Por Gloria Gaitán
Para la conmemoración del día internacional de la mujer este 8 de marzo de 2014, quiero recordar a dos de ellas que fueron extraordinarias, pero que la cultura machista calumnió, haciendo desaparecer de la historia el papel excepcional que ambas cumplieron después del magnicidio cometido con Jesús y con Jorge Eliécer Gaitán.
Se trata de María Magdalena, el principal apóstol de Jesús, convertida por el machismo -sin prueba alguna- en prostituta y mi madre, Amparo Jaramillo de Gaitán, no menos calumniada, quien cumplió un papel fundamental el 9 de abril de 1948, fecha en que asesinaron a mi padre Jorge Eliécer Gaitán, siendo que durante la lucha política de su marido lo acompañó en la tarea más difícil que puede cumplir un seguidor de un líder: disentir de él cuando no se está de acuerdo con algunas de sus decisiones.
Mi madre, antes de ser adolescente, ya era profundamente rebelde. Ya en 1947 le insistía a mi padre en que hiciera un push con la oficialidad joven del ejército, que era gaitanista, porque ella insistía en que la oligarquía no lo dejaría llegar al poder por la vía electoral.
En aquel nefasto abril de 1948, uno de los dirigentes políticos que acompañó en el Palacio Presidencial al mandatario genocida, Mariano Ospina Pérez, el ex ministro Alfonso Araujo, le enviará a su familia una carta con fecha 15 de abril donde dirá: ¡ Qué de complicaciones ! La señora de Gaitán no ha dejado, hasta el momento en que les escribo, enterrar el cadáver, exigiendo que previamente renuncie el presidente !
Mi padre permanecía embalsamado en la sala de la que era nuestra casa. Fue entonces cuando, utilizando el Estado de Sitio, el presidente genocida Ospina, en un acto torticero para vencer la resistencia de mi madre, expidió un decreto declarando Monumento Nacional nuestra residencia para poder contar con una herramienta “legal” para, a la fuerza, enterrar a mi padre en la sala de nuestra casa y después, mediante prevaricato, confiscárnosla, porque aquel lugar se había convertido en lugar de reunión de la resistencia gaitanista.
Algo similar sucedió con María Magdalena, de quien hablaré en una próxima nota.
En esta nota escrita con ocasión del Día Internacional de la Mujer, bástame rendirle a ella y a mi madre un sentido homenaje, exaltando su valentía y heroísmo en el propósito de que el mensaje revolucionario de Jesús y de Jorge Eliécer Gaitán no fuera enterrado por quienes han buscado jesuciar y gaitanear.
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