Por Iroel Sánchez
En abril de 2011 la ciudad de Panamá fue sede de un misterioso evento que, con el título de Think Cuba, proclamaba concertar una “Fuerza de Tarea Internacional” para el uso de Internet en la estrategia de “cambio de régimen” que financia Estados Unidos en Cuba.
El periodista estadounidense Tracey Eaton -especializado en el uso de los fondos que Washington dedica a implemetar su política en Cuba- dejó claro el carácter conspirativo de aquel evento en su respuesta a una pregunta que le hice meses después:
“La cumbre {think} Cuba iba a tener lugar en el Inter Continental Miramar Panamá hotel el 25 - 29 de abril en 2011.
“Fui al hotel esa semana para tratar de obtener más información sobre el evento, pero los empleados del hotel me dijeron que no sabían nada al respecto. Un empleado me dijo el 28 de abril: “Es muy extraño. La gente ha estado preguntando por el evento durante toda la semana.”
“El sitio web de {think} Cuba describió el evento como: “Una cumbre élite de líderes de movimientos para apoyar el activismo cubano y fortalecer sus habilidades individuales, ya que forman un consorcio unidos por el desarrollo positivo de Cuba y de nuestro mundo.”
“La organizadora del evento, Stephanie Rudat, fue catalogada como co-fundadora de la Alianza de Movimientos de la Juventud, que recibió $ 225.690 dólares en fondos del Departamento de Estado para reunir a un grupo de activistas y empresarios en la ciudad de México el 14 - 16 de octubre en 2009.
“Rudat no respondió a mi solicitud para que revelera si su organización habia recibido fondos del gobierno de EE. UU. para pagar -o ayudar a pagar- la cumbre {think} Cuba.
“No está claro para mi cuándo o dónde tuvo lugar el evento. Colaboradores del evento publicaron tweets a mediados de abril que parecían mostrar que el evento estaba en marcha, pero quizás en ese momento no eran más que la selección de los participantes.
“Ciertamente, es posible que la cumbre procediera de acuerdo al plan en el Intercontinental, y les dijeran a los empleados del hotel que no hablaran sobre el evento. O la reunión podría haber sido trasladada a otro lugar.
““¿Quién sabe?”, Reinaldo Calviac, embajador de Cuba en Panamá, me dijo: “Hasta ahora ha sido un evento clandestino”.”
En marzo de 2012, la ultraconservadora Heritage Foudation fue sede de otro evento, este organizado por Google Ideas, para compartir “ideas de cómo Internet puede contribuir al deseado progreso de Cuba”. Según el sitio web de la Heritage Foundation, allí estaban el “honorable” senador Marco Rubio, el director del Buró de Transmisiones hacia Cuba, Carlos García Pérez, Mauricio Claver-Carone (Director del U.S.-Cuba Democracy PAC), Daniel Fisk (Vicepresidente de Planificación Política y Estratégica del International Republican Institute), Carlos Saladrigas (Copresidente del Cuba Study Group), y el ex Subsecretario de Estado Roger Noriega. El “progreso de Cuba” se entiende cuando se lee un artículo de Julian Assange sobre el papel de Jared Cohen -director de Google Ideas y coordinador del evento en la Heritage Foudation- en hacer lo que “la CIA no puede hacer” como “eficaz director de cambio de régimen de Google” y “canalización del Departamento de Estado en Silicon Valley”. Una semana depués, Saladrigas viajaba a La Habana para dictar una conferencia invitado por la revista Espacio Laical y se reunía con Yoani Sánchez, conocida por sus vínculos con la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba y devenida fetiche mediático de la estrategia de Washington contra la Isla en Internet.
En junio de 2012 se desarrolló en La Habana, con presencia de Yoani y diplomáticos estadounidenses, un evento denominado Festival Clic, al tiempo que Google restringía aún más sus servicios disponibles para Cuba como parte de la política de bloqueo de EE.UU. En el mismo mes el diario El Nuevo Herald publicaba la carta con que el Departamento de Estado certificaba los veinte millones dedicados a financiar su estrategia de “cambio de régimen”, enfatizando que el programa “democracia digital” para estimular el uso de “tecnología innovadora” era el que mayor cantidad de fondos recibía con cuatro millones de dólares.
La demanda crea la oferta, es una ley del mercado, y si hay millones, pues aparecen los eventos. El ¿último? de ellos es uno organizado en Miami con el nombre de “Hackathon for Cuba” por “Raíces de Esperanza”, una entidad que tiene un largo historial en la guerra mediática y tecnológica de EE. UU. y cuya colaboración con las también financiadas por Washington “Damas de blanco” la señora Rudat ha puesto como ejemplo de lo que se puede hacer “to penetrate” en Cuba. Un Hackathon suele ser un evento de activistas voluntarios aunque en este parece que corre el dinero.
Según una información de la agencia EFE, el Hackcathon de Miami -donde, por supuesto estará la adinerada Yoani Sánchez- “busca con esta iniciativa cerrar la brecha tecnológica que sufren los cubanos” pero no se dirá ni se hará nada contra el bloqueo que multa y persigue a las empresas que venden tecnología a Cuba y censura el acceso de los cubanos a sitios y servicios disponibles en la Red desde cualquier otro país. A pesar de ello, la brecha se cierra un poco, pero no por el Hackathon de Miami, ETECSA -el operador estatal cubano de telecomunicaciones- acaba de anunciar la ampliación de los servicios de Internet en la Isla para el segundo semestre de este año.
Un objetivo que proclama este evento es crear redes para evadir el control del gobierno cubano sobre el acceso a Internet en la Isla, algo en lo que ya EE. UU. fracasó con “contratistas” como Alan Gross y que utilizarían en situaciones similares a las que funcionarios del Departamento de Estado contribuyeron en Siria y Libia, según ha publicado la revista Foreing Policy.
Pero el precedente que sienta el Hackathon de Miami -una payasada para justificar el gasto del dinero asignado por el Congreso norteamericano- es muy peligroso para Estados Unidos. De pronto, cualquier país puede sentirse en el derecho de organizar un evento con hackers de verdad para aprender a evadir el odiado control de la NSA sobre el acceso a Internet de los ciudadanos norteamericanos y de todo el mundo, e invitar a gente como Edward Snowden y Julian Assange para que los enseñen a saltarse la censura, la vigilancia y los controles que Washington impone en la Red, incluyendo el bloqueo de cientos de sitios cubanos o relacionados con Cuba, como ha denunciado The New York Times.
Ya ocurrió con los secuestros de aviones -también en su época aplaudidos desde el Sur de la Florida- que el aliento a una actividad ilegal en contra de Cuba terminó afectando gravemente los intereses estadounidenses. Más que a la isla caribeña, la conspiración de estos días en Miami amenaza a EE. UU. No es Cuba, sino el país del Norte el villano para muchos en Internet y debería tener más cuidado en alentar la ilegalidad que, como Frankenstein, puede volverse en su contra.
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