No fuimos como periodistas, sino como militantes de una causa que cumplió 7 años. En realidad fuimos a ver y escuchar lo que sucedía en la Plaza Luciano Arruga durante ese sábado en el cual el clima nos permitió estar allí. Sabíamos que otros medios comunitarios, alternativos y populares iban a cubrir esta jornada teñida de dolores y de recuerdos.
Recorrimos el enorme césped y nos encontramos con nuevos y viejos militantes por los Derechos Humanos. Una enorme feria rodeaba la simple mesa donde familiares y amigos de las víctimas del gatillo fácil y la represión institucional iban desgranando sus experiencias, sus dolores y sus pedidos de justicia. El arte estuvo presente, con pinturas de bancos y de paredes para recordarnos que Luciano está presente, que está vivo entre nosotras y nosotros.
Escuchamos y comprobamos que los casos de represión contra los jóvenes de los barrios continúan siendo moneda corriente. Cada palabra, cada lágrima y cada vivencia se iba reflejando a lo largo de la tarde. Si bien no llegamos temprano y nos perdimos la murga, el carnaval también se hizo presente. Entre el dolor y el recuerdo iban pasando las horas. Familiares y amigos de víctimas que se acercaban para dar a conocer sus experiencias y pedidos de ayuda, extendiendo la mesa a un horario mayor al previsto.
Como si fuese ayer, recordábamos aquel mail que nos daba esa noticia que no queríamos leer. Y desde allí comenzamos a acompañar esa búsqueda incesante llevada a cabo por Vanesa, su hermana y por Mónica, su madre. El dolor de aquel 17 de octubre nos quebró, pero seguimos adelante. Ahora queda desentrañar la verdad de lo ocurrido y esclarecer las responsabilidades intelectuales, materiales y políticas que rodearon a la desaparición, asesinato y aparición de Luciano.
Militamos por la vida contra la muerte, parafraseando a Vicente Zito Lema. Cuando pudimos, pusimos el cuerpo pues el alma siempre estuvo con ese negrito villero que se negó a robar para la policía. No podíamos estar ausentes en una jornada tan particular que cerró Nora Cortiñas con sus certeras palabras.
Solamente necesitábamos abrazar a Vanesa como símbolo de nuestra solidaridad y apoyo permanente. Nos quedamos con las ganas de abrazarla a Mónica. A veces, es bueno dejar lo periodístico y hacer fluir nuestra humanidad. Escuchar, sentir, llorar y dar aliento a quienes no tienen los medios para pedir justicia. Porque el Poder Judicial y el derecho es el arma de la burguesía contra los pobres, y lo sabemos muy bien cuando se trata de delitos cometidos por quienes solamente visten un uniforme para demostrar que tienen el poder de hacer lo que quieren.
Fuimos como militantes y volveremos a estar cuando sea necesario -y podamos estar con nuestros cuerpos débiles- para continuar la lucha contra la impunidad. Pero sabemos que, más temprano que tarde, habrá luz en este túnel oscuro que rodea a la familia y amigos de ese joven desaparecido el 31 de enero de 2009 y encontrado ese 17 de octubre de 2014. Sin embargo, tal como lo han dicho quienes dieron a conocer lo que pasó con sus familiares y amigos, es necesaria una unidad para la lucha, una organización que les permita tener fuerza para enfrentar a un poder que parece intocable.
Caía la noche y nosotros ya estábamos cansados. Un compañero nos acercó con su auto. Mientras tanto, seguíamos pensando entre el dolor y el recuerdo de Luciano y de todas y todos los Lucianos que conocemos y que vamos a conocer de la mano de esta derecha que no reconoce límite alguno.
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