Por Gustavo Robles
El gobierno de Macri avanza según los que tenemos una visión ideológica de izquierda previmos. El anuncio del aumento de tarifas en el servicio de corriente eléctrica es una muestra de la bestialidad de la clase que representa el elenco que hoy administra la Argentina.
El ministro Aranguren, ex CEO de Shell, puede decir entonces sin que se le caiga la cara que “el que pagaba $13 pasará a pagar $71, pero si ahorra puede llegar a pagar $49”. Es decir, que el pobre, que pagaba $130 de luz, si se ilumina con una vela en lugar de encender alguna humilde bombita, tendrá que erogar $ 490, un 400% más que hasta ahora.
En promedio, el aumento de la tarifa eléctrica rondará el 500% para los habitantes del Área Metropolitana de Buenos Aires y Conurbano. Los canallas que hoy gobiernan nos quieren decir que ya no van a subsidiar “a los usuarios”, porque “las empresas así no hacen inversiones para mejorar el servicio, el aumento es necesario”.
La administración Cambiemos nos quiere hacer creer que el gobierno anterior nos daba la plata a los consumidores… un engaño miserable. La realidad es que el gobierno kirchnerista subsidiaba A LAS EMPRESAS en lo “formal”, para que la gente pagara menos y con ese subsidio realizaran inversiones que brillan por su ausencia desde hace años. Pero al no haber ningún tipo de control por parte de la gestión K, en los hechos, los recursos quedaban en los bolsillos de los empresarios.
Hoy el macrismo señala y encarcela a Milagro Sala por haberse quedado con la plata que Nación le entregaba para hacer obras. Tal vez sea verdad. Pero si ese es el criterio… ¿por qué no hace lo mismo con los directivos de Edesur y Edenor, que se quedaron con la plata de los subsidios en vez de hacer las obras que tenían que hacer?
La realidad es otra: la concepción del gobierno recién elegido por 13 millones de argentinos es ésta, la de hacerle pagar el desastre que produjeron las empresas y el gobierno anterior, al pueblo.
El pueblo sí se equivoca, evidentemente, aunque nos quieran hacer creer lo contrario.
Y se volvería a equivocar si creyera que la salida de esto que recién empieza es por el lado del kirchnerismo. La administración pingüina fue la que llevó a este presente: en vez de reestatizar las empresas de servicio y ponerlas en manos de los trabajadores, las subsidió con recursos del Estado ¿Y qué pasó? Los empresarios se quedaron con la plata y no hicieron las mejoras necesarias.
La solución, cada vez más evidentemente, está en las antípodas de lo que plantea la mayoría de los que votaron y vocean los medios hegemónicos: es que los trabajadores tomen el control de las empresas.
Habrá que apelar a la inteligencia para enfrentar a las bestias pardas que hoy gobiernan. Generar los espacios necesarios para canalizar la bronca que llegará muy temprano, por ejemplo, cuando empiecen a llegar las boletas de luz a los hogares.
Es posible que el helicóptero en el techo de la Rosada tenga que calentar motores más rápido de lo que muchos creímos.
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