Los recuerdos fluyen. Caminan con pasos largos y no paran. Son palabras, imágenes y sonidos que quedan en nuestro corazón. Pero son del pueblo, aunque quieran manipularlo para su propio beneficio. Así pasó el pasado 24 de marzo, con una marchita del centro - izquierda que se arrimó antes que la kirchnerista y más tarde, la masiva columna del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Hoy, quienes somos de la generación del ' 63 del siglo pasado, no nos olvidamos que muchos compañeros fueron enviados al horror de una guerra por una dictadura genocida que buscaba perpetuarse en el poder, pese a las movilizaciones populares que se iban llevando a cabo para desmentir ese dicho conocido "que las urnas estaban bien guardadas". Y pocos recuerdan la movilización del 30 de marzo de 1982, donde los trabajadores salieron a la calle con la consigna "Paz, pan y trabajo", que fuera organizada por la CGT de Saúl Ubaldini.
De marcha en marcha
El 24 comenzó con una marcha organizada por Resumen Latinoamericano y otras organizaciones de centro - izquierda, bajo el pretexto de unir las luchas, pero más cerca del kirchnerismo en lugar de unirse a la del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Al igual que los organismos históricos de Derechos Humanos, olvidaron la historia de las marchas iniciadas en 1996 para conmemorar el día del inicio de la mayor tragedia argentina del siglo XX. No nos puede extrañar este tipo de marchas manipuladas que le hacen el juego al pacto macrista - kirchnerista que nos entregó a los fondos buitre, avalando también los despidos masivos y los tarifazos.
La memoria es del pueblo y no merece ser manchada por las ambiciones políticas y la acumulación de poder popular. La unidad y la unión no son lo mismo. Parece ser que lo único posible -el tan mentado posibilismo- es acercarse al kirchnerismo que, dicho sea de paso, está más cerca de diluirse en medio de pactos con ese oficialismo de las transnacionales para luchar contra las medidas impopulares que ha impuesto. Son los mismos que han criticado el voto en blanco e impugnado y la ausencia en las últimas elecciones, convocando a votar a un candidato que iba a hacer exactamente lo mismo que hoy vivimos. La verdadera unión está con los trabajadores y el pueblo, con los que están sufriendo otra vez la desocupación y los que caerán nuevamente en la miseria y la indigencia.
Tal vez, deberían preguntarse si realmente son de izquierda porque olvidaron que las y los kirchneristas forman parte de la burguesía al igual que los macristas. No eran distintos. Son iguales en sus concepciones, con los lógicos matices entre unos y otros. Y no se dieron cuenta que, en realidad, es toda una farsa para que el trabajo sucio fuese realizado por la ceocracia de Macri y así todo se transforma en tragedia anunciada para, como hemos sostenido, el regreso de la reina de El Calafate.
Si bien respetamos a Madres y Abuelas, parece que olvidaron quien es el principal responsable de las violaciones a los Derechos Humanos: el Estado. Los organismos históricos prefirieron un lugar en la ESMA, un subsidio o compartir sueños, resignando la lucha de tantos años. Pero eso no nos extraña. Creyeron que el kirchnerismo iba a ser la fuerza que iba a terminar con los cimientos de la dictadura genocida. Pero se equivocaron y entraron en la cooptación que les ofrecieron en el 2006, abandonando el histórico lugar de lucha fundado por Adriana Calvo.
Los que seguimos en la lucha, más allá de nuestras diferencias lógicas con el trotskismo -que se autotitula izquierda-, fuimos en esa columna compacta que fue obstaculizada por quienes estaban en la marcha anterior. La soberbia al palo de quienes la organizaron fue lo que llevó a que la marcha del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia tuviera que desviar su ruta para ingresar a la Plaza de Mayo por la Diagonal Sáenz Peña. Pero igual entró e hizo su acto como todos los años porque la histórica Plaza no tiene dueño: es de todas y todos los argentinos. No tiene identificación político - partidaria. No es solamente kirchnerista, comunista o marxista. Es del pueblo.
No obstante, no podemos dejar de reconocer el rechazo hacia la visita del Presidente Obama que, desde luego, no deja de ser una mera casualidad sino un acto premeditado, como bien afirmara Carlos Lordkipanidse, presidente de la Asociación de Ex - Detenidos - Desaparecidos (AEDD), en la entrevista que le realizara Andrés Sarlengo. Fue algo unánime que no puede ser refutado.
"Divide y reinarás" afirmaba Maquiavelo en su obra "El Príncipe". Es una de las formas de ejercer el poder. Pero también es algo muy argentino, como lo señaló la misma Aleida Guevara, la hija del Che, en un acto realizado en la Unión Cultural Armenia con motivo de la presentación del documental "Gan - Gan": ¡ Qué facilidad que tienen los argentinos para dividirse !. Lo hizo el kirchnerismo y los disfrutan los globos amarillos.
Muchas personas para conmemorar los 40 años del golpe genocida, aunque puede advertirse la enorme diferencia de concepciones acerca de la lucha. Y la burguesía está muy contenta y feliz con esta división. Porque sabe que así está segura y que no van a sacarles sus privilegios de clase. Sin embargo, lo que se viene puede ser un regreso al horror del 2001. Los que ganaron en los últimos 12 años pueden perder lo obtenido y los que perdieron, quedarán aún más sumergidos.
Hace 34 años
La dictadura genocida, como afirmáramos antes, pretendió quedarse en el poder. No se le ocurrió mejor idea que exaltar el patriotismo al devenirlo en chauvinismo. ¡ Estamos ganando !, decía Gómez Fuentes en el noticiero de Canal 7. ¡ Cuánta mentira ! ¡ Cuánta hipocresía ! ¡ Cuántos pibes del interior de nuestro país cayeron en Malvinas por esa locura de los genocidas !.
Se pretendió dar un golpe de efecto, después de la marcha de los trabajadores llevada a cabo el 30 de marzo de 1982, pero no resultó. Todo terminó el 14 de junio y un regreso a escondidas de aquellos que lograron sobrevivir a esa guerra imposible.
Pero el Estado se olvidó de ellos. Ya hemos perdido la cuenta de quienes han adquirido algún tipo de discapacidad por las lesiones físicas y psíquicas de la guerra. ¡ Cuántos se han suicidado porque quedaron en soledad con sus recuerdos !. Fueron olvidados. No basta una medalla o un diploma. Pero tampoco podemos olvidar que fueron enviados por la fuerza del famoso Servicio Militar Obligatorio. Sin dudas, es otro crimen de lesa humanidad de esa dictadura, a la cual no le importó la vida de los pibes. Eso eran. Pibes de 18 años, malnutridos y con armas que no les servían para nada.
Desde 1983 a la actualidad, poco y nada se ha hecho. Apenas, algunas pensiones y muy poca asistencia médica. Algún homenaje tardío. Y demasiado olvido que, por supuesto, fue provocado por la burguesía para que no se note el error genocida.
Nosotros no olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos porque la vivimos. Y estamos hartos de esa hipocresía que nos rodea. Pero alguna vez habrá que pasar a la ofensiva, con un mínimo de acuerdos, para romper el círculo vicioso que impuso el imperialismo yanqui. Es hora de hacerlo por los 30.000 y por esos pibes que cayeron en nuestras islas que desprecia Mauricio Macri...
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