Por Matías Aldecoa
Los enemigos de la paz no lograron el propósito de acabar con los diálogos de La Habana; intención justificada en el previsible escalamiento de la guerra por los continuos operativos terrestres y los recientes bombardeos de la Fuerza Pública que provocaron el fin de la tregua unilateral de las FARC - EP.
En contravía de tales pretensiones se alzaron mayoritariamente voces sensatas que han abogado por restablecer la confianza entre los adversarios y hacer de la crisis una oportunidad para darle un nuevo impulso al proceso. Uno de los llamados más importantes a preservar "los avances logrados en la Mesa vino de parte de los países garantes de los diálogos, Cuba y Noruega, mediante una Declaración publicada el 27 de mayo en La Habana, Cuba".
"Nunca antes desde el inicio del conflicto armado los colombianos habían estado tan cerca de lograr la paz (...) El escalamiento de las acciones violentas también pone en riesgo las acciones prácticas que se han estado implementando para el desescalamiento del conflicto y el incremento de la confianza (...)Hacemos un llamado a las partes a que continúen sus esfuerzos para seguir avanzando en la discusión de las cuestiones pendientes, incluyendo la adopción de un acuerdo para el cese bilateral definitivo del fuego y las hostilidades", se lee en la Declaración.
Decisión y voluntad de las FARC - EP
En respuesta a lo dicho por los Garantes, el 28 de mayo la organización insurgente calificó de "muy importante" la exhortación de los gobiernos de Cuba y Noruega para que las partes continúen los esfuerzos por la concordia, "buscando, incluso, fórmulas que permitan llegar a un acuerdo de cese al fuego, bilateral y definitivo. La respuesta de las FARC es afirmativa".
Un día después, el 29 de mayo, el comandante en jefe de las FARC - EP, Timoleón Jiménez se pronunció expresando su preocupación por las nuevas realidades que amenazan la posibilidad de poner fin al conflicto armado colombiano. "Lo de hoy es, pues, un franco retroceso. La extrema derecha, con amplio eco en la gran prensa (...) disparó con todo su furor contra los avances alcanzados", apuntó.
Agregó el jefe máximo de las FARC - EP que la guerra tiene sus dinámicas cruentas y dolorosas. "Hablar de guerra es hablar de muertos, heridos, desmembrados, sin mencionar los terceros afectados, lo que parecen olvidar muchos de sus apologistas. Y eso vale para los dos bandos enfrentados. Hoy lloramos nuestros muertos, del mismo modo que lloran los suyos nuestros adversarios".
En otro momento las dos partes, FARC - EP y Gobierno, emitieron un comunicado conjunto informando sobre los avances del plan piloto de descontaminación del territorio de artefactos y restos explosivos. "Confiamos en que esta primera medida conjunta de desescalamiento permita en un tiempo prudencial llevar alivio a las comunidades más afectadas por el conflicto y avanzar hacia la solución de este", concluyeron.
Los pronunciamientos enunciados lograron despejar el mar de confusiones que aprovechaban quienes se lucran con la guerra. La respuesta madura y coherente de la organización insurgente resultó determinante.
Un ingrediente adicional que aporta positivamente a la Mesa es llegada a la delegación del Gobierno del señor Gonzalo Restrepo y la canciller María Ángela Holguín.
No obstante, la regla de negociar en medio de la confrontación es una auténtica "espada de Damocles" pendiendo sobre la cabeza del proceso de paz. Como expresó el comandante Timoleón Jiménez: "Si realmente queremos que esto marche hacia el éxito, debiéramos considerar con toda seriedad la posibilidad de pactar un armisticio, una tregua o un cese bilateral de fuegos, como se quiera llamarlo".
El país lo necesita y es la salida más justa, inteligente, civilizada y democrática.
Expectativas y temores en El Orejón
Después del pronunciamiento conjunto -FARC - EP y Gobierno- del 29 de mayo que informó de los avances del plan piloto de descontaminación de artefactos explosivos en la vereda El Orejón del municipio de Briceño, Antioquia, el comandante Pastor Alape integrante del Secretariado de la organización guerrillera, en rueda de prensa en el Palacio de las Convenciones afirmó que "si hay voluntad y firmeza (en el propósito de la paz) hay que recoger la esperanza del país para un acuerdo serio y duradero".
La continuidad del proyecto piloto de descontaminación, a pesar del recrudecimiento de los bombardeos oficiales en los que han caído alrededor de 40 guerrilleros, es una demostración de coherencia en la política de paz de las FARC - EP y de voluntad para persistir en ella. "Así han sido estos 51 años de guerra, entre golpes y satisfacciones, pero aquí estamos dispuestos a darlo todo porque se logre un acuerdo de paz provechoso para la Nación", apuntó.
En relación al proyecto también se manifestó Edilson Romaña el 30 de mayo, llevando la vocería de la delegación de las FARC - EP. El Comandante Romaña, que además integra el grupo de dirección de ese proyecto, dijo que el abandono estatal padecido por los habitantes de Briceño desde muchas décadas atrás ha implicado sacrificios enormes para la supervivencia de los pobladores. A lo anterior se suman la desestabilización social que suscitó el escalamiento de la guerra con intensidad de la actividad paramilitar que durante casi una década sembró el terror y el despojo a la población.
Al decir de los habitantes, la implementación del megaproyecto de HidroItuango "los privó de las aguas del río, de las posibilidades de pesca y minería artesanal para alimentarse y hacerse a algún recurso". Hay otros proyectos semejantes en la región, como Porce I, II, III y IV, y la futura represa del río Nechí que han significado y amenazan con mayor miseria para quienes habitan esa deprimida región.
Todos queremos la paz, pero los pobladores del municipio de Briceño distinguen dos tipos de paz: Una que les proporcione condiciones de vida dignas, haciendo de la agricultura una actividad productiva rentable y con garantías de sus derechos a salud, educación, vivienda y ambiente sano; es la paz que desean.
La otra paz es con la presencia de empresas multinacionales que construyen megaproyectos e inundan con agua las tierras, deterioran el medio ambiente, expulsan a los campesinos y saquean los recursos mineros y la biodiversidad con el respaldo violento del Ejército y los paramilitares.
"Si esa es la paz que nos van a traer, no la aceptamos", dijo una recolectora de alimentos. Y agregó: "¿será para eso que se muestra el Gobierno tan interesado en que no hayan explosivos en los territorios?"
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