Por Oswaldo Quispe
Este 1º de mayo, Día Internacional del Proletariado, es un día de reafirmación de que la clase es por principio y necesidad, solidaria; que conquista tareas urgentes y concretas, como fueron la jornada de 8 horas, la suba de los sueldos y jornales, la libertad sindical, la liberación de sus presos y que todas ellas se conquistaron con plan de lucha y organización. Sigue siendo necesario en este Día dar al proletariado de vanguardia un sentido realista de la historia, una voluntad heroica de creación y realización.
Que no basta el deseo de mejoramiento, el apetito de bienestar, las derrotas, los fracasos del proletariado europeo y liberal, tiene su origen en el reivindicalismo mediocre con que burócratas sindicales y blandos equipos parlamentarios cultivan en las masas una mentalidad Sancho Pancesca. Un proletario sin más ideal que la reducción de las horas de trabajo y un aumento de los centavos del salario, no será nunca capaz de una empresa histórica.
Así como hay que desprenderse del liberalismo revisionista, grosera tergiversación del ascenso de la lucha del proletariado, también debe despojarse de sentimientos e intereses negativos, destructores de la unidad de clase. El espíritu revolucionario es constructivo y debe afirmarse desprendiéndose de elementos disolventes y cohesivos.
La significación de los mártires de Chicago nos ha dejado este 1º de Mayo clasista:
1) La lucha del proletariado es decisiva y demanda sacrificio que arranca hitos.
2) Que la reacción burguesa pese al poder de dominio que llega al asesinato amparado por sus leyes no ha impedido la fuerza que con sacrificio la clase lucha por su liberación.
3) La solidaridad de clase es internacional y esta a la orden del día, dado que el sistema capitalista no tiene patria, es un sistema que se desparrama por el mundo.
4) La reaccionalizacion capitalista genera presos políticos que solo la solidaridad de clase sabe arrancar de las mazmorras a sus hijos y compañeros.
Además debemos estar claros que la praxis, la técnica clasista dependen de la corriente que domine en el seno de la organización gremial, social como sindical. Y no hay porque desconfiar del instinto de las mayorías. La masa sigue siempre a los espíritus creadores, realistas, seguros y heroicos. Los mejores prevalecen cuando saben ser verdaderamente los mejores.
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