El pasado jueves tuvo lugar la quinta audiencia, en donde todos los policías que no lo habían hecho se negaron a declarar y por ende, se leyeron sus declaraciones durante la instrucción. Resulta evidente su participación criminal durante el ataque, porque "estaban al servicio de los patoteros, los custodiaron, obviaron filmar lo que los comprometía al momento del ataque y los dejaron escapar".
El mismo comisario Ferreyra, quien estaba con la patota, reconoció que su esposa lo había llamado tras haberse enterado de los muertos y heridos en la protesta, pero que la tranquilizó y se fue para Constitución. Para el subcomisario Garay, de la comisaría 30ª, no cometieron delito. Eso respondió al preguntársele sobre la no intervención y la falta de detención de la patota.
Luego, fue el tiempo de los testigos. El compañero Nelson Aguirre, víctima del ataque y uno de los querellantes patrocinados por CORREPI y APEL, lo dijo claramente: "...en todo momento fuimos atacados, perseguidos, corridos y apuntados por la patota de la UF y hasta por la propia policía. La de la provincia que disparó con balas de goma minutos antes, la federal que despejó la zona para que ataquen los patoteros de la burocracia. En todo momento intentamos proteger a los compañeros más expuestos (mujeres, chicos y personas mayores) y fuimos sobrepasados por el ataque ya que apenas contábamos con unos palos para sostener el cordón de autodefensa. Tiraban a mansalva, direccionando hacia nuestros cuerpos, se escucharon varios disparos de diferentes veredas por las que venían los patoteros de la Unión Ferroviaria, me dieron dos tiros en las piernas... vi a Mariano agonizando y a Elsa sangrando en la cabeza..."
Las preguntas de los defensores no pudieron con él, pese a que pretendieron que reconociera que fue un enfrentamiento provocado por su grupo y no, una cacería. Ellos afirmaron que su delito fue organizar la protesta e intentar cortar las vías mediante la portación de palos y gomeras, y que ello "amerita los balazos criminales". La respuesta del compañero fue contundente: "nos tiraron de todos lados, nos mataron, tan solo por haber ido a apoyar a los trabajadores tercerizados".
Después de tres horas de interrogatorio, "con pasajes absurdos protagonizados por defensas insólitas", el Dr. Igounet, defensor del imputado Uño, deslizó "una teoría inadmisible sobre la violencia de los que protestan", para preguntarle al compañero acerca de lo que llevaba ese día en la mochila. La pregunta del defensor fue rechazada por impertinente.
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