Les recordamos que ese camino conduce a la desolación y la muerte, pero al final, señores fascistas y sus cómplices queda Stalingrado. Recuerden Stalingrado.
Por Raúl Antonio Capote
Cientos de muertos, heridos, mutilados, un país separado, en crisis, en guerra fratricida, fue el resultado de Maidan, fuerzas oscuras manejan los hilos de los acontecimientos y ponen al mundo al borde de una guerra devastadora. Ucrania ha sido la victima sacrificada por el poder imperial para lograr sus objetivos estratégicos.
Ucrania desde la caída de la URSS está ubicada entre los países menos transparentes del mundo, la organización Transparencia Internacional le otorga 26 puntos de los 100 que concede como máximo esa organización. Valeria Gontareva Directora del Banco Central de Ucrania, planteaba en una reciente entrevista a Rusia Today sobre la economía “En la Historia del país no hubo un periodo tan difícil desde la Segunda Guerra Mundial”
El sueño de integrarse a la Unión Europea, una de la principales causas de las manifestaciones en Maidan, puede convertirse en una larga pesadilla. El 16 de septiembre del 2014 se firmó un acuerdo comercial de asociación entre la RADA Ucraniana y el Parlamente Europeo, pero para ser miembro pleno, según el Presidente Petró Oleksíyovych Poroshenko, la nación no estará lista hasta el 2020.
El otrora granero mundial desde la caída del socialismo va cuesta abajo. Las actuales medidas propuestas por el Banco Mundial y aprobadas por el actual gobierno ucraniano pueden conducir al rico país agrícola a la quiebra de sus empresas y la total ruina de los ya empobrecidos campesinos.
Las grandes transnacionales agrícolas se afilan las uñas y los dientes, caerán con toda su fuerza sobre el campo ucraniano, destruyendo su base productiva, introduciendo el monocultivo intensivo, arruinando la productividad de sus tierras.
El Banco Mundial aprobó un préstamo de 17.500 millones de dólares que pudiera ampliarse hasta los 40.000 millones a cambio de profundas reformas muy impopulares; entre ellas, abandonar una importante serie de programas sociales de los que sobreviven de la era socialista.
El panorama es conocido, cierre de empresas “improductivas” (detrás de esa palabra se esconde la mayoría de las veces el cierre de la competencia), despido de miles de trabajadores, paquetes de ajuste cada vez más dramáticos, reducción drástico del presupuesto dedicado a la salud, la educación y la seguridad social.
Ninguno de los acuerdos establecidos en Maidan se ha cumplido. La economía empeora, el país se fragmenta, la corrupción sigue en pie. Ucrania no es miembro de la Unión Europea y para lograrlo tendrá que dejar la piel en el camino.
Lo que acontece hoy en Ucrania, no es el fruto de las protestas en Maidan, es consecuencia de un plan bien meditado, de una estrategia geopolítica mayor, donde se aprovechó, como está recomendado en la estrategia de las Revoluciones de Colores, el descontento popular para impulsar una agenda de intereses espurios. En Maidan, las potencias occidentales aliadas de los EE. UU. sacaron a la luz la peor herencia del fascismo en esa región: sus huestes violentas, racistas y serviles, con una historia pasada unida a los crímenes más horrendos de la Segunda Guerra Mundial, en un país destinado por la Alemania Nazi a ser colonia de esclavos, donde los que sobrevivieran al exterminio reservado para los habitantes del este de Europa trabajarían en condiciones infrahumanas en la producción de alimentos para el Imperio Milenario.
En Ucrania se aplicó la estrategia de los servicios especiales estadounidenses, en especial la CIA, no solo derribar un gobierno no acorde con los intereses de los EE. UU., sino para llevar adelante los planes hegemónicos en la región de este país, cercar a Rusia y recordarle a Europa quienes son los dueños del mundo.
La historia retrocedió 70 años como si ese país y sus habitantes hubieran entrado en una máquina del tiempo diabólica: las tropas hitlerianas ocupaban Kiev, se persigue a los comunistas y los judíos. La imagen del Hitler, a gran tamaño, fue colocada presidiendo la entrada de un edificio público, en homenaje al asesino de más de 20 millones de soviéticos, mientras bandas de nazis recorrían las calles armados de cadenas, garrotes, puñales, hachas, aterrorizando a la población.
Los judíos temen ser víctimas de las represalias de las fuerzas de la derecha fascista y huyen del país, otras minorías no escapan de la persecución y la muerte. Las “tropas de asalto” fascistas se lanzan a matar pro-rusos y rusos en el Este del país, han cometido cruentos actos de lesa humanidad, han masacrado civiles, el lenguaje del odio racista se impone.
Militantes fascistas han asaltado las sedes del Partido Comunista de Ucrania. Se queman libros, se destruyen monumentos, se persiguen y se matan comunistas. En muchas regiones se han prohibido las actividades y el uso de los símbolos del Partido Comunista.
De nuevo como en los años ' 30 la prensa capitalista hace silencio; de nuevo, los gobiernos europeos guardan silencio cómplice; de nuevo, el enemigo no es el fascismo, es Rusia. Dice un proverbio que los pueblos que olvidan su historia están condenados a vivirla de nuevo. Esperamos que los pueblos de Europa, recuerden lo que costó el mutismo y el precio que tuvieron que pagar por la complicidad de sus gobiernos con el fascismo.
Ahora hay una tregua, esperemos que la cordura, que la sensatez prime en Europa. En Ucrania se libra una gran batalla contra el fascismo. De triunfar las fuerzas oscuras, quedaría abierta la puerta de la opción fascista, nunca descartada, para la prevalencia del capitalismo en el siglo XXI. Les recuerdamos que ese camino conduce a la desolación y la muerte, pero al final, señores fascistas y sus cómplices queda Stalingrado. Recuerden Stalingrado.
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