José Manuel Collera Vento (Izq.)
Por Raúl Antonio Capote
Cuba es una tierra de héroes, entregar la vida, sacrificar bienes, familia, proyectos, es parte de la demencia lúcida que caracteriza a los cubanos revolucionarios de todos los tiempos. Para los cubanos revolucionarios la patria es lo más sagrado, es el objeto de adoración, único ante el que se inclinan, es la novia exigente que cuenta siempre con la devoción y la lealtad más profunda.
En Cuba uno encuentra a un héroe en todo espacio, la necesidad de enfrentarnos a poderosas fuerzas externas, que han pretendido durante siglos dominarnos, nos hizo un pueblo aguerrido, celoso de su independencia y soberanía, lo hemos dado todo por ser libres, la amenaza constante, el encono de nuestros enmigos nos hizo sabios, pero valientes hasta la locura de ser necesario.
En Cuba el heroísmo se hizo cotidiano, se enraizó en nuestra cultura, pero tener la oportunidad de conocer, de ser amigo, hermano y más que hermano, compañero de armas de uno de los imprescindibles, es una suerte y un privilegio.
José Manuel Collera Vento es una de esas personas que lo ha dado todo que, como se dice en buen cubano, quemó todos los barcos. Hoy 8 de enero es su cumpleaños, llega a los 72 sin prisa, con la calma que le caracteriza, con la sonrisa cubana y bromista que le acompaña siempre.
Cumple 72 años en medio de otra celebración, íntima y profunda para sus compañeros de Las Razones de Cuba, el 5º Aniversario de la denuncia en que participamos y que nos dio nombre sin querer, el más honroso de los nombres, la vida premia de la forma más inesperada a los que sirven sin más aspiración que el sentido del deber y el placer de cumplirlo, honra más allá de lo soñado.
Cinco años ya y cuantos premios morales, de esos que valen tanto como muchas vidas útiles, cinco años de compartir sueños, esperanzas, heridas, sorpresas, juntos, hombro con hombro, mano a mano. Hemos sentido el peso del cariño, la gloria del abrazo del hombre y la mujer humilde, la mirada del que todo lo mide con regla extraña, el odio feroz del enemigo, la mala voluntad del tapadito, de la serpiente sibilina que se oculta tras la sonrisa falsa, pero nada de eso tiene valor, nada de eso nos arredra, hemos servido y seguimos.
Cumple 72 años quien todo lo dio, quien cuidó de nuestros sueños con “ojos de guardian del sol” durante 36 años. Manolito como le decimos los cercanos, sus amigos, fue agente de los Òrganos de la Seguridad del Estado, cuántas veces vio su rostro sucumbir, cuántas veces enfrentó a la muerte, ese que lleva tanto de estrellas escondido, poco se sabe, pues no habla mucho de sus hechos, no hace bandera de sus actos.
Gerardo fue su último seudónimo, participó en la captura y juicio de un espía enemigo, haciéndo honor al seudonimo elegido, Gerardo, como Gerardo Hernández Nordelo y por uno de esos juegos del destino, Gerardo ayudó a regresar a Gerardo, con el despego personal que aprendimos de la historia nuestra, no pensó en los suyos, pensó en los otros, en las madres, hermanas, esposas, hijas e hijos de sus compañeros presos en las cárceles enemigas.
Recuerdo el juicio al espía yanqui, ambos fuimos testigos de la fiscalía, compartimos ese día tremendo en que vimos humillar el rostro arrogante del enemigo ante las pruebas presentadas, entonces no podíamos medir el resultado, el peso que tendría en la victoria de todo un pueblo y sus amigos un 17 de diciembre, años después.
José Manuel es un hombre común, cubanisimo, listo a la jarana y la palabra facil y rápida, de pensamiento profundo y cultura sin igual, inclemente con los falsos, duro con la mentira. Libró batalla en el norte revuelto y cuando tuvo que decidir, no una sino varias veces, entre él, los suyos y la patria eligió a la patria, la última vez sin regreso, quedaría lejos, con el peso de los años que comenzaban a caer sin remedio, volvió a elegir sin dudar, la patria primero.
Honor a quien honor merece, bajen la cabeza los que no pueden mirar de frente, los que le pesa honrar, los que no saben o no pueden, hay mucha gloria y mucha modestia porque él es un héroe cubano, uno más de los que puedes encontrar en la bodega, en la parada, en el barrio, un demente lúcido, de tantos, que no tuvo miedo dar la cara, mostrar el rostro, desafiar al enemigo, él le puso mombre al odio que nos tienen, su nombre está grabado en el puñal del enemigo, en sus listas de muerte, pero el sabe que no hay como morir en brazos de la patria agradecida, por eso no teme y sigue de frente, con su andar de años.
Honor querido compañero de armas, muchas felicidades en este día, recibe el abrazo de tus hermanos de combate y me atrevo a hacerlo a nombre de millones de cubanos que te admiran y quieren bien.
Nos queda mucha pelea por dar, muchas batallas que librar juntos, los Seis de Las Razones de Cuba, siempre parte del pueblo, siempre hombres de a pie, siempre mezclados y unidos a la gente que ama y sufre por Cuba, que trabaja y sueña, siempre con la Revolución.
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