El campesino Luis Ernesto Mejia enseña los tomatos quemados
por el pesticida glisofato en el municipio de Calamar
Plan Colombia fue no solo un plan de guerra contrainsurgente, sino también una guerra de ecocidia con millones de campesinos colombianos como víctimas
Según se ha filtrado por algunos medios “indiscretos”, la “comitiva de grandes personalidades” colombianas que acompañarán al presidente JM Santos en su viaje a Washington, a conmemorar los 15 años del Plan Colombia es una nómina frondosa de (250) doscientas cincuenta personas, quienes viajan en dos aviones y se hospedarán en tres hoteles 5 estrellas de Washington. Todo a costillas del erario público o dineros de los arruinados contribuyentes colombianos de a pie quienes son los que pagan el IVA. Los ricos no pagan impuestos en Colombia. Para ellos hay reformas tributarias excepcionales.
Viajan con el presidente, la familia presidencial con su delfín Martín; la primera dama, María Clemencia Rodríguez y su hermano Mauricio Rodríguez. Las nueve personas que se ocupan de su atención personal: Un médico, una fisioterapeuta, más cinco hombres de su seguridad y dos del servicio secreto colombiano como guardaespaldas, pues no se confía en la seguridad que brinda el Gobierno USA, y el temor de sufrir un atentado letal en EE. UU. es muy alto.
Inexplicablemente, no va en la comitiva el sobrino del presidente y director de la revista Semana, debió haber viajado por cuenta propia; pero van los demás representantes del oligopolio mediático contrainsurgente colombiano: Gonzalo Córdoba, presidente de Caracol TV; Fidel Cano, director del El Espectador; Juan Roberto Vargas, de Caracol TV; tres medios propiedad de la familia Santo Domingo. Además, Fernando Quijano, director del diario La República; el director de La W, Julio Sánchez Cristo y la periodista Camila Zuluaga.
Tres cogollos del neoliberalismo privado de nuevo tipo: César Caicedo, presidente Colombina; Harold Eder, del grupo Manuelita; Miguel Cortes, del grupo Bolívar; el veterano Christian Daes, el presidente de Tecnoglass, junto con los presidentes de las dos empresas de azúcar vallecaucanas, que se suman a los cogollos del neoliberalismo oficial de viejo tipo como el Presidente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry y la Presidenta de Proexport, María Claudia Lacouture.
Así mismo tres de los generales de las gigantescas FF. MM. colombianas, reconocidos militaristas y beneficiarios directos de las “bondades financieras” del Plan Colombia: los generales Fredy Padilla de León, Roso José Serrano, Óscar Naranjo, Jorge Enrique Mora y su señora Olga Oviedo; junto al Director de la Policía, Rodolfo Palomino.
No importan los cuestionamientos sobre violaciones a los derechos humanos que se les hayan hecho a estos generales, reconocidas ONG´s estadounidenses e internacionales defensoras de DD. HH. o las denuncias por acoso sexual de la comunidad del anillo que siguen impunes. No. Lo importante es mostrar “mediáticamente” al mundo quien gobierna de facto y para eso, la inflada nómina de periodistas pre pago y directores del oligopolio mediático contrainsurgente colombiano. Mostrar quien tiene el poder para comprometer al país, su economía, sus fuerzas militares y su futuro a los intereses imperiales de los EE. UU. (ver http://www.rcnradio.com/nacional/ee-uu-pondria-condiciones-segundo-plan-colombia-madeleine-albright/)
No podían faltar los grandes burócratas que rodean al presidente Santos: la “canciller” Holguín; el ministro de Defensa, Villegas, con su esposa; la ministra de Comercio; las ministras consejeras Lorena Gutiérrez, de comunicaciones; Pilar Calderón, del Interior Cristo; el secretario privado del presidente, Enrique Riveira, y el infaltable ministro para el post-conflicto, Rafael Pardo. (Ver lista completa aquí http://www.las2orillas.co/wp-content/uploads/2016/02/invitados-santosok.pdf)
Sin embargo, ANNCOL llama la atención: No es el problema de los costosos viáticos que demanda tal movilización lo que mueve nuestra crítica, como lo está señalando el oportunista Uribe Vélez.
Es el compromiso ineludible que va a hacer el presidente de todos los colombianos ante el gobierno de los EE. UU. para profundizar la dependencia a sus intereses imperialistas y para empeñar el futuro de los colombianos, y no para comprometer al gobierno de los EE. UU., actor principal y responsable directo de la terrible y prolongada guerra contrainsurgente librada en Colombia, para que ayude, repare e indemnice a los millones de víctimas de esa trágica guerra, para que ayude a recuperar los millones de hectáreas que quemó, como en Vietnam, con su “agente naranja" o Glifosato, y para que ayude a financiar generosamente y sin las onerosas condiciones de que habla la señora Albright, antes citada, la etapa de transición social y política que se abrirá tras la firma de los acuerdos de paz de La Habana.
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