El Club de Prisioneros palestinos presentó una solicitud al Tribunal Supremo de Israel para trasladar a un hospital palestino al periodista preso Muhamed Al Qeiq, quien se encuentra en huelga de hambre y cuya vida corre peligro.
La Corte suspendió temporalmente la orden de detención administrativa (figura utilizada por Israel para detener a palestinos sin cargos, acusación ni juicio durante periodos de seis meses prorrogables indefinidamente), pero no le dejó en libertad, ya que sentenció que el recluso debía permanecer en el hospital israelí en el que está ingresado, en la ciudad norteña de Afula.
Al Qeiq, de 33 años, se negó a abandonar su protesta, al entender que esa decisión judicial no implica su liberación definitiva, sino solo una suspensión temporal y limitada de su arresto.
Amnistía Internacional calificó la decisión judicial de “un mero gesto diseñado para ofrecer la ilusión de libertad para lograr que Al Qeiq ponga fin a su huelga de hambre”.
El preso ha rechazado recibir atención médica, que aceptará sólo si es trasladado a un centro médico palestino, y ya ha perdido parte de la visión y la capacidad auditiva, apenas puede hablar, y se teme que en cualquier momento sufra un ataque al corazón.
La ONG Médicos por los Derechos Humanos Israel advirtió que “en cualquier momento se puede producir un deterioro rápido” de su situación, por lo que personal médico está presente a su lado 24 horas del día.
“El riesgo para su vida y su salud procede de la política de detención administrativa, que tiene como objetivo silenciarle. La responsabilidad por su vida, por tanto, no está en manos de sus médicos, sino de quienes pueden cancelar su detención”, señaló la organización palestina en un comunicado.
Al Qeiq inició la huelga días después de ser detenido el pasado 21 de noviembre, al considerar que su arresto es injusto y está motivado por su trabajo como periodista en la televisión saudí Al Majd y sus colaboraciones con cadenas cercanas a Hamás.
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