la CELAC, la UNASUR, el Mercosur y el ALBA han emitido pronunciamientos conjuntos reconociendo el intento de desestabilización de la democracia venezolana, expresando su solidaridad y la necesidad de diálogo.
La solidaridad con el pueblo venezolano y su gobierno es un gran desafío para toda Nuestra América. Resulta preocupante y dolorosa la intensidad de la violencia desatada, provocando muertes, heridos y daños materiales.
El ex Presidente Hugo Chávez ganó sus últimas elecciones por más de 10 %. Como lamentablemente no pudo asumir a tiempo se llevaron a cabo nuevas elecciones con observadores internacionales y no quedaron dudas de la legitimidad del nuevo presidente. Ganó Maduro y una vez más ganó el proyecto bolivariano iniciado por Chávez, porque las mayorías venezolanas entienden que su país ha mejorado y es más igualitario.
En efecto, gracias a este proceso, Venezuela por primera vez en su historia pudo ser dueña de sus propios recursos petroleros y ponerlos al servicio del pueblo, del continente, e incluso de EE. UU. cuando fue devastado por el huracán Katrina. Durante la última década, el gobierno aumentó el gasto social en más de un 60,6 % y hoy es el país de la región con el nivel más bajo de desigualdad, después de haberla reducido en un 54 %, y a la pobreza en un 44 %. En Educación se ubica en el segundo en América Latina y el quinto en el mundo con las mayores proporciones de estudiantes universitarios. Ha construido más de 13.721 clínicas en barrios en los que antes el Estado no iba y su sistema de salud pública alcanza unos 95.000 médicos. Ha construido más de 500.000 viviendas, financiamiento del deporte, entre otros logros.
Sin embargo algunos sectores de la oposición (no toda) con intenciones golpistas, no se resignan a la derrota electoral y tratan de alcanzar, a través de la violencia, lo que no pudieron alcanzar en elecciones libres. El Presidente Nicolás Maduro en 10 meses al frente del gobierno ha enfrentado permanentes acciones de desestabilización que buscan destituirlo.
La violencia y los ataques a Venezuela son un ataque a todos los gobiernos democráticos del continente. No es un hecho aislado, los intentos de golpes de Estado avanzan con nuevas metodologías en América Latina. Han intentado y fallado en Ecuador, Bolivia, Argentina y en la misma Venezuela en el año 2002, pero han triunfado en Paraguay y Honduras donde EE. UU. expandió sus bases militares.
Los medios de comunicación corporativos y multinacionales como CNN, FOX y los de Europa, manipulan información y difunden propaganda de guerra en nombre de la paz, y odio en nombre de la libertad. Su negocio es demostrar que son fundamentales para poder destituir a cualquier presidente, y así recibir mejores pagos del Departamento de Estado Norteamericano. Pero los latinoamericanos ya sabemos que son un actor político más, que defienden los intereses privados y de las grandes potencias, con juegos de mentiras que provocan la suspensión de las conciencias.
Debemos aprender de la historia, porque en el golpe fallido del año 2002 sucedió lo mismo y por eso es considerado el primer golpe mediático de la historia. Esto quedó comprobado en el documental “La revolución no será transmitida”, el cual recomiendo.
La Paz es una dinámica en las relaciones entre las personas y los pueblos que no se regala, se conquista a través de la Verdad, la Justicia y el respeto a los derechos humanos en la construcción democrática.
Por un lado se deben investigar las muertes de estudiantes en manos de encapuchados para que haya justicia por las víctimas. Por otro lado apoyar el Plan de Paz y Convivencia Nacional que Venezuela ha lanzado, con una masiva marcha popular, que busca la construcción de la paz ciudadana y la lucha contra la criminalidad, fomentando el desarme de la población y de las conciencias armadas.
En su discurso Maduro se expresó con mucha claridad: “Aquel que se llegara a poner una camisa roja con la cara de Chávez y sacara una pistola y agrediera a otro venezolano, ese no es chavista ni revolucionario, irá a la cárcel igualmente”. No se ve a la oposición haciendo lo mismo.
Realmente resulta muy vergonzosa la campaña para llamar dictadura a Venezuela teniendo en cuenta que es el primer país en la historia de los Estados Nación en instaurar y aplicar el sistema de referéndum revocatorio en la mitad del período presidencial para fortalecer la democracia. De hecho, cuando este se realizó en 2004, volvió a ganar Chávez, tal como lo hizo en otras 13 elecciones desde 1998.
Si un día le toca perder alguna elección a este gobierno, lo aceptará como lo hizo en su segundo intento de reformar la Constitución, pero nunca bajarán ni una de sus banderas porque los bolivarianos seguirán trabajando por una Venezuela y una Patria Grande mejor. La Revolución bolivariana, revolución de las urnas y de las calles, siempre venció con la Ley y con la democracia, y así lo seguirá haciendo, eso es lo que la vuelve tan peligrosa para algunos y tan necesaria para otros.
Por eso enviamos nuestra solidaridad y apoyo al pueblo y gobierno venezolano para la defensa de sus instituciones democráticas, de las políticas sociales, económicas y culturales alcanzadas a través de la participación popular.
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