"Seguimos exigiendo la aparición del cuerpo de Miguel" (Indymedia La Plata) El pasado miércoles 15 se realizó un acto en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP para conmemorar los 10 años de la As...

"Seguimos exigiendo la aparición del cuerpo de Miguel" (Indymedia La Plata)

El pasado miércoles 15 se realizó un acto en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP para conmemorar los 10 años de la Asociación Miguel Bru, la que se formó en la lucha por reconstruir la verdad sobre lo que pasó con Miguel, el joven estudiante de periodismo desaparecido en agosto de 1993 y que hoy trabaja acompañando a familiares de víctimas de crímenes de Estado. Por otro lado, el viernes pasado se realizó la 19° vigilia en la comisaría novena, lugar donde Miguel fue visto por última vez, para continuar exigiendo la aparición de su cuerpo.


Actos 19 aniversario Miguel Bru


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El caso de Miguel, así como el de Walter Bulacio, y el de Andrés Nuñez -el otro desaparecido en la incipiente democracia de principios de los ´90, cuyo cuerpo fue encontrado en 1995-, son “casos testigo”. El periodista Cristian Alarcón, cofundador de la AMBRU, afirmó que los mismos muestran “cómo funcionan las estructuras mafiosas e impunes en las instituciones policiales”.


En el acto del miércoles, Rosa Bru, mamá de Miguel, agradeció a sus compañeras y compañeros de la Asociación que trabajan “con tanta seriedad y ad honorem”. Además, recordó el juicio de 1999, cuando si bien se condenó a perpetua a los ex policías Walter Abrigo y Justo López, por su muerte y desaparición, y por encubrimiento al ex comisario Domingo Ojeda y al ex oficial Ramón Ceressetto, “en ningún momento en el fallo los jueces contemplaron la desaparición (…) Para mí no había bastado porque la expectativa mía era que alguien dijera dónde estaba Miguel”.


10 años “transformando cultura”


Estuvo presente el juez de la Corte Suprema de Justicia, Raúl Eugenio Zaffaroni, quien felicitó a la Asociación Miguel Bru por construir, día a día, el Estado de derecho. “El Estado de derecho no es, si no que se construye cotidianamente como resultado de una pugna, de contención y de pulsiones, porque todo estado de derecho tiene en sí mismo encerrado un enano, que es el estado de policía. El estado de derecho no es otra cosa que una coraza de contención que trata de encapsular a ese enano que se queda adentro, y que en la medida en que se debilita ese enano va perforando la contención y si puede la revienta”.


“Ese juego de pulsión y contrapulsión, hace que el estado de derecho sea dinámico y que haya que construirlo todos los días. La labor de contrarrestar ese debilitamiento es una labor que cuesta años, esfuerzo, porque cuesta modificar conductas y cultura”, explicó. Y agregó: “Eso que es tan difícil se va revirtiendo con comportamientos como el de ustedes, de las personas que han emprendido una tarea a partir de un crimen de Estado, y eso me emociona”.


Esa lucha por revertir la pulsión del “enano” tuvo distintas estapas. Primero fue la Comisión de Compañeros, Amigos y Familiares de Miguel Bru, que en 1993 tuvo que organizarse para reconstruir el relato de lo que había pasado con Miguel, pero también con el desafío de decirle a la ciudad de La Plata que esa policía, que entonces era “la mejor policía del mundo”, había desaparecido a un joven. En 2002, el trabajo que venían llevando adelante, acompañando a familiares de víctimas de crímenes de Estado, adquirió estructura en la Asociación Miguel Bru.




Cristián Alarcón relató la génesis de esa lucha: “En agosto todavía queríamos creer que Miguel se había colgado en algún lugar, que iba a tocar la puerta, que iba a aparecer en la Facultad o en alguna fiesta. Fue en septiembre cuando esa duda se transformó en una certeza de que algo había pasado con Miguel. Entonces sin querer nuestras casas se transformaron en los cuarteles generales, y empezamos a averiguar”. Era 1993, si bien ya existía el caso Nuñez “el concepto de maldita policía como concepto no existía, la policía era buena, era la mejor policía del mundo”.


“Y luego descubrimos que Miguel había presentado una denuncia en Fiscalía porque habían allanado ilegalmente su casa, lo que significó una causa penal. Esa denuncia significó que el caso adquiera verosimilitud, que tenga un motivo. Y fue terrible contárselo a Rosa”, describió el por entonces compañero de Miguel, de la Escuela Superior de Periodismo.


A partir de entonces, “teníamos que asumir que Miguel podía estar desaparecido. Esa semana nos marcó a fuego a todos, no volvimos a ser los mismos, no somos los mismos desde que se llevaron a Miguel. Nunca más el vacío nos va a habitar después de la desaparición de Miguel, porque ese vacío que quisieron dejar lo llenamos entre todos y entre todas”.


Lo que apasionaba Miguel era la música y tocar en su banda Chempes 69. “Ese ruido que produjo en esa casa lo convirtió en un blanco móvil”, sostuvo Alarcón. Y recordó cómo se trató de estigmatizar a Miguel para justificar su desaparición: “Para que sepan de qué se tratan los discursos del miedo, se acuerdan del reportaje de la revista Esto, donde se pintó a un Miguel Tanguito, “Tanguito Feroz”, y hablaba de las orgías que se hacían en la terraza de la casa, inspirados en Sir Vicius. El relato policial llego a un delirio tal, donde la estigmatización de Miguel trataba justificar su desaparición”.


Alarcón contó que lo que los salvó de “la confusión” que genera una desaparición fue la organización. Además, “cuando en una de las asambleas multitudinarias que se hacían en el Aula Magna de la Escuela de Periodismo en calle 44 encontramos la pregunta: '¿Dónde está Miguel?', el camino de la estrategia se allanó”.

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