El hambre es más fuerte...

El hambre es más fuerte...





Por el Prof. Juan Carlos Sánchez

Bariloche, Rosario, Santa Fé, San Fernando y otras localidades del país se vieron sacudidas por saqueos a supermercados y comercios minoristas durante estos días, dando cuenta de los límites del modelo kirchnerista y de la reproducción de los modos de dominación del sistema capitalista.

No fue casualidad. Tampoco puede afirmarse que fueron hechos organizados en forma sistemática, pero el recuerdo de lo acontecido en el 2001 sobrevoló a nivel mediático y social. Sin embargo, desde el oficialismo se alimentan las dudas acerca de la espontaneidad mediante acusaciones a la CGT moyanista y a la CTA michelista, mientras ambas organizaciones desmentían las adjetivaciones de Juan Manuel Abal Medina, Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación.

La nueva cadena nacional, sin dudas, volvió a echar leña al fuego demostrando que la única solución es la represión, en lugar de atender las problemáticas sociales concretas que están muy lejos de solucionarse a pesar de la mentada "ampliación de derechos", de la cual se ufana el Gobierno Nacional.

Los multimedios; en particular, los opositores a la actual gestión, solamente se preocuparon en reafirmar su adhesión al precepto de la propiedad privada y a resaltar "los televisores, LCD y otros artículos electrónicos", en lugar de indagar acerca de la realidad social en cada uno de los lugares donde tuvieron lugar estas acciones.

Ni el kirchnerismo ni la oposición pusieron su mirada en un flagelo que sigue en aumento: el hambre. Y es un crimen. Con premeditación y alevosía. Que se sigue cometiendo en el país de los granos y de la carne, mientras se expande generosamente la patria sojera en detrimento de campesinos y de los pueblos originarios.

La inminente llegada de las fiestas de fin de año hacían previsible un reclamo popular por alimentos. El mismo Intendente de Bariloche había afirmado que se estaban previendo saqueos. Del mismo modo, la policía rosarina advertía de lo mismo a los comerciantes.

Esa previsibilidad debería haber puesto en ejecución a las áreas de Acción Social a nivel nacional, provincial y municipal. No fue así. Tan sólo se limitaron a sugerir la entrega de bolsones de alimentos a los supermercados, con el lógico y conocido rechazo.

Sin embargo, pretender caracterizar lo ocurrido como un calco del 19 y 20 está muy alejado de lo que ocurrió el 20 y 21, al igual que en días posteriores, porque la coyuntura es harto diferente de aquella existente hace 11 años atrás. No obstante, las bases estructurales que llevan al hambre siguen más vigentes que nunca porque fueron impuestas el 2 de abril de 1976, a sangre y fuego, por Martínez de Hoz. Y no se advierte que ello fuese modificado. Tan sólo se produjo un maquillaje del neoliberalismo desde 2003, destinado a construir una imagen distinta desde lo discursivo y lo multimedial porque el capitalismo, y vale la pena recordarlo, tiene como punto de partida la existencia de pobres e indigentes, y el hambre como uno de sus claros síntomas a nivel social.

Tres ejemplos notables de lo ocurrido nos pueden dar una idea de lo que pasó y de lo que puede suceder...

Bariloche: Una desigualdad añeja.

Lo ocurrido en 2010 fue producto de la existencia de una Bariloche turística y de otra, en la cual el barro de la miseria y de la indigencia es común. Las sucesivas gobernaciones rionegrinas e intendencias barilochenses prefirieron mirar para otro lado. Pero la indiferencia viene desde hace años, convertido en un ritual de la clase política provincial.

Hay pobreza e indigencia en El Alto. Una realidad que pudo conocerse tras la muerte de Diego Bonefoi, Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas. Dos años después, la subsistencia de lo desigual llevó al saqueo del principal supermercado barilochense.

El hambre pega fuerte en esa zona de la periferia barilochense. Escasas oportunidades de trabajo que se reducen aún más, cuando dan a conocer su domicilio en las solicitudes de empleo y el prejuicio de clase existente en una ciudad que piensa en altos, rubios y de ojos celestes...

Rosario: Del hambre al narcotráfico.

La periferia rosarina está llena de pobres y de indigentes. También, de droga y sus mercaderes. La complicidad política, policial y judicial con el narcotráfico es evidente. Un Jefe de Policía sindicado como "protector" de los dealers. Y una absoluta falta de respuestas a los reclamos populares, desde el asesinato de Jere, Mono y Patón, jóvenes militantes del Frente Popular Darío Santillán, en el Barrio Moreno, mientras los narcos continúan su actividad sin límite alguno.

Y es conocida la relación entre pobreza y droga. Los narcos suelen utilizar a los jóvenes pobres para ser "mulas" u obligarlos a trabajar para ellos. La falta de políticas sociales es la que provoca que ello sea moneda corriente y se transforme en el único recurso, la mayoría de las veces, que poseen para hacerse unos pesos.

El binnerismo, antes y el bonfattismo, después, no quisieron hacerse cargo de una realidad candente. Menos aún, la Intendencia de Rosario. La alianza con los sectores oligárquicos es vital para ellos, en un socialismo de pacotilla.

Cabín 9, 27 de Febrero y otras barriadas populares continúan siendo el nido del hambre. Cuatro muertos fue el saldo de la represión, de la protección al capital por parte de la policía rosarina, mientras analizan las "ayudas" a los comerciantes afectados que, una vez más, tienen miedo que vuelvan los saqueos.

Sin embargo, no se escuchó ni leyó una ayuda concreta para la pobreza y la indigencia. Antes bien, la indiferencia dominó a la clase política santafesina porque, no olvidemos, también hubo saqueos en Villa Gobernador Gálvez y otras localidades de la provincia.

San Fernando: Desigualdad extrema

No va a ser la primera vez que la pobreza invada a esta localidad bonaerense. En el intento de pararlo, el Municipio de San Isidro pretendió hacer un muro, en 2009, para "proteger" a los vecinos de La Horqueta.

El Intendente Andreotti sostuvo la existencia de "activistas políticos". Pero el hambre no espera. Está presente en la sociedad sanfernandina desde hace tiempo, a punto tal que todavía subsisten los niveles de la década del ' 90.

Y no podemos olvidar que conviven la extrema pobreza con la extrema riqueza. Ello incrementa aún más las tensiones socioeconómicas y las relaciones de dominación existentes, donde la desigualdad marca a fuego los sueños e ilusiones de las barriadas populares.

Pero la Intendencia sigue sosteniendo que "no hay hambre" en San Fernando...

Indiferencia y desigualdad.

Una clase política que se niega a ver la realidad y una profunda ausencia de "noble igualdad", al decir de Osvaldo Bayer son los sinónimos entre estas tres localidades. Oficialismo y oposición se dan la mano para perpetuar los privilegios de clase en forma sustantiva, como tampoco observan otros saqueos de la mano de la megaminería y de los agronegocios.

La alianza estratégica del Gobierno Nacional con Monsanto y Barrick Gold está indicando que el modelo neodesarrollista, llevado a cabo desde 2003, necesita una nueva acumulación de capital. Pero el hambre es más fuerte. Los reclamos de igualdad brotan. Y la represión continúa.

Por otra parte, asistimos a un realineamiento de los gobiernos provinciales con las oligarquías terratenientes que, a la vez, implican un fuerte condicionamiento a las políticas sociales. Nada nuevo bajo el sol, cuando todavía están impunes los responsables civiles de la última dictadura cívico - militar.

Si la dictadura del ' 76 sentó las bases económicas para la actual superestructura y ello luego fue continuado y reproducido en democracia, son éstas las que llevan a la pobreza e indigencia que no mide el INDEC, en el medio del hambre que, sin dudas, sufren miles de argentinas y argentinos.

En la medida que no sean removidas, subsistirá la rebelión alimentaria. Pero también la lucha popular por otro mundo que merezca ser vivido.

El hambre es más fuerte. Los únicos autores intelectuales de los saqueos son los gobernantes que siguen ignorando este flagelo. Que es un crimen. Y que continúa impune...