La ciberguerra potencia la guerra informativa (La Pupila Insomne)     Por Sergio Bertoni Desde que los EE. UU. sufrieron una derrota en Egipto con el colapso de su aliado Hosni Mubarak, rápidamente apre...

La ciberguerra potencia la guerra informativa (La Pupila Insomne)

 

 

Sergio Bertoni 2

Por Sergio Bertoni


Desde que los EE. UU. sufrieron una derrota en Egipto con el colapso de su aliado Hosni Mubarak, rápidamente aprendieron la lección y revirtieron el juego. Pasaron a atacar objetivos estratégicos para sus intereses comerciales e industriales; es decir, los países que pueden representar un obstáculo a los negocios de las empresas petroleras transnacionales y de la industria de la energía, principalmente. Han creado o se han apropiado de los movimientos de oposición nacional, creando inestabilidad interna, etiquetando de dictadores a los gobernantes de los países y, finalmente, intentan algún tipo de intervención directa o blanda.

Siria, Ucrania y Venezuela son ejemplos. No importa cuánto los gobernantes de estos países sean democráticos. Lo que importa es el tipo de límites que ellos crean para el libre actuar de sus opositores al servicio de los intereses de los grupos económicos nacionales y extranjeros.

El guión utilizado por los representantes del poder económico transnacional es bastante simple. Usted puede ver los pasos del escenario golpista en las llamadas manifestaciones populares en Siria, Ucrania, Venezuela e incluso en Brasil .

En primer lugar, “bombardean” la gente con noticias negativas sin cesar, creando una sensación de inestabilidad institucional, política, social y económica.

En segundo lugar, ponen las facciones de una sociedad nacional en confrontación directa.

En tercer lugar, con el fin de obtener el apoyo de las masas, tanto nacionales como extranjeras, “despliegan” en el pecho del gobernante en ejercicio la etiqueta de “dictador”, mientras que “despliegan” la etiqueta de “libertarios y demócratas, defensores del pueblo” en los manifestantes de oposición.

En cuarto lugar, con el país al borde de una guerra civil o ya metido en ella, presentan la solución de la intervención externa como “civilizadora”, “pacificadora” y “democratizadora” del país en desgracia.

Aunque no parezca tener una relación directa, lo que está sucediendo en Siria, Ucrania y Venezuela sigue el guión descrito anteriormente, ya probado en otras rebeliones, vistas como populares, que contaron con el apoyo de la UE y EE. UU.

Otro factor importante para el éxito de la rabia intevencionista es garantizar una cobertura integral de noticias de los eventos, donde la prensa patronal y comercial al unísono golpea las 24 horas del día con una misma versión de los hechos, de una manera superficial y sin ninguna base en la realidad local.

En Ucrania, la intención es herir de muerte a Rusia, un miembro de los BRICS, el grupo formado por las potencias emergentes regionales: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Pero, ni Europa ni los Estados Unidos tienen el coraje de hacer una intervención directa en el reinado de Putin. Se usan, entonces, las contradiciones existentes entre los oligarcas ucranianos para crear inestabilidad, quitarles las tierras cultivables e instalar bases militares de la OTAN y EE. UU. en el territorio de Ucrania a pocos kilómetros de Moscú y San Petersburgo por citar las más famosas y principales ciudades rusas.

En Venezuela, el objetivo del mayor consumidor de petróleo del mundo, los EE. UU., es tener libre acceso a la riqueza petrolera del país sudamericano que tiene una de las reservas del oro negro más grandes del mundo. Pasa que el acceso a esta riqueza mineral está obstaculizado por leyes soberanas aprobadas democráticamente desde el comienzo de la Revolución Bolivariana y la llegada de Hugo Chávez al gobierno venezolano.

En Brasil, el tema es el petróleo del Presal, el último gran descubrimiento de la riqueza mineral en este siglo XXI. La oposición está al servicio de los que quieren el control total de petróleo producido en el Presal de Brasil, para asegurar la reservas de las grandes compañías petroleras transnacionales y del mayor consumidor mundial de combustibles fósiles, el ya mencionado Estados Unidos.

Aunque entre los manifestantes siempre hay algunas personas bien intencionadas detrás de la mayor parte de la nueva ola de los movimientos de oposición están fundaciones extranjeras y sus aliados nacionales con un mismo modus operandi, un mismo patrón, como se muestra en el video:

http://blogoosfero.cc/sergiobertoni/blog-do-bertoni/eua-financiam-protestos-de-jovens-no-mundo-inteiro

Lo importante para esta gente es crear el caos, la inestabilidad, la idea de la falta de gobierno y de los poderes establecidos, por lo que la opinión pública nacional e internacional creería en la inevitabilidad de la intervención externa, con el fin de imponer un gerente más confiable al sistema capitalista internacional .

Ni en el caso de Brasil, o de Ucrania o de Venezuela, toda la agitación política de los últimos tiempos no puede ser tratada sólo como una disputa puramente nacional. Esta última, por cierto, sólo se utiliza para cubrir el conflicto geopolítico y económico internacional, donde lo que se busca es el acceso fácil y barato a los recursos naturales y las riquezas de los países y tratar de frenar el crecimiento de nuevas posibles potencias políticas, sociales, económicas y/o militares.

Sin embargo, la existencia de personas efectivamente preocupadas con el futuro de la Democracia y la Humanidad, organizadas en torno a redes de información alternativas, de una blogósfera activista y un ciberactivismo popular, ha logrado disipar la nube de mentiras y combatir el zumbante unilateralismo informativo impuesto por medios de comunicación patronales.

Las redes alternativas hacen un contrapunto político e informativo precioso, impidiendo que los planes de los golpistas neoliberales (e incluso los neo-nazis) se apliquen con facilidad.

Las masas de voluntarios de todo el mundo envían información a sus colegas de otros países y, así, logran desmontar las versiones mentirosas diseminadas por la prensa patronal al servicio de los grandes intereses comerciales. Así ha sido en Brasil, en Venezuela, Argentina, Ecuador e incluso en Ucrania, donde los neonazis llegaron al gobierno mediante un golpe de Estado, pero enfrentan la resistencia del pueblo ucraniano que se organiza y protesta contra los golpistas.

Si no hubiera fuentes alternativas de información, ni tampoco los medios electrónicos para la difusión soberana de notícias, sin duda, la vida de los golpistas sería mucho más fácil y el resultado de sus acciones en contra de los pueblos más avasalladora

Además de las guerras convencionales, nos enfrentamos a una guerra cibernética verdaderamente global que potencia a la guerra de información tradicional. EE. UU. y U.E. gastan miles de millones de dólares y euros anuales para mantener la infraestructura que hace posible la ciberguerra. Sus servicios de inteligencia, aliados a las empresas transnacionales, invierten miles de millones en las redes digitales privadas para mantener a la gente conectada solamente en estas redes el mayor tiempo posible, consumiendo, sin la más mínima posibilidad de razonar adecuadamente, los contenidos especialmente preparados para que aceptemos ciertas “verdades” producidas por los ideólogos del pensamiento único neoliberal y de la concentración del ingreso y la riqueza.

Estamos en una guerra operada no sólo por las grandes potencias industriales, pero principalmente por las potencias tecnológicas, que tienen una muy clara hoja de ruta para tener en sus manos la riqueza natural y mineral de los países. Por lo tanto, es necesario el desarrollo de más y nuevas tecnologías libres y soberanas que permitan a los pueblos resistir los ataques del gran capital transnacional.

La existencia de redes libres y soberanas como Blogoosfero, Diáspora, Friendica, Identi.ca, entre otras, conforman el nuevo escenario de la logística de la resistencia digital y de la lucha de los sectores populares y democráticos en todo el mundo. Estas redes son el contrapunto tecnológico al intervencionismo y centralismo promovido por las grandes redes digitales privadas mantenidas por las empresas transnacionales.

El lema de Blogoosfero, por ejemplo, es “Ocupar la Internet, resistir y producir nuestros propios contenidos y tecnología”, porque sin las iniciativas libres y soberanas, el control ideológico y tecnológico de los países ricos en relación a los países pobres sería aún más violento de lo que se hace actualmente.

Sin las tecnologías libres y soberanas, la recolonización cultural, económica, política de los países del Tercer Mundo ya sería un logro mucho más allá de las intenciones concentradoras de gran capital transnacional que vemos hoy.

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