Presidente Santos y Andrés Pastrana
Por Alberto Pinzon Sánchez
No se necesita ser muy suspicaz para entender esta foto tomada por el diario El Tiempo el día de la posesión (22/06/2015) del nuevo ministro de Defensa Luis Carlos Villegas, el nuevo “hombre fuerte” de Colombia, con quien la clase dominante pretende presentarse unida hacia el futuro.
El presidente Santos con esa mímica tan expresiva que acompaña a quienes tienen problemas de dicción, le muestra una hoja de la cual solo vemos el envés al concentrado ex presidente Pastrana, viejo rival de “odios heredados”, desde cuando Santos era un joven figurón liberal aupado por el periódico de su familia El Tiempo, y Pastrana lo era del partido conservador y del periódico La Republica de su papá. ¿Te acordás hermano, qué tiempos aquellos? No se conocía coca ni morfina, los muchachos de antes no usaban gomina…
Un amigo, mirando la foto, me dice que la hoja que Santos le muestra a Pastrana, es un mapa de Venezuela, que es el único punto que tal vez en este momento los pueda unir. No lo creo así. Pienso más bien que están hablando de cómo el nuevo ministro de Defensa Villegas (hombre de las entretelas del pastranismo) los va a unir hacia las próximas elecciones y Pastrana, después de haberle pavimentado el camino a la presidencia a Uribe Vélez con la ruptura del proceso de paz del Caguán y haberlo acompañado en su guerrerismo todos estos años, finalmente se le retira para hacer una especie de frente común “empresarial” con Santos.
La furia e inquina mostrada por Uribe Vélez contra el ministro de Defensa Villegas por la última entrevista cedida al diario El Tiempo (28/06/2015) confirma lo anterior. (http://www.eltiempo.com/politica/justicia/entrevista-con-luis-carlos-villegas-nuevo-ministro-de-defensa/16014840)
Pero así mismo, esta entrevista nos permite hacer alguna acotación: Primero, que el ministro Villegas muestra un cierto conocimiento de la historia política de Colombia, por ejemplo, cuando recuerda que el único empresario colombiano que combinó radicalismo con guerrerismo, Uribe - Uribe, no solo fue derrotado sino que terminó con un hachazo en la cabeza. No es prudente ser un empresario radical y guerrerista en Colombia.
Segundo, nos deja saber que su estrategia jesuítica de “duro con la mugre y suave con las manos” (en ningún caso del exiguo repertorio propio de Santos) sino que más parece la vieja consigna de una conocida empresa de jabones de Colombia, fue una de esas consignas “lilolá” con la cual el gobierno errático de Virgilio Barco trató de maquillar el ascenso vertiginoso del paramilitarismo y el terrorífico exterminio de la oposición de su recordado gobierno.
Finalmente, en cuanto a la garantía “personal” que ofrece de darle todas las seguridades a la oposición y a la insurgencia en un eventual post acuerdo de fin de la confrontación armada, se debe reconocer ciertamente que, como garantía personal, merece todo el crédito posible. Pero… no así institucional, porque mientras dentro del “heroico y profesional” ejército de Colombia sigan en filas, los altos mandos denunciados en el informe de HRW presentado por Vivanco (24/06/2015) sobre los falsos positivos, protegidos “hasta la tumba” por quien les dio la orden política desde las alturas de Poder Contrainsurgente; tal garantía no pasa de ser retórica.
De manera que, si como el ministro lo dice, pretende alcanzar una finalización positiva del conflicto, deseamos entender su tarea ministerial (más que un apretón con su puño de hierro a los militares uribistas por su divisionismo guerrerista) como un intento serio por depurar totalmente el manzanar podrido de aquellos heroicos profesionales de los falsos positivos.
Porque sin una depuración a fondo del heroico y profesional ejército de Colombia, de aquellos heroicos profesionales de los falsos positivos, quienes pasan sus tediosos días urdiendo todo tipo de intrigas para continuar en la dorada impunidad que disfrutan actualmente y sobre todo, contando con la protección hasta la tumba de sus antiguos jefes, resulta una broma hablar, no ya de una finalización del conflicto armado, sino del imperio de un Estado social de Derecho inserto en el concierto mundial, con unas heroicas y profesionales Fuerzas Militares que tal vez el ministro no ha alcanzado a conocer completamente en el poco tiempo que lleva posesionado en su nuevo cargo.
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