Por Iroel Sánchez
Detrás del abstencionismo (12.287.414 millones para un 35.07 % de los electores y avanza con respecto a 2011), el Partido Popular ha sido la fuerza más votada en las elecciones municipales en el Reino de España con más de 6 millones de votos (27%), seguido del PSOE con 5 millones y medio de sufragios (25%).
Las resonancias del movimiento de los indignados y el 15M, captadas por Podemos hacia el centro izquierda y Ciudadanos hacia el centro derecha, han entrado en la escena política pero terminarán pactando en la mayoría de los escenarios con los partidos tradicionales y mayoritarios.
Interesante que en Galicia una coalición de fuerzas de izquierda y nacionalistas logró aislar al PSOE y el PP, alcanzando la victoria en varias importantes ciudades. En otros territorios las fuerzas que se proclaman antineoliberales tendrán que pactar con el PSOE de los banqueros, los ERES y los recortes sociales, para sacar de los gobiernos locales al Partido Popular, lo que muy probablemente las llevará a desgastes y fragmentaciones internas.
Así será en Madrid, donde una miembro del Patronato de la Fundación Alternativas -un tanque pensante del PSOE que hace muy poco daba consejos en El Nuevo Herald de Miami sobre cómo llevar a Cuba hacia el capitalismo y que también cuenta entre sus integrantes a barones neoliberales como Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero-, encabeza la coalición Ahora Madrid con un programa que promete detener las privatizaciones, garantizar la salud pública, dar agua y luz a quienes no pueden pagarla, paralizar los desahucios y ayudar a los desempleados.
El cambio más profundo parece haber llegado en Barcelona, donde una coalición emergida de la movilización social contra los desahucios y con una agenda frontalmente antineoliberal -Barcelona en Comú- ha logrado derrotar las aceitadas maquinarias del PSOE, el PP y el nacionalismo catalán de derechas. Su programa incluye parar los desahucios; alimentación escolar; garantía de acceso a luz, agua y gas; derecho universal a la salud; incentivos al transporte público; detener las privatizaciones y proteger a las familias pobres.
Parecieran programas electorales para vencer en una ciudad del Tercer Mundo pero es el de la victoria en la rutilante sede de las Olimpiadas de 1992 que nos regaló la inolvidable canción proveniente de las gargantas de Monserrat Caballlé y Freddy Mercury o la del Madrid que hace poco se postulaba a todo trapo para un evento similar.
En estas elecciones, los dos grandes partidos del neoliberalismo conservan el 52% de los sufragios y si se le suman otras fuerzas de filiación similar como Ciudadanos, muy probablemente lleven razón quienes predicen que el régimen político con sello PPSOE, que ha gobernado para las élites en la península ibérica durante décadas, conservará el poder en las elecciones generales de fines de este año.
La alcaldía de Barcelona muestra otra posibilidad: Frente al acoso mediático y los enormes recursos del orden establecido, una organización desde abajo, con liderazgo honesto, participativa y aterrizada en soluciones reales a los problemas sociales sembrados por el neoliberalismo, logró la victoria. (Publicado en CubAhora)
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