Por Ricardo Ariel Arédez
Se cumplen 39 años del más siniestro golpe de Estado que soportó nuestro país, muchos escribirán sobre este tema. Muchos darán su opinión sobre lo logrado hasta este momento.
Seguro que no recordamos a otro gobierno como el actual que haya logrado seguir en este camino iniciado con el Dr. Raúl Alfonsín en el juicio y castigo a los culpables. Para nosotros en el norte argentino, más exactamente en el feudo de los Blaquier, llegaron a pedido nuestro, digo nuestro, digo Madres, Padres, Hijos, Hermanos, Esposas de los detenidos políticos y de los detenidos - desaparecidos del departamento Ledesma. Llegó la CONADEP para levantar testimonio justo en ese feudo, en la figura del siempre recordado Raúl Aragón y de la querida militante de la Liga Argentina Graciela Rosenblun, bajo la supervisión de gran político que tuvo la UCR y por supuesto tan grande fué que está olvidado. Se trata del querido y recordado siempre Hugo D. Piuccill, un buen hombre, un buen y creíble y honesto político, por eso está olvidado en las filas de la UCR, un gran buscador de Justicia en esta historia reciente, por eso está olvidado.
También recuerdo de las charlas de mi madre con Graciela Fernández Meijide, cuando nos visitó en Ledesma para una gran actividad, y digo gran actividad, porque casualmente las actividades se hacían en el feudo, las acciones diarias, venciendo el miedo, la persecución que nos hacían y la gente que nos acompañaba en esas acciones, pocas, pero valientes, por supuesto siempre bajo la protección del Nobel de la Paz, Adolfo Perez Esquivel, Madres, Familiares y Abuelas, también Liga, APDH, MEDH y luego Madres - L . Fundadora, siempre y siempre invitando a gente a tomar contacto con ese interior, para descubrir, ese poder económico de los Blaquier y sus consecuencias en la población.
Todas nuestras acciones estaban siempre conversadas con Emilio Mignone, Presidente del CELS y todo su equipo, las Madres, Serpaj, y se iban incorporando gente que llegaba y veían esta realidad, muchos, muchos nombres, que nombrarlos a todos se me olvida y luego se enojan conmigo. Todos ustedes saben perfectamente los que fueron, y acompañaron, ayudaron, sintieron, se conmocionaron por esa realidad.
Periodistas, muchísimos estudiantes muchísimos, militantes muchísimos, costó años y años de tomar esa decisión de caminar por la ruta que une los pueblos más castigados de Calilegua y Libertador. También cantantes, actores y actrices, llegaban por esos lados a ver y acompañar.
Pero fueron Adolfo Pérez Esquivel, las Madres, las Abuelas, las Madres de Ledesma y Víctor de Gennaro, quienes dijeron, bueno: “Basta de ir por el costado de la ruta, tomemos la ruta, ya somos muchísimos y sigamos marchando”. Fue seguramente pensado con tiempo por todos ellos, pero, los que no sabían nada o se les escapó, fue a la policía de la Provincia de Jujuy, a la Gendarmería Nacional con asiento en Pueblo Ledesma, justo a metros de la fabrica, aún esta ahí; y a la policía privada de la empresa que siempre sabía todo. Gran sorpresa fué y no sabían que hacer, y nosotros marchamos hasta hoy con el total convencimiento y derecho adquirido que cuando el Estado y los gobiernos no resuelven estos temas y estos temas molestan mucho a los poderosos, nosotros tenemos el derecho a cortar esas rutas para marchar y denunciar; marchar y proponer a los políticos que gobiernan o los que pretenden gobernar la provincia de Jujuy y que siempre, siempre miran para otro lado y están de lado de estos poderes económicos genocidas, que deben buscar una solución a este problema, no puede ser que siempre estemos marchando y denunciando, y los políticos mirando para otro lado.
No me consta que los gobiernos de mi provincia de Jujuy movieran un dedo en ayudarnos a buscar la Verdad y la Justicia. Siempre sospeché que los archivos de la represión de Jujuy y más exactamente los de Ledesma, nunca fueron destruidos, y en algo el tiempo me dió la razón. Se encontraron muchas pruebas de los que siempre denunciamos y también en el diario Tiempo argentino de esas épocas, se publicaron que en Ledesma, la empresa hacía operativos de noche sacando gran cantidad de cajas -seguramente no de naranjas, ni pomelos- y las cargaban en traffic perfectamente camufladas. Ellos estaban limpiando todo, porque un juez, un joven juez, de esos que no se venden, llamado Fernando Poviña, allanó sus oficinas en el barrio Los Perales -yo no sabía que Ledesma tenía un bunker ahí- y sin que nadie les avisara, entraron y sacaron gran cantidad de pruebas de la represión. Por eso, el tiempo da la razón a los que luchamos y seguimos en esto.
Hoy, ellos festejan un nuevo triunfo impune y siguen escribiendo la historia y siguen condicionando la democracia, y siguen diciéndonos que, en definitiva, el poder lo tienen ellos. Por eso negocian siempre con los que pensamos que, en democracia, los polìticos nos representan.
Es difícil darse cuenta de esto, y muy doloroso, lo sé, porque no consigo recuperarme de esto. Toda mi vida trabajando, buscando, denunciando y fui despidiendo de esta vida a mis maestros, madres, padres, hermanos, esposas, que aprendí de ellos a ir por el camino verdadero y saber que país quiero. El país de la impunidad no lo quiero, no quiero a los poderes económicos genocidas como el de los Blaquier, libres, sin culpa de nada, porque no es serio, no será una democracia seria.
Este 24 de marzo seguramente se festejará, y estoy seguro de ello, la recuperación de nietos de las Abuelas, y más exactamente el regreso a la vida de Guido, como lo festejamos todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Seguramente nos acordaremos del Presidente que hizo posible toda la continuación de estos juicios y que junto a mi madre nos recibió en la Casa Rosada, y luego reconoció su lucha con el premio Azucena Villaflor a mi madre. También los logros de la actual presidenta, que son muchos, yo no lo dudo ni dejo de reconocerlos.
Pero quedamos nosotros, quedamos ahí. Escuché decir: “bueno siempre alguien debe de perder en política o perder en esto”. ¿Porqué debemos perder nosotros?, ¿porqué?, justo que si alguien con sentido común y respeto, deberá escribir en la historia reciente que, en el norte argentino, en los feudos de los Blaquier en Jujuy, en Ledesma, una mujer, entendió y entendió junto a sus Madres a los Padres, Hermanos, Hijos y militantes de Ledesma que había que salir a reclamar Verdad y Justicia, y denunciar a este poder económico cómplice de la última dictadura militar como un poder económico genocida y que se supo que formaron él, su presidente Blaquier, el Grupo Azcuénaga, y que financió el golpe de estado de 1976. ¿Justo nosotros debemos de perder esta historia que nos llevó la vida entera construirla, sacarla a la luz por medio de muchos periodistas amigos, Mona Moncalvillo, Enrique Vázquez, Luis Brunschtein, Eduardo Alivertti y muchisimos más para que todo el país sepa quienes son los cómplices de la dictadura militar?. ¿Justo nosotros debemos perder?
La historia no puede quedar así, cuando hay tanta verdad. Que este 24 de marzo sea fundamentalmente una reafirmación y un compromiso de llegar o que la Justicia justa llegue también a los feudos del norte argentino. Nuestras Madres seguramente se sentirán en paz, y dirán: “nuestras vidas valieron para algo”, que así sea. Y que esta Marcha de los Apagones del Terror, el tercer jueves de julio de este año, sea una gran marcha, con la consigna soñada y esperada por todos los que están y los que ya no están: "QUEREMOS JUSTICIA”.
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