Por Hedelberto López Blanch *
Foto: Virgilio Ponce
A pesar de todas las presiones, sanciones, bloqueos y hasta amenazas de guerra nuclear, las potencias occidentales encabezadas por Estados Unidos y la Unión Europea no han podido derrocar al gobierno de la República Islámica de Irán y ya están ofreciendo señales en busca de acuerdos comerciales con una de las naciones más poderosas de Oriente Medio y Centro Asia.
Recuerdo que cuando en julio de 2012 visité ese país, con motivo de celebrarse allí un seminario internacional sobre el Movimiento de Países No Alineado, la mayoría de los medios de comunicación capitalistas afirmaban que una debacle económica y política se cernía sobre ese país debido al bloqueo decretado por occidente.
Todo lo contrario, encontré una nación en la cual funcionaban los servicios públicos y productivos, mientras su pueblo impulsaba la fabricación de las más diversas mercancías y equipos.
La nación persa posee una fuerte economía que la ubican en el lugar 17 de mundo con un Producto Interno Bruto estimado en 1.006 540 millones de dólares. Es el tercer exportador de petróleo del orbe. Posee además yacimientos de gas, carbón, cobre, hierro, plomo, manganeso, zinc, azufre.
Ubicada en una estratégica zona del continente asiático y bañada por el Golfo Pérsico, tiene una extensión de 1 648 000 kilómetros cuadrados y limita al noroeste con Turquía, Armenia y Azerbaiyán; Irak al oeste; Turkmenistán al noreste; Afganistán al este; Pakistán al sureste y el Golfo Pérsico al sur.
Irán cuenta con un elevado desarrollo científico-técnico e industrias que producen derivados del petróleo, medios de comunicación, transportes (autos, camiones, ferrocarriles), textiles, alimentos de todo tipo, etcétera.
El desarrollo del país no se detuvo y mientras las naciones occidentales impusieron sanciones, Irán firmó millonarios convenios con China, Pakistán, Venezuela, Kuwait, India, porque además de contar con fuerte capital financiero, posee recursos de suma necesidad para otras naciones: abundante petróleo y gas.
Un solo ejemplo basta: Turquía que importa de Irán el 50 % del petróleo que necesita, padeció amenazas de Estados Unidos para que cortara esos suministros lo cual representaba para ese país un duro golpe a la economía, y por tanto hizo caso omiso a las presiones.
Las sanciones impuestas contra la nación persa no han funcionado en la medida que ansiaban los países occidentales debido a la importancia que para muchos reviste el continuo abastecimiento de crudo.
Ahora las naciones europeas, que acompañaron a Washington en su agresiva política contra Irán, se han dado cuenta que lejos de beneficiarlas, les afectó cortar las relaciones económicas con el país persa y diariamente hombres de negocios y comerciantes arriban a Teherán en busca de nuevos acuerdos.
En una vertiginosa carrera, las avanzadas europeas están arribando continuamente a Teherán para inspeccionar las facilidades de introducirse en ese mercado.
La primera delegación que pisó suelo persa, en diciembre pasado, fue la de Italia, encabezada por la ministra de Asuntos Exteriores, Emma Bonino, quien declaró que Roma estaría "a la cabeza" de la competencia por el mercado iraní.
Le siguió, a mediados de febrero, una misión comercial de Alemania, compuesta por un nutrido grupo de funcionarios públicos y empresarios de los sectores energético, agrícola, telecomunicaciones, acero y construcción.
Antes de concluir ese mes, apareció en visita oficial el viceprimer ministro y canciller de Bélgica, Didier Reynders, acompañado de una extensa delegación de políticos, comerciantes y periodistas.
Para principios de marzo, Holanda anunció el arribo de dos delegaciones, una parlamentaria y otra comercial, y ha recordado que los Países Bajos, son el tercer socio europeo de Teherán, con un intercambio de 1 500 millones de euros al año que espera que esa cifra pronto se multiplique por tres.
Francia, cuyo gobierno de Francois Hollande fue uno de los principales impulsores de imponer sanciones económicas a Irán, envió una extensa delegación comercial integrada por 116 empresarios.
Para no quedarse retrasada en esta ofensiva europea en busca de afianzarse en ese prominente mercado, el ministro de Relaciones Exteriores de España, José Manuel García-Margallo, irrumpirá en Teherán en marzo con una amplia compañía de negociantes.
Se anuncian misiones de varios países asiáticos entre los que se destacan Tailandia, Malasia, Corea del Sur, Indonesia y Filipinas, mientras China que durante el tiempo de crisis mantuvo su intercambio comercial, indicó que lo profundizará en diferentes esferas.
Claro que la nota discordante la sigue dando Estados Unidos cuyo presidente Barack Obama y su secretario de Estado, John Kerry, con advertencias y amenazas, han tratado de contrarrestar la ofensiva europea y asiática.
Obama puntualizó recientemente que "si las empresas están explorando el terreno en Irán, lo hacen bajo su propio riesgo, porque les perseguiremos con todas las de la ley”.
Kerry, telefoneó al ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, para decirle que la visita de los empresarios "no ayuda" a las negociaciones nucleares que mantienen con Teherán.
En un mundo que vive desde hace más de dos décadas en una desaforada globalización capitalista, la realidad es que resulta muy difícil controlar o cercenar las ventajas comerciales y de negocios que ofrece el mercado iraní. Dentro de poco tiempo veremos también correr a los empresarios norteamericanos hacia el mismo objetivo.
* Periodista, escritor e investigador cubano.
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