Mitzi Capriles y Felipe González
Por Carlos Aznárez
La detención del alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, una de las figuras nodales del golpismo venezolano, y la ratificación de la prisión del otro referente de la violencia derechista, Leopoldo López, a quien sus colegas de la internacional escuálida querían hacer pasar a mejor vida para culpar al chavismo, son señales inequívocas de que la Revolución goza de buena salud. Tiene bien altas las defensas y convierte a sus anticuerpos en acciones de victoria.
Estas iniciativas sirven entre otras cosas para que el continente, los pueblos y buen parte de sus gobiernos, hayan reaccionado unificadamente para defender a Venezuela bolivariana de sus enemigos locales y también de las amenazas infundadas del señor Obama. Es decir: el “no pasarán” de tan legendarios recuerdos en la historia antifascista mundial, se ha vuelto a poner de moda gracias a una importante suma de solidaridades que Venezuela se merece por todo lo que ha dado al mundo.
Sin embargo, en el otro andarivel, el de la derecha internacional pro-norteamericana y pro-fascista, no se han quedado quietos y están intentando instalar una matriz que no les viene muy a tono: la del victimismo. Para ello nada mejor que pasear por diversos países a la condolida esposa de Ledezma, Mitzi Capriles (apellido ilustre de la escualidez), quien como no podía ser de otra manera cuenta a sus interlocutores los “horrores de la prisión” que sufre su cónyuge.
En sabido que en todos los sitios del planeta hay oídos alerta para escuchar falsedades, pero la España de Franco y de Rajoy bate todos los récords. Allí Mitzi no dejó político sin ver y de casi todos sus entrevistados obtuvo "muestras inequívocas de afecto”, confesó ella misma. Y no sólo eso, sino también promesas de acelerar la marcha para ayudar a desestabilizar a Venezuela, derrocar a su Presidente y entregarle el país a sus jefes de Washington, que como todos saben, dirigen la política exterior de la Unión Europea. Recordar Kiev, por si alguien tiene dudas.
Con Rajoy, Mitzi se sintió en familia. Hasta casi le arrancó una lágrima al hombre que sigue enorgulleciéndose de sus años mozos cuando cantaba inspirado en quien fuera su admirado jefe político, Manuel Fraga Iribarne, el “Cara al Sol” falangista y extendía el brazo, cual colegial disciplinado, vitoreando a una “España Una, Grande y libre de rojos”.
Así, el anfitrión Rajoy le infundió a su visitante “ánimo y más ánimo para sobrellevar estos duros momentos en que Venezuela sufre opresión y represión”. Todo un caballero cruzado, que se comprometió a extender esta “solidaridad” por toda la UE.
Si el líder del PP se conmovió ante el relato de Mitzi, ni que hablar de la “extrema cordialidad y emocionante recepción” que, en palabras de la esposa de Ledezma, recibió del ex presidente Felipe González, quien ha decidido asumir la protección legal de Leopoldo López y de Antonio Ledezma, ante "la falta de garantías en Venezuela”.
No podía ser de otra manera. González es el mismo “sociolisto”, que en 1983 creara con sus mejores exponentes del PSOE los escuadrones de la muerte denominados GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) para asesinar ciudadanos vascos. Quizás en el encuentro con Mitszi Ledezma, Felipillo también evocó, nostálgico, aquellas veladas que mantenía con Carlos Andrés Perez (alias CAP) en Isla Margarita, en las que el venezolano, entre copa y copa, le aconsejara que para terminar con “los de ETA” tenía que aplicar mano dura e imitar lo que él mismo hizo con los insurgentes comunistas locales, a quienes los militares secuestraban, torturaban y arrojaban desde aviones después de haber sido dopados. Iniciativa siniestra que en 1976 también puso en práctica la dictadura argentina.
Desde la llegada al poder del PSOE, fueron días de vino y rosas para el dúo CAP - Felipe, ambos integrantes de la Internacional Socialista. En la retina del ahora defensor de los golpistas venezolanos, quedan aún impresos varios años de favores entre ambos, de mucho dinero cruzando el Atlántico en uno y otro sentido. Como la repentina fortuna amasada por el empresario venezolano Gustavo Cisneros en España en 1983, a raíz de la expropiación del grupo de empresas españolas Rumasa, de la que fue uno de los principales beneficiarios al adquirir Galerías Preciados. Una verdadera ganga de la que obtuvo más de 28.000 millones de pesetas en plusvalías. Con esos antecedentes sobre sus “solidarias” espaldas, González le aseguró a Mitzi que cuente con él para lo que guste mandar. “Vamos a romper el silencio que han mantenido la mayoría de los Gobiernos de América Latina ante los abusos del régimen chavista”, añadió, acusando el golpe de la inmensa solidaridad que el continente ha ido forjando con el gobierno de Maduro y con el pueblo venezolano.
Si faltaba algo para sumar en la mochila de Mitzi tras su gira española, ella misma confesó que se encontró en Estrasburgo con dirigentes de Podemos, que le pidieron “confidencialidad” para esa reunión, en la que se habló de la “grave situación por la que pasa mi esposo en la cárcel chavista”. Son los mismos dirigentes de Podemos que días antes, en la voz de Pablo Iglesias habían demostrado preocupación -en una entrevista en el canal español Tele 5- por la detención de Ledezma. “No es bueno para la democracia detener alcaldes”, dijo Iglesias, y agregó que la Justicia debería decir la última palabra. Una declaración hecha a la medida para los sostenedores del terrorismo mediático que está hostilizando a Venezuela bolivariana desde todos los flancos. Muy parecida en contenido a lo expresado en Uruguay por el vicepresidente Raúl Sendic, hijo.
Halagada en España por la partidocracia que ha enterrado a ese país, esta semana, Mitzi intentará sumar más adhesiones para su causa en suelo latinoamericano. Si todo le sale como parece, llegará a Argentina a entrevistarse con otro que bien baila, el alcalde derechista Mauricio Macri y un grupo de diputados opositores dispuestos a escuchar sus penas y el compendio de mentiras que lo único que buscan es acorralar a la auténtica democracia popular venezolana.
Mientras ella viaja de un lado para el otro con dineros parecidos a los que se utilizaron para la gira de la gusana cubana Yoani Sánchez, los pueblos del continente se siguen movilizando por miles, rodean las embajadas venezolanas de adhesión incondicional al chavismo, twitean masivamente, y en cada esquina se aprestan a inundar de firmas (diez millones dijo Maduro y "se va a quedar corto, Presidente") unas planillas con la frase del año: “Obama, Venezuela no es una amenaza”. Que en lenguaje barrial rioplatense quiere decir: “Gringo prepotente, meté violín en bolsa y dejá a nuestros pueblos en paz”.
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