Mujeres...     Por el Prof. Juan Carlos Sánchez, Director Editorial de Gacetillas Argentinas   El pasado domingo quedé en deuda, tal como se infor...

Mujeres...

 

 

BTV  - JUANCA 3

Por el Prof. Juan Carlos Sánchez, Director Editorial de Gacetillas Argentinas

 

El pasado domingo quedé en deuda, tal como se informara en la página de Facebook de este medio, por lo que estas líneas la saldarán de alguna manera.


Mucho se ha hablado y escrito sobre la conmemoración del pasado sábado, el Día de las Mujeres, como le gusta decir a María Laura Bretal, integrante de Las Azucenas y de la Unión por los Derechos Humanos de La Plata. Resulta ser una definición acertada porque permite englobar a todas las representantes femeninas de todo el planeta.

Esa pluralidad nos debe llevar a comprender la existencia de diversas experiencias, lugares y países unidas por aquello que llamamos vida. Ellas son las primeras personas que vemos desde nuestra infancia y que empezamos a conocer en las escuelas y universidades. Su paso por nuestro existir deja huellas profundas e indelebles que marcan nuestra personalidad durante nuestra juventud y adultez.

Pero en ese transitar por el mundo, también dejan sus marcas a fuego. Basta hurgar en la historia mundial, latinoamericana y argentina para dar cuenta de esas bellezas que no pasan por lo estético sino por sus propia esencia en las actividades que realizaron. Juana de Arco, María Curie, Hellen Keller y Rosa Luxemburgo, a nivel mundial; Gladys Marín, Vilma Espín y Gabriela Mistral, en Latinoamérica, y Juana Azurduy, Alicia Moreau de Justo, Cecilia Grierson, Fanny Edelman y Eva Perón en nuestro país, son claros exponentes del mundo femenino. Cada una de ellas marcó un camino en el lugar que les tocó actuar y lo siguen haciendo a través de la perpetuación de sus obras en lo político, intelectual, social y cultural.

Sin embargo, esta conmemoración debe ser enmarcada históricamente, a pesar de las polémicas, tal como afirmara Andrea D'Atri en su artículo "8 de marzo: Desenredando un viejo entuerto". Y fue la lucha consecuente la que les permitió ampliar sus derechos y sus espacios de intervención en el medio del capitalismo, patrocinante eterno del patriarcado. Desde los ' 70, siguen luchando por esa igualdad que se les niega, por ese derecho a decidir sobre su propio cuerpo y por ese aborto legal, seguro y gratuito que evitaría tantas muertes de las jóvenes pobres.

Sabemos bien que la frivolidad y la vanalidad son las armas del capital para desvirtuar el sentido de este día en el cual ellas exigen su reconocimiento a nivel social y laboral. La estimulación de ambas conductas a través de lo comercial es lo que lleva a la búsqueda del olvido de la reivindicación de derechos fundamentales que aún siguen en el tintero de la política argentina, latinoamericana y mundial.

No obstante, son sus ovarios los que estimulan la lucha permanente de todas y todos. Y cabe reconocer que ellas saben resistir y más que nosotros, los varones. Son las que van al frente en cada marcha, como lo hacía Adriana Calvo, como ahora acompañan Nora Cortiñas, Mirta Baravalle y Elia Espen de las Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora. Son las que buscan justicia como Mónica Alegre, la mamá de Luciano Arruga; Viviana Alegre, la madre de Facundo Rivera Alegre y Ana Braghieri, la madre de Clemente Arona. Son las que crían a sus hijos con discapacidad, luchando al mismo tiempo con la suya propia, como Ana María Martínez, madre de Violeta.

Pero no es un solo día sino todos los días del año. Ocurre que el capital trata de embarrar la cancha para olvidarnos de nuestra propia humanidad y de lo humano. Por eso no deberíamos olvidarlas. Ni siquiera por un instante. Porque en tiempos de violencia de género a niveles geométricos, deberíamos acordarnos que vinimos a este mundo de la mano de una mujer: nuestra madre. De allí que resultan aberrantes las historias de mujeres agredidas por seres que no merecen llamarse hombres ni varones, mientras que el Estado y la sociedad se rasgan las vestiduras.

Y es hora de tomar conciencia que sin ellas no podemos vivir, porque son la luz de la humanidad. Son ese candelero que ilumina el camino de nuestras vidas y quienes la defenderán a toda costa, sin importarles las consecuencias.

Porque son simplemente eso: mujeres...

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