El último gran desfalco es el de Reficar en Cartagena, pero la lista es larga
Por Andrés Gil
En Colombia ya estamos acostumbrados absurdamente a que cada año tengamos varios escándalos mayúsculos de corrupción. Hemos ido pasando por Foncolpuertos (2,3 billones), Saludcoop (1,7 billones), Dragacol (1,2 billones), El Guavio (2 billones) por mencionar los grandes, porque también podemos mencionar los “pequeños” como Agro Ingreso Seguro (12.000 millones), Coomeva EPS (146.000 millones), Transmilenio de la 26 (156.000 millones), la vía Bogotá- Girardot (170.800 millones) o Caprecom (559.500 millones).
Pero llegamos a Reficar, quizá desde la ruinosa concesión Barco en 1905, el peor escándalo de corrupción de nuestra historia.
Para que nos entendamos y nos hagamos una idea de lo aberrante que es el caso de Reficar, podemos decir que los sobrecostos de esta refinería habrían servido para:
- Pagarle la matricula universitaria en a 219.000 jóvenes colombianos por 5 años; es decir, educación superior pública gratuita, de calidad y sin necesidad de que sean “pilos”.
- Los sobrecostos de Reficar son equivalente a 6 años del presupuesto para el campo colombiano; es decir, habrían servido para aplicar el doble de recursos donde hoy viven los colombianos más pobres entre los pobres. Santos prefiere las Zidres.
- Los sobrecostos de Reficar son equivalentes a las deudas de las EPS con todos los hospitales públicos del país que hoy están quebrados. En otras palabras, podríamos haber recuperado y dotado todos los hospitales públicos del país y beneficiar a millones de pacientes. Hoy en el Hospital Universitario del Valle y los de Santander no hay ni para una jeringa.
Así son las cosas, el país ahogándose en necesidades mientras despilfarraban o se robaban dinero público en Reficar… y luego nos dirán que el peor “problema” del país son las guerrillas. El peor problema del país es su casta política que, ya sea desde los gobiernos o como privados (da igual), se han tomado el Estado y lo han convertido en su patrimonio personal.
El problema del país es que no tenemos memoria. Olvidamos, por ejemplo, que en los gobiernos de “el gran colombiano” entre 2007 y 2009 Uribe le perdona a las grandes mineras 2,3 billones en impuestos que no pagaron, mientras éstas abonaron en regalías 3,3 billones; es decir, les devolvieron buena parte de las regalías que pagaron, negociazo para el Estado. Pero además con Uribe pasamos de tener 221.000 títulos mineros adjudicados ¡¡ a 8.444.000 !! páramos y selvas incluidas, confianza inversionista le llamaba.
Tampoco olvidamos que el gran fiasco de Reficar se presentó bajo la administración de “el mejor Ministro de Hacienda de América” Oscar Iván Zuluaga y Alberto Carrasquilla, así como presidentes de Ecopetrol que ganaban cerca de 60 millones de pesos al mes. Olvidamos que la USO advirtió estos enormes y sospechosos sobrecostos pero nadie los escuchó, y menos su presidente Uribe que, con estatuto antiterrorista, mandó a la cárcel a varios sindicalistas que ejercían el derecho a la protesta justamente contra privatizaciones como las de Glencore.
Pero es que lo de Reficar no es nuevo, esta ha sido la historia del saqueo del país frente a los privados y las multinacionales. Por ejemplo, con mucho esfuerzo público el Estado desarrolló las redes telefónicas de Telecom por décadas y luego, con los famosas alianzas de riesgos compartidos con las multinacionales Alcatel, Siemens, Nortel, Ericsson, Nec e Itochu, la quebraron. Al final de “riesgos compartidos” no tenían nada. Cuando todo salió mal, Telecom tuvo que pagarles cerca de 1.000 millones de dólares. ¿y que pasó? Luego, Uribe ferió Telecom a Movistar en otro negocio ruinoso.
La misma historia se repite con Electricaribe, una empresa que hoy da un servicio de quinta a unos 10 millones de colombianos en 7 departamentos y pagando uno de los kilovatios más caros del país. La multinacional Fenosa simplemente dejó de invertir en redes porque, según ellos, ya no era rentable… Nunca hubo un contrato del Estado y hoy es el Gobierno quien se aprestaría a mejorar las redes que Unión Fenosa abandonó.
¿Seguimos? Nos dicen que “El Estado debe aprender como se hacen las cosas en el sector privado”. Pues el sector privado será ejemplo pero para cartelizarse. Recordemos que en Colombia, que sepamos hay carteles del azúcar, cuadernos, pañales, arroz y cemento. La Superintendencia de Industria y Comercio afirmó que una manguala de empresas privadas productoras de pañales en 15 años habrían hecho arreglos para manipular los precios y hacer crecer las ventas en 7,7 billones de pesos, dinero que no debió salir del bolsillo de los colombianos. También según la SIIC, Kimberly, Carvajal y Scribe acordaron precios a cuadernos que usan en Colombia 9,5 millones de estudiantes; igualmente, la Superintendencia afirmó que en febrero de 2015 habría habido escasez de arroz porque un cartel arrocero lo estaría ocultando. Y esos son los carteles que conocemos, ¿y los que no? La realidad es que Colombia es un país de grandes carteles privados para hacerles pagar más a la gente.
Para terminar, la Contraloría determinó que los daños ambientales de la multinacional Emgesa en el Quimbo fueron de 350.000 millones ¿y qué pasó? Pues Emgesa sigue campante luego de haber generado 50.000 m3 de biomasa contaminante y desplazado 30.000 campesinos que se quedaron sin donde cultivar. La represa fue abierta luego de presiones del Gobierno, que decía que si no se hacía habrían serios daños ambientales. (¿?). Nuevamente los privados ganan y no pierden un peso. A propósito, ¿un familiar de Vargas Lleras está en Junta Directiva de Emgesa?
Pero ahora que lo pienso Reficar no es el peor escándalo de corrupción de nuestra historia. Nuestro mayor fiasco son los más de 300 billones de pesos (!!!) gastados durante 16 años en los gobiernos de Pastrana, Uribe y Santos para tener uno de uno de los Ejércitos más grandes de América que no logró derrotar a la guerrilla, pero si terminó matando 6.000 muchachos inocentes y mostrarlos como falsos positivos, y apoyando a los paramilitares para que hicieran miles de horrorosas masacres que convirtieron al país en una gran fosa común. Semejante millonada no acabó con la guerra pero sí fortaleció un DAS que terminó chuzando opositores, congresistas, periodistas y magistrados. ¿Si todo esto no es corrupción, entonces qué es?
¿Será que llegará un día en que el país se de cuenta que el problema de la corrupción se resume en una casta politiquera que lleva décadas robando descaradamente al Estado y que nosotros mismos los elegimos?
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